Actualidad Internacional

El señor de los dólares promete explicar todo

“Me interesa mucho todo esto, tratar de explicarlo”, afirmó ayer a La Nacion Alejandro Antonini Wilson, el empresario venezolano de los polémicos 800.000 dólares.

La situación resulta extraña: él dice que está en Buenos Aires; el gobierno argentino, que se fue a Uruguay, y su abogado argentino, que está en Miami. Este corresponsal pudo hablar con él por teléfono, desde la garita de seguridad en la entrada del Ocean Club, el exclusivo barrio cerrado en el que vive con su familia, a 25 minutos del centro de Miami.

–¿Cómo que está en Buenos Aires? Allá se informó que usted está en Montevideo.

–Mire, los abogados están arreglando todo esto… Estoy con ellos en este momento, y mi teléfono celular lo tengo transferido a Buenos Aires. No sé qué más decirle…

Su voz suena más a la de un hombre sorprendido por lo que está viviendo que a la de quien se siente en control de la situación. A lo largo de la conversación repite tres veces que quiere explicar todo y promete que se contactará otra vez con este corresponsal en cuanto llegue a Estados Unidos.

¿Cuándo? “Yo llego de Buenos Aires el fin de semana, creo. Si quiere, hablamos el lunes. Yo lo llamo: le doy mi palabra.

En los minutos que siguieron a la conversación con Antonini, LA NACION contactó al ministro del Interior, Aníbal Fernández. Reafirmó que Antonini había salido de Buenos Aires el martes, con destino a Montevideo, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas: «Me consta que salió de Buenos Aires», aseveró.

Lo notable es que los abogados del propio Antonini dicen que el hombre de la valija ya está en Miami. El letrado argentino Guillermo Draletti dijo anoche a LA NACION que fue contactado para preparar su defensa, que en las próximas horas se nombrará un estudio jurídico que lo represente para presentarse en la causa judicial y que Antonini «está en Miami desde hace varios días», lo que a su vez tampoco coincide del todo con la versión del Gobierno, y menos con la que dio su cliente a LA NACION.

Draletti explicó que lo contactó un abogado venezolano que está en la Argentina. Este venezolano habría viajado al solo efecto de preparar la defensa de Antonini.

Y según Draletti, el empresario venezolano viajó a la Argentina para comprar «un inmueble muy importante», que los vendedores le habían pedido una seña en efectivo y que, por lo demás, su cliente «se atiene a lo que quedó escrito en el acta».

Pero Draletti también fue más allá y buscó cortar las especulaciones en danza. «Que yo sepa, la inversión no tenía nada que ver con Pdvsa», es decir, la petrolera oficial venezolana.

Antonini se mostró prescindente a la discusión, en principio tan simple, sobre dónde está.

Cuando habló con LA NACION, a las 18.55 (hora local, una más en Buenos Aires), insistió en que estaba en la capital argentina y que estaba por retornar a Miami.

-Si quiere, hablemos el lunes, pero quizá sea demasiado tarde para usted; seguirá creciendo la ola de versiones a su alrededor -dijo LA NACION.

-Eh [Balbucea algo y calla unos segundos.] Trataré de salir para Miami esta noche, en un vuelo de línea, si termino todo con mis abogados. También estoy viendo si consigo un vuelo privado.

-Pero ¿y el dinero? Se dice que es suyo; otros dicen que no, que se lo adjudicaron a usted porque era el único que no era funcionario. ¿Siente que se están diciendo muchas inexactitudes?

-Y sí. Se están diciendo muchas estupideces en Buenos Aires. Me interesa mucho tratar de explicar todo esto. Yo le prometo que lo llamo en cuanto llegue a mi casa.

-¿Por qué tanto misterio en todo esto?

-Ya sé todo lo que están diciendo sobre mí. Quizá lo haya manejado mal; quizá debería haber salido a explicar.

-¿Cree que lo usaron de chivo expiatorio?

-[Otra vez calla y mide sus palabras.] Más o menos Déjeme, por favor. Yo lo llamo.

Saluda muy amablemente y cuelga, y afirma otra vez que volverá a comunicarse con LA NACION en cuanto lo coordine con sus abogados.

Tras pasar la garita acondicionada y las barreras que señalan quiénes pueden entrar al Ocean Club y quiénes se quedan en la calle -y donde quizá, después de todo, sí se encuentre ahora Antonini-, se alza un complejo con 800 condominios de lujo blancos, de estilo símil mediterráneo. Tiene vista al océano a lo largo de 21 hectáreas sazonadas con espejos de agua interiores, ocho piletas, parques y fuentes, canchas de tenis, bares y gimnasios.

Desde el momento en que este corresponsal llegó a la garita de entrada y pidió verlo («¡Ah! Viene a ver al señor Antonini», le informó un guardia a su compañera de turno-, los minutos que pasaron sirvieron de muestra del poder adquisitivo de quienes allí residen. En 5 minutos entraron un carrito de golf, dos BMW, tres Mercedes- Benz, un Porsche, un Audi, un Land Rover y, como visitante, una Honda Odyssey.

-Tome, es para usted -dijo el hombre de la garita a este corresponsal.

-Hola, ¿quién habla?

-Soy Antonini. ¿Quién es?

Por Hugo Alconada Mon
Corresponsal en EE.UU

Con la colaboración de
Paz Rodríguez Niell y Paola Juárez

Perfil

Guido Alejandro Antonini Wilson, el hombre que se hizo cargo de la valija con 800.000 dólares que venía en un vuelo privado rentado por Enarsa.

Tiene 46 años, es venezolano y reside en un barrio privado de Miami. Tiene varias empresas y lazos muy directos con los principales ejecutivos de la petroquímica Venoco.

Es fanático de los coches deportivos (corre en un circuito de rallies no oficial). No se le conocen afinidades políticas, pero sí se sabe que no milita en las cámaras empresariales antichavistas.

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