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Más de 500.000 personas evacuadas por los incendios en California

as llamas arrasan el sur californiano, quemando ya más de 100.000 hectáreas y provocando que sean evacuadas 513.000 personas sólo en San Diego, en donde el fuego se muestra con mayor virulencia.

Por su parte, el presidente norteamericano George W. Bush declaró la zona en estado de emergencia, enviando a dos altos funcionarios para colaborar con las autoridades locales en apagar el incendio.

Se habilitaron refugios en escuelas y estadios, hacia donde la Oficina de Coordinación de Emergencias de San Diego ordenó que fueran los desplazados por los incendios. Además se notificó a otras 12 mil personas que estén listas para abandonar sus hogares.

Dos personas resultaron muertas hasta el momento en esta serie de incendios. La primera el domingo pasado, cuando se declaró el fuego, y la otra hoy martes, aparentemente por la gravedad de las quemaduras sufridas.

El estado de emergencia declarado por el presidente de EEUU abarcó los siete condados afectados: Los Ángeles, Orange, Riverside, San Bernardino, San Diego, Santa Barbara y Ventura. Gracias a esta declaración, el gobierno federal pudo enviar asistencia. Precisamente, Bush envió a San Diego a Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interior, y a David Paulison, administrador de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, para coordinar la ayuda federal. «Todo el país está preocupado por las muchas familias que han perdido sus casas», señaló Bush.

«Tormenta de fuego perfecta»

Las imágenes de los desalojos y las casas y bosques quemadas durante estos días recuerdan al incendio registrado en esta misma zona hace justo cuatro años, el peor de la historia de California, con 300.000 hectáreas quemadas y 17 fallecidos. Las evacuaciones son ya las mayores registradas en el país desde que los huracanes Katrina y Rita golpearan la costa del Golfo de México en 2005.

En este sentido, Jerry Sanders, alcalde de San Diego, recordó aquélla catástrofe, temiendo que pudiese ser superada ahora, si el viento no cesa. Sanders, preocupado, aseguró que las llamas avanzan sin control a una velocidad de entre 10 y 15 kilómetros por hora, y que la meteorología sigue siendo impredecible.

Los vientos de más de 80 kilómetros por hora que soplan en el sur de California son, junto a la sequía, los principales propagadores de los incendios. «Tenemos ante nosotros una situación muy peligrosa y, además, impredecible», indicó Ron Roberts, presidente del Consejo Municipal de San Diego. Añadió que se dan «todos los ingredientes que se necesitan para una tormenta de fuego perfecta: las temperaturas más altas, los parajes más secos y los vientos más poderosos».

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