Papa en Lesbos: «Los migrantes, antes que números, son personas, rostros, historias»
El Papa pidió este sábado al mundo que responda «de modo digno» a la crisis migratoria durante una visita relámpago a la isla griega de Lesbos, para llamar la atención sobre laa grave crisis humanitaria.
Francisco acudió al centro de registro de Moria donde están confinados unos 3.000 migrantes que pueden ser expulsados a Turquía y a sus países de origen por haber llegado después del 20 de marzo, en virtud de un acuerdo entre Ankara y la Unión Europea.
«Quiero deciros que no estáis solos (…) ¡No perdáis la esperanza!», afirmó.
«Esperamos que el mundo preste atención a estas situaciones de necesidad trágica y verdaderamente desesperadas, y responda de un modo digno de nuestra humanidad común», insistió.
«Ojalá que todos nuestros hermanos y hermanas en este continente, como el Buen Samaritano, vengan a ayudaros con aquel espíritu de fraternidad, solidaridad y respeto por la dignidad humana, que los ha distinguido a lo largo de la historia», añadió en un reproche implícito a la intención de las autoridades europeas de expulsar a los migrantes.
«Somos todos migrantes», clamó Francisco desde el puerto de Mitilene, tras condenar los muros que se levantan para impedir su ingreso: «las barreras crean división, en lugar de ayudar al verdadero progreso de los pueblos, las divisiones, antes o después, provocan enfrentamientos», recalcó.
«Quisiera expresar mi admiración por el pueblo griego que, a pesar de las graves dificultades que tiene que afrontar, ha sabido mantener abierto su corazón y sus puertas», dijo el Papa ante los miles de griegos reunidos en el puerto de Lesbos.
Acompañado por el patriarca ortodoxo Bartolomé de Constantinopla y el arzobispo Jerónimo, Francisco elogió la labor de tantos voluntarios por su ayuda a los migrantes y reiteró su llamado a la «responsabilidad y a la solidaridad» ante una situación tan dramática.
«La preocupación de las instituciones y de la gente, tanto aquí en Grecia como en otros países de Europa, es comprensible y legítima. Sin embargo, no debemos olvidar que los emigrantes, antes que números son personas, son rostros, nombres, historias», dijo.
El Papa argentino volvió a instar al mundo a «oponerse firmemente a la proliferación y al tráfico de armas, y sus tramas a menudo ocultas», que considera entre las causas de las guerras y conflictos que obligan a los migrantes a huir de sus países.
«Hay que dejar sin apoyos a todos los que conciben proyectos de odio y de violencia», dijo.
«No basta con limitarse a salir al paso de la emergencia del momento, sino que hay que desarrollar políticas de gran alcance, no unilaterales» para construir la paz, recalcó.
«Todo esto sólo se puede hacer juntos: juntos se pueden y se deben buscar soluciones dignas del hombre a la compleja cuestión de los refugiados», reconoció.
Pocas horas antes, flanqueado por el patriarca Bartolomé y Jerónimo, Francisco visitó el campo de Moria, una prisión a cielo abierto, donde se hacinan 3.000 refugiados que huyen de la guerra.
Los líderes religiosos firmaron allí una declaración conjunta para pedir que Europa abra su corazón y sus fronteras e instar a los refugiados a que «no pierdan la esperanza».
Doce refugiados lo acompañaron
Con este gesto, Francisco culmina una breve visita cargada de simbolismo a Lesbos y especialmente a Moria, convertido en centro de detención en virtud del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía que contempla la devolución de refugiados.
El avión papal partió del aeropuerto de Mitilene a las 15.15 hora local, y allí Francisco volvió a reunirse brevemente con el primer ministro, Alexis Tsipras, por un lado, y con el arzobispo de Atenas y toda Grecia Jerónimo II, y el patriarca ecuménico Bartolomé, por el otro.