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Encuestas ubican a Kerry como ganador del último debate con Bush

El presidente George W. Bush y su contrincante demócrata, el senador John Kerry, chocaron con fuerza otra vez en cuanto a Irak, la seguridad nacional y temas domésticos como la salud y el empleo, al tiempo que Dios y los impuestos figuraron en su tercer y último debate televisivo en la carrera por ganar la Casa Blanca.

Una encuesa de la televisora CBS revela que 39 por ciento considera que Kerry ganó el debate; 25 por ciento ubicó ganador a Bush y 36 por ciento señala que fue empate. Otro sondeo de la emisora ABC revela que 42 por ciento consideró ganador a Kerry, 41 por ciento se inclinó por Bush y 14 por ciento señaló un empate.

El encuentro de 90 minutos y moderado por el periodista de CBS, Bob Schieffer, dio oportunidad a los aspirantes a la presidencia para volver a criticarse mutuamente en cuanto a sus posturas hacia la guerra de Irak. Sin embargo, lo que resaltó una y otra vez fue la división profunda que priva en todos los sectores estadunidenses.

Kerry se presentó como «el defensor del trabajador estadunidense» y acusó a Bush de privilegiar a «los más acomodados» durante su administración. El mandatario, a su vez, acusó al senador de Massachusetts de ser un político de «extrema izquierda» que votó 98 veces en favor de aumentar los impuestos.

«Creo que este presidente, lamentablemente, nos apuró a ir a la guerra, tomó decisiones de política exterior que alejaron las alianzas y como resultado Estados Unidos lleva esta carga extraordinaria y no estamos tan seguros como deberíamos estarlo», reiteró Kerry. El y Bush vestían traje oscuro, camisa blanca y corbata roja.

«Yo puedo hacer un mejor trabajo de encabezar una guerra más efectiva y más inteligente contra el terrorismo, y garantizar que iremos tras los terroristas. Los cazaremos, los mataremos, los capturaremos, haremos lo necesario para estar seguros», pero trabajando junto a los aliados, afirmó.

«Lo haré de la misma forma que (los ex presidentes) Franklin Delano Roosevelt, Ronald Reagan, John Kennedy (1960-1963) y otros que lo hicieron (…) con alianzas más fuertes», insistió Kerry.

«Sí, podemos estar más seguros si permanecemos a la ofensiva contra los terroristas y si expandimos la libertad en el mundo», contra-atacó Bush, que esta vez soportó estoico los ataques de Kerry con una sonrisa burlona. En al menos una ocasión siguió el ejemplo de su vicepresidente, Dick Cheney, al rehusarse a responder los ataques de su adversario.

«Decir que el terrorismo es una ‘molestia’ -atacó Bush- es una actitud peligrosa (…) No creo que pueda garantizar la seguridad de Estados Unidos en el largo plazo», añadió, en referencia a declaraciones recientes de su rival demócrata a la revista dominical del New York Times.

Durante el debate, que debía centrarse en política doméstica, los candidatos fueron consultados también sobre la insuficiencia de vacunas contra la gripe.

Al respecto Bush intentó minimizar el problema invitando a los estadunidenses que gozan de «buena salud» a que no se vacunen.

«Si usted goza de buena salud, si usted es joven, no se vacune este año», afirmó, y añadió que él no se ha inmunizado ni piensa hacerlo.

«Cinco millones han perdido su seguro de salud en este país, un millón aquí en Arizona», criticó Kerry, mientras Bush le miraba con el mentón levantado. «Yo tengo un plan para ofrecer cobertura a todos los estadunidenses», agregó.

«Un plan no es un programa si no se puede financiar», recordó Bush. El plan de Kerry «nos costaría más de 5 mil millones de dólares en 10 años; eso es una promesa hueca», acusó.

Ambos fueron interrogados también sobre qué le dirían a los estadunidenses desempleados, si es justo culpar al gobierno completamente por la pérdida de empleos, si la homosexualidad es o no una opción y su posición sobre el aborto.

Kerry había acusado el miércoles más temprano al gobierno de Bush de «indiferencia cruel» frente a los desempleados del país, luego de que el secretario del Tesoro, John Snow, dijo que la pérdida de empleos neta desde que el presidente asumió el cargo eran «mitos», según un pequeño diario de Ohio (norte).

Aunque Snow dijo que había sido mal citado por el Findlay Courier, los demócratas saltaron al ataque y preparaban un nuevo aviso publicitario basado en sus comentarios.

Bush intentó defenderse de los críticos que señalan que convirtió un superávit presupuestario de 236 mil millones de dólares en un déficit de 415 mil millones de dólares.

Su campaña asegura que el presidente heredó la situación del gobierno demócrata de Bill Clinton y que todo empeoró con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Bush atacó a Kerry una vez más por la inconsistencia de sus votos en el Senado en los últimos 20 años, y por su supuesta inclinación a subir los impuestos. «Ha sido el miembro más liberal del Senado estadunidense, lo cual significa que le gusta gastar su dinero», dijo el mandatario el martes en un acto electoral en Arizona.

Discuten sobre migrantes por primera vez

Por primera vez en sus debates, los candidatos fueron consultados sobre la migración, tema que afecta a la comunidad hispana en Estados Unidos, la primera minoría del país con 40 millones de personas, y sobre todo a los mexicanos, más de 3 millones de los cuales están aquí sin documentos.

Bush sostuvo que «para hacer las fronteras más seguras debe haber una tarjeta temporal de trabajo que permita el vínculo entre un empleado y un empleador mientras no haya un estadunidense dispuesto a hacer el trabajo».

No obstante, recordó su oposición a una amnistía para los más de 8 millones de indocumentados en Estados Unidos para no «recompensar una conducta ilegal».

Kerry recordó que Bush prometió hace cuatro años una reforma migratoria y no ha cumplido, y sostuvo que de llegar a la Casa Blanca, pondrá en marcha un programa de trabajadores temporales y defenderá la legalización para los extranjeros que hace tiempo están en el país, pagan sus impuestos y no tienen antecedentes penales. «Necesitamos que avancen hacia la ciudadanía», sostuvo.

Kerry defendió el derecho al aborto, tras aclarar que es católico y fue monaguillo en su niñez. «El aborto es una elección entre una mujer, Dios y su doctor», dijo, para luego subrayar: «yo lo apoyo».

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