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La Unión Africana readmite a Marruecos después de estar 32 años ausente

Marruecos acaba de regresar a la Unión Africana (UA) tras 33 años ausente, y por el momento va a tener que coexistir en su seno con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que fue precisamente la causa de que Rabat abandonara en 1984 la Organización de la Unidad Africana, antecesora de la UA.

El rey Mohamed VI pronunció este martes ante el plenario de la cumbre de la UA en Adis Abeba un discurso histórico de retorno en el que no mencionó a la RASD ni al Sáhara Occidental, y evitó cualquier tono que pudiera tomarse como hostil y precisó: «No queremos de ningún modo dividir (a los africanos) como algunos querrían insinuar».

El tono del discurso parece anunciar que Marruecos no desembarca en la UA con la intención inmediata de desalojar a la RASD, una entidad que para Marruecos carece de los atributos de un Estado, pero se hace difícil imaginar cómo podrían coexistir en el organismo panafricano marroquíes y saharauis.

El ministro saharaui de Exteriores, Mohamed Salem uld Salek, dijo ayer en la cumbre que la entrada de Marruecos era «una victoria para los saharauis» con el siguiente argumento: Marruecos «va a sentarse al lado de la RASD», lo que significa implícitamente su reconocimiento.

«Todos los estados africanos, incluidos los que se consideran amigos de Marruecos, han afirmado que trabajarán para que la RASD y Marruecos superen su conflicto», dijo Uld Salek.

Jaled Chegraui, profesor en el Instituto de Estudios Africanos de Rabat, coincidió en que el marco africano puede ayudar a superar un conflicto en el que la ONU ha fracasado desde 1991, fecha de llegada de la misión Minurso al territorio saharaui con el encargo de organizar un referéndum de autodeterminación ahora descartado por Marruecos.

En declaraciones a EFE, Chegraui consideró que este papel de «mediación africana» en el conflicto puede lograrse siempre que se le encomiende a «una personalidad neutral», lo que en su opinión no era el expresidente mozambiqueño Joachim Chissano, nombrado en 2014 Enviado Especial de la UA para el Sáhara y nunca reconocido por Rabat.

Conflicto inconcluso

Marruecos no concede ninguna representatividad a la RASD, la califica de «seudo estado» o de «república fantoche», por lo que a medio plazo se da por hecho que trabajará por expulsarla de la UA, pero ese eventual desalojo de la RASD no será sencillo.

En primer lugar, los estatutos de la UA no prevén la eventualidad de excluir a un miembro salvo que sea a petición propia (artículo 21 del Acta Fundacional), sino en todo caso su «suspensión» por haber llegado al poder «por medios anticonstitucionales» (artículo 30).

Por ello, excluir a la RASD implicaría la necesidad de reformar los estatutos de la UA, y para ello serían necesarios dos tercios de los votos de sus miembros, según el artículo 32 del acta, lo que significa el apoyo de 36 de los 54 estados.

El pasado julio, 28 países africanos aliados de Marruecos firmaron una carta conjunta en la que pedían «la próxima suspensión de la RASD de las actividades de la UA y de todos sus órganos» para permitir así un papel de mediación africano en busca de un «arreglo definitivo» al problema del Sáhara.

Entre los 28 países estaban la mayoría del África del Oeste francófona, tradicionales aliados de Marruecos, pero faltaban tres pesos pesados continentales: Sudáfrica, Nigeria y Argelia, que a su vez cuentan con abundantes aliados en el África anglófona y lusófona y que hasta ahora apoyan sin fisuras a la RASD.

Si Marruecos sigue contando con el apoyo de los 28 países, y se añade su propio voto, solo le quedaría sumar siete votos más para forzar el cambio de los estatutos.

Contar que los 39 que ayer votaron en favor del reingreso de Marruecos lo volverán a hacer para expulsar a la RASD es un error, ya que hay un grupo de países que no ve una relación entre ambas cosas y cree más bien que ambos países deben sentarse juntos dentro de la UA y arreglar en su seno sus diferencias, como dejó claro en los pasillos de Adis Abeba un representante de Tanzania.

Para Chegraui, cambiar los estatutos de la UA va a suponer «una gran batalla», que se dirimirá fundamentalmente entre Marruecos y los 18 países que aún reconocen a la RASD, de los que solamente diez -asegura- constituyen la «línea dura».

El experto cree en cualquier caso que hay un cambio geopolítico en el continente que se define porque Sudáfrica «ya no controla todo el espacio africano», y según él esto ya se ha notado en la elección de las nuevas instancias de la UA entre ayer y hoy.

Marruecos ha entrado finalmente en la Unión Africana, único organismo internacional donde se sientan sus enemigos. ¿Cuánto tiempo podrán coexistir juntos en su seno?.

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