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La Ronda de Doha quedó herida de muerte

Tras el hermetismo demostrado después de las primeras jornadas, en las que los negociadores evitaron hablar con los medios internacionales que se dieron cita en la ciudad alemana de Potsdam, al culminar las conversaciones del jueves, las caras largas explicaron mejor que ninguna declaración el estado de la negociación, varada desde hace años por la falta de acuerdo en torno a los aranceles y los subsidios para los productos agrícolas e industriales.

«Las conversaciones del G-4 han colapsado. Obviamente no hay convergencia,» dijo una Portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de India a Reuters en Nueva Delhi.

El destino de la ronda, según creían muchos expertos, dependía de si el llamado grupo G-4 podría resolver esta semana las diferencias sobre la agricultura, algo que finalmente no sucedió después de seis años de negociaciones. Pascal Lamy, el Director General de la Organización Mundial del Comercio, había advertido antes del encuentro que si no se producía pronto un avance mayor, la Ronda podría quedar aplazada durante varios años.

Las potencias comerciales fracasaron el jueves en su intento por salvar las negociaciones internacionales destinadas a incrementar el intercambio mundial, lo que puso en duda el futuro de la ronda de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

No había detalles inmediatos sobre la razón de la falta de entendimiento, pero se sabe que las contrapartidas exigidas por las diferentes partes en materia agrícola e industrial no complacieron a los representantes comerciales de los países.

Se supo también que los funcionarios de Comercio de la Unión Europea y de Estados Unidos, Peter Mandelson y Susan Schwab, recibieron una carta firmada por varios manufactureros a los que representan, en la que advirtieron que no respaldarían un acuerdo que no abra las fronteras de los países en desarrollo a un incremento de exportaciones.

“Potsdam no fue exitosa”, opinó el Canciller brasileño Celso Amorim en una conferencia de prensa posterior al encuentro. “No tenía sentido continuar con una discusión basada en los números puestos sobre la mesa”, agregó.

Tanto el funcionario brasileño como el Presidente de ese país, Luiz Inácio Lula da Silva, repitieron en decenas de oportunidades que la Ronda de Doha exigía antes que nada, liderazgo político para ceder en pos de un bien mayor: utilizar al comercio como una herramienta para mejorar las condiciones de vida de millones de productores de los países más pobres.

Sin embargo, Brasil, que es una de las principales potencias agrícolas del mundo, disfrazó su postura en muchas instancias al exigir liderazgo, al tiempo que defendió con uñas y dientes su postura.

Pero el papel de India, del lado de los países en desarrollo, ha sido mucho menos contemplativo y negociador que el brasileño, un hecho que dio a Estados Unidos y a la Unión Europea una excusa para no ofrecer las contrapartidas requeridas.

No está muerta

Pese al duro golpe asestado a la Ronda de Doha, los funcionarios señalaron que la Ronda no está muerta.

El fracaso “pone un gran signo de pregunta sobre la habilidad de los miembros de la OMC para completar la Ronda”, dijo Peter Mandelson, que agregó que “no quiere decir que la negociación no pueda volver a encarrilarse”.

La Representante estadounidense, Susan Schwab, señaló que “no nos hemos rendido”, aunque reconoció que “el resultado (de la reunión) no es muy feliz”.

El próximo paso se decidirá en Ginebra, en la sede de la Organización Mundial del Comercio.

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