Ningún cardenal declarará en el juicio al exmayordomo del Papa
En el Vaticano hay mucha prisa por dar carpetazo al incómodo escándalo del exmayordomo que robó documentos a Benedicto XVI. En el juicio contra Paolo Gabriele –Paoletto- no está previsto que sea llamado como testigo ningún cardenal ni ningún obispo. Según lo reseñó lavanguardia.com
Tampoco accederá el tribunal a los resultados de la comisión cardenalicia nombrada por el Papa y que, en paralelo a la gendarmería y la justicia vaticanas, investigó por su cuenta el caso.
Una gran expectación mediática acompañó el inicio del proceso, en una Roma sumida en un pesado bochorno que presagiaba tormenta. Las habituales riadas de turistas cruzaban la plaza de San Pedro, ajenas a lo que sucedía en un discreto edificio cercano a la basílica.
Sólo ocho periodistas de diversos países, seleccionados entre los corresponsales acreditados ante el Vaticano, pudieron asistir al juicio. Estaba rigurosamente prohibido hacer grabaciones de audio y vídeo. Para garantizarlo, los informadores debieron entregar sus móviles y sus bolígrafos, no fuera que estos últimos incorporaran micrófonos o cámaras ocultas. A los periodistas se les facilitaron unos sencillos bolígrafos de plástico.
No estaban presentes los familiares de los acusados. El técnico informático Claudio Sciarpelletti, acusado de encubrimiento, no se presentó, pues al parecer se sentía mal. Gabriele vestía traje y corbata grises. Se le vio impasible y serio, salvo cuando habló con su abogada durante el descanso. En los interrogatorios después de ser detenido, Gabriele dijo haber actuado como “agente del Espíritu Santo”, por amor al Papa, para protegerle y para denunciar la corrupción y las luchas intestinas.