Migrantes venezolanos entre las víctimas de recientes masacres en Colombia
Aparte de las visicitudes que deben resistir por la situación del coronavirus y la precariedad con la que viven, parte de la población migrante venezolana que llega a Colombia para escapar de la crisis en nuestro país también es víctima de las masacres como las que en las últimas semanas han dejado un total de 43 muertos, varios de ellos menores de edad.
Al menos cuatro de esas víctimas mortales eran de nacionalidad venezolana: tres fueron asesinados en el departamento de Arauca y uno en Norte de Santander, ambos fronterizos con los estados Apure y Táchira, respectivamente.
«Hay una invisibilización de cómo las personas migrantes venezolanas están siendo también víctimas dentro de Colombia en el marco del conflicto armado«, dijo Irene Cabrera, docente investigadora de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
Luto en la frontera
En la matanza de Arauca, en la cual fueron asesinados cinco hombres el 21 de agosto en el caserío de El Caracol, situado en la línea de frontera, las víctimas venezolanas fueron Carlos Eduardo Sandón Galindez, de 24 años; Yerson Gabriel Zapata, de 37, y Ángel Abel Briceño Araque de 23, según medios de la región.
Las otras dos víctimas fueron sepultadas en el cementerio de la ciudad de Arauca, ya que no se les pudo identificar ni se presentaron familiares a reclamar los cadáveres, por lo que se cree que también son venezolanos.
En la masacre perpetrada cinco días después en cercanías de Capitanlargo, en el municipio de Ábrego, en Norte de Santander, fueron asesinados el venezolano Johangel Contreras y los colombianos Gabriel García y Wilmar Carreño, y sus cadáveres dejados apilados en una carretera.
Presencia guerrillera
Cabrera, especialista en temas de seguridad y conflicto armado, señaló que en los departamentos de Arauca y Norte de Santander, donde ocurrieron estas matanzas, además de ser fronterizos, hay una fuerte actividad de «economías criminales» vinculadas principalmente al narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando, situación que se repite en Nariño, departamento limítrofe con Ecuador.
Esos departamentos tienen en común, además de su condición de fronterizos, el que en ellos operan grupos de disidentes de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas criminales
Aprovechan condición vulnerable
La experta añadió que los migrantes «no solamente son víctimas de homicidios, como lo que ocurrió en la frontera con Venezuela, sino que también son víctimas de reclutamiento, incluso de extorsiones y de secuestros«.
Del mismo modo, Cabrera advirtió que «hay un aumento de registro de personas venezolanas en el país que son víctimas de trata para fines de exploración sexual, para fines de explotación laboral, para reclutamiento«.
Grupos armados como el ELN y bandas de narcotraficantes se aprovechan del desespero de muchos inmigrantes venezolanos y de la falta de oportunidades para enrolarlos en sus filas con la promesa de una paga.
«Tenemos que reconocer que estos millones de venezolanos que están en el país también pueden llegar a ser objeto de diferentes tipos de violencia en el marco del conflicto armado o por fuera de él«, agregó la docente, quien dijo que «el Estado debe garantizar la seguridad de todos los habitantes sin importar si son colombianos o no» porque al final son «víctimas del conflicto colombiano«.