Actualidad Internacional

Juan Pablo II recibirá sepultura el viernes en las criptas del Vaticano (I)

El testamento del Papa no precisa el lugar del entierro y los cardenales optan por San Pedro
• Decenas de miles de personas comenzaron a desfilar anoche ante el cadáver del Pontífice

Los príncipes de la Iglesia católica comenzaron ayer las reuniones que han de conducir a la elección de un nuevo papa. Los cardenales que ocupan un puesto en la curia y los pocos que ya habían llegado a Roma procedentes del extranjero decidieron que, puesto que el finado no había dispuesto lo contrario en sus últimas voluntades, Karol Wojtyla se quede en el Vaticano, «como requiere la tradición», según dijo el portavoz Joaquín Navarro Valls, contrariando a la feligresía polaca que le quería en Cracovia.

Los 65 purpurados reunidos por la mañana fijaron que Juan Pablo II reciba sepultura el viernes, después de unos funerales multitudinarios en la plaza de San Pedro, que atraerán hasta Roma a los principales dirigentes mundiales.

Por la tarde, la tele volvió a servir al mundo las imágenes del cadáver de Wojtyla, trasladado en procesión desde el Palacio Apostólico, en uno de los laterales de la plaza, hasta los pies del altar principal de la basílica, donde alrededor de las ocho de la tarde los restos comenzaron a ser expuestos a las miradas del público.

COLAS HISTÓRICAS
Decenas de miles de personas se congregaron en las inmediaciones del Vaticano para poder contemplar de cerca el breve paso del cortejo, algo que sólo consiguieron unos pocos. Las colas para acceder al interior del templo se preveían históricas. Los medios de comunicación italianos más atrevidos calculaban que serían dos millones de personas las que se acercarían a despedir a Wojtyla. Las mismas fuentes hablaban de cuatro millones de asistentes a los funerales.

La ceremonia del viernes será dirigida por el decano de los cardenales, el alemán Joseph Ratzinger, de 78 años, el principal arquitecto del edificio ideológico construido por Juan Pablo II a lo largo de sus cerca de 27 años de mandato, que concluyeron a las 21.37 horas del pasado sábado. Ratzinger podría convertirse en el próximo papa si los electores buscan un candidato para un periodo corto de transición, que introduzca ligeras reformas que no afecten a la estructura de la Iglesia.

LA FECHA TRASCENDENTAL

Los purpurados, que vuelven a verse hoy, y lo harán casi a diario mientras no llegue el momento de encerrarse en la Capilla Sixtina para adoptar la decisión más trascendental, dejaron para más adelante la elección de la fecha del cónclave, que ha de inaugurarse entre el 17 y el 22 de abril, según las disposiciones normativas.

Al abrir el testamento de Juan Pablo II, que también determina el destino de sus posesiones particulares, los purpurados quizá tuvieron noticia de la existencia de un último mensaje al mundo, pero de momento no se ha dado a conocer.

La reunión se trasladará hoy a una estancia más grande, el aula Pablo VI, en previsión de que se incorporen parte de los 118 cardenales que ayer no acudieron. De los 183 integrantes del estado mayor de la Iglesia, sólo 117 tienen derecho de voto, pero a los 66 de más de 80 años se les permite intervenir en las deliberaciones previas en las que se cocinan las estrategias que desembocan en la elección del nuevo líder.

Antes de que el camarlengo Eduardo Martínez Somalo abriera ayer las sesiones, los presentes tuvieron que comprometerse solemnemente a «observar exacta y fielmente» las normas preestablecidas y «mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que, de algún modo, tenga que ver con la elección del romano Pontífice» o con las cuestiones reservadas de los preparativos para llevarla a cabo.

El 264° sucesor de san Pedro descansará en un «puesto de prestigio» de la cripta de la mayor iglesia de la cristiandad, en las denominadas grutas vaticanas: a pocos metros del primer pontífice de la historia. Navarro Valls admitió que «muy probablemente» el féretro se situará en el lugar que durante 30 años ocupó Juan XXIII, cuyos restos fueron trasladados en el 2001 a la capilla de San Jerónimo, situada en la nave central de la basílica, cuando el promotor del Concilio Vaticano II fue convertido en beato.

RESIGNACIÓN

El alcalde de Cracovia, resignado, reclamó de nuevo que al menos permitan que el corazón de su compatriota se deposite en la catedral de la capital cultural de Polonia. Los polacos se consolaron acudiendo al cementerio de Cracovia, en el que está enterrado el padre de Wojtyla, a depositar flores y velas votivas. A las nueve de la noche eran 200.000 los fieles que se agolpaban en el entorno del Vaticano para despedirse del Papa.

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