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Izquierda colombiana en riesgo de perder su bastión

La izquierda de Colombia corre el riesgo de perder este domingo su principal bastión: la alcaldía de Bogotá, ciudad en la que gobierna desde hace doce años y en la que una derrota electoral se traduciría en «desaliento» para la guerrilla que negocia la paz.

A pesar de escándalos de corrupción en las distintas administraciones, la izquierda ha logrado mantenerse en la alcaldía de Bogotá, una ciudad de ocho millones de habitantes y el segundo cargo más importante de la nación, después de la Presidencia de Colombia.

Enrique Peñalosa, excandidato presidencial de centro-derecha y exalcalde de la capital, aparece como el más opcionado (31% de intención de voto) a suceder al actual alcalde, el exguerrillero Gustavo Petro, según un sondeo de Ipsos publicado el pasado domingo en la revista Semana.

Pese a que Peñalosa lidera la mayoría de encuestas, es difícil predecir el resultado de unos comicios muy reñidos en los que el alto porcentaje de indecisos (21%) tendrá un papel importante.

La también excandidata presidencial Clara López, del izquierdista Polo Democrático y con un mensaje dirigido a los más pobres, es la segunda en liza en la batalla por la capital (23%). En tercer lugar, se postula el aspirante del Partido Liberal, el exministro Rafael Pardo (16%), de acuerdo con Ipsos.

Más de 70% de los bogotanos cree que la ciudad va por mal camino, según el mismo sondeo. La movilidad y la seguridad, principales problemas de la ciudad, son los temas fuertes de una campaña en la que Peñalosa, con un eslogan centrado en «recuperar Bogotá», apela al voto útil.

«Llevan tres legislaturas malas. Si hubieran gobernado bien, no perderían», afirma Mauricio Vargas, analista político, quien asegura que en las elecciones locales, los colombianos buscan «ejecutores» que les ayuden a solucionar sus problemas cotidianos.

«Este modelo de izquierda repite prácticas de corrupción y mala gestión que reprochan a la derecha», dice Fernando Giraldo, politólogo de la privada Universidad Javeriana de Bogotá para explicar el desencanto.

Gobernar en paz

Estas elecciones son las primeras regionales desde que empezó en 2012 en La Habana el proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunista) que busca acabar con 50 años de conflicto.

Uno de los puntos del diálogo prevé facilitar la participación política de los guerrilleros desmovilizados.

«En los comicios locales, los ciudadanos no votan pensando en asuntos grandes como la paz, sino en sus problemas inmediatos. Pero los gobernantes que resulten electos saben que van a tener que gestionar el postconflicto», dice Fernando Giraldo, quien destaca que, especialmente los gobernadores rurales enfrentarán en los próximos años cambios en sus instituciones.

La pérdida de Bogotá sería «un desaliento» para la izquierda que emergerá de las negociaciones de paz y que «intentará consolidar su presencia electoral» durante esta legislatura, asegura el experto.

En el marco del diálogo de paz, las FARC cumplen una tregua desde julio.

Con ese cese el fuego, las próximas elecciones serán más seguras que las anteriores, aseguró esta semana el Ministerio de Defensa.

No obstante, el gubernamental Comité Nacional Electoral refirió de casi 150 amenazas contra candidatos y la ONG Misión de Observación Electoral ha registrado seis asesinatos de candidatos y una desaparición desde el inicio de la campaña electoral, el 25 de julio.

Además de las FARC, en Colombia también actúa otra guerrilla de izquierda, el Ejército de Liberación Nacional, y operan varias bandas criminales y del narcotráfico.

De la provincia a la selva

En Medellín (2,5 millones de habitantes), la segunda ciudad del país, Juan Carlos Vélez (derecha), candidato del Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe, se desmarca de sus contrincantes en las encuestas, con un apoyo de 27%.

En Cali, la carrera a la alcaldía se muestra más apretada. El exvicepresidente de la República, Angelino Garzón, que parecía favorito cuando se lanzó a la carrera por la tercera ciudad de Colombia, pierde fuerza ante el empresario Maurice Armitage que alcanzó esta semana 29% de intención de voto.

Salvo las capitales de provincia, Colombia es un mosaico de partidos fragmentados en un territorio eminentemente rural: de los más de 1.100 municipios, unos 950 tienen menos de 50.000 habitantes que viven, en su mayoría, fuera del casco urbano principal.

En estos comicios, los colombianos elegirán para los próximos cuatro años a gobernadores y diputados departamentales, y alcaldes y concejales municipales.

Se postularon 113.426 candidatos, de los cuales 155 aspiran a gobernaciones, 4.636 a alcaldías, 90.595 a concejos municipales, 3.448 a asambleas departamentales y 14.592 a juntas administradoras locales.

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Un comentario

  1. Ojalá se mantenga o aumente la tendencia a respaldar al candidato que ofrece gobernar (abocarse a los problemas de TODOS), Peñaloza, en contraste con los de la ultraizquierda, que no salen de su demagogia de dirigirse «a los pobres» en calidad de autodenominados «redentores». Los ultras siempre han ofrecido el cielo y terminan implementando un infierno, así lo demuestran sus criminales gestiones en todos los países que constituyeron la URSS y sus satélites (por algo implosionaron a partir de 1989), y las lamentables condiciones de las rémoras que aun sobreviven (Cuba, NorCorea y Venezuela). Y esperemos que no permitan a los criminales de las FARC salirse con la suya y obtener la IMPUNIDAD a través de esas celestinas negociaciones «por la paz» en la MECA de las guerrillas y la Imposición por la vía violenta, CUBA, toda una ironía.

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