Actualidad Internacional

Pekín reacciona con furia al Nobel

La concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo ha airado al Gobierno chino. El Ministerio de Exteriores ha respondido con contundencia, calificando de «obscenidad» que el Comité Noruego haya premiado al disidente, al que califica de «criminal», y advierte de que perjudicará las relaciones chino-noruegas. Además, denuncia que va contra los principios del premio.

De hecho, el Ejecutivo chino ha convocado esta tarde al embajador de ese país para trasmitirle personalmente la protesta. Poco después de este anuncio, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha reclamado a las autoridades chinas en un comunicado la puesta en libertad del disidente cuanto antes, al que ha definido como un «portavoz elocuente y valeroso en favor de los valores universales».

La llamada del presidente de EE UU se une a la cascada de reacciones de celebración que ha provocado la decisión del Comité Nobel.

El Ministerio de Exteriores noruego ha señalado que con la convocatoria de su embajador Pekín «quería compartir oficialmente su opinión, su desacuerdo y su protesta». «Nosotros ya hemos subrayado que se trata de un comité independiente y la necesidad de seguir manteniendo las buenas relaciones entre los dos países», ha añadido la misma fuente.

Los defensores de los derechos humanos en China han recibido un respaldo soñado desde hace años. El disidente encarcelado, de 54 años, es un incombustible luchador por la defensa de las libertades y la democracia, que fue condenado en diciembre del año pasado a 11 años de prisión por su activismo. El comité ha dicho que el galardón le ha sido concedido «por su larga y pacífica lucha por los derechos humanos fundamentales en China».

En un comunicado emitido poco después de conocerse el nombre del premiado con el Nobel de la Paz, Pekín lamentó que el galardón haya ido al activista, que está encarcelado desde diciembre de 2008 por publicar textos en los que pide democracia en su país y al que el Gobierno comunista considera un separatista radical. Esta concesión, que según Pekín perjudicará las relaciones con Oslo, es «una obscenidad» que va «contra los principios» del premio de la paz, dice la nota, colgada en la página del Ministerio de Exteriores chino, porque «Xiaobo es un criminal condenado por el sistema judicial chino por infringir las leyes chinas».

Noruega felicitó al premiado «por su compromiso a favor de la democracia y los derechos del Hombre», ignorando las amenazas chinas. El ministro noruego de Exteriores, Jonas Gahr Store, ha destacado que el Comité del Nobel decide de manera independiente, sin intervención de Oslo, por lo que entiende que Noruega «no tiene que pedir perdón». Considera que «no hay base» para el anuncio de represalias. «China tiene que dejar un espacio a las críticas del exterior», ha dicho.

El reconocimiento dio alas a la disidencia. Decenas de personas han salido a la calle para celebrar el galardón. Al menos una veintena de personas que se habían citado en distintas partes de Pekín para festejar el acontecimiento han sido detenidos, según informó a Efe el abogado Teng Biao.

«Se estaban preparando para celebrar el Nobel a eso de las cinco de la tarde, iban a reunirse con amigos en distintos puntos de la ciudad», cuando fueron detenidos, ha declarado este abogado en conversación telefónica.

Posible retraso del tratado de libre comercio

La concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente chino podría tener importantes consecuencias en las relaciones comerciales entre los dos países, ya que el acuerdo de libre comercio se encuentra en plena negociación. China, la segunda economía del mundo, está hambrienta de carburantes y gas que el país europeo le puede proporcionar, por eso ese acuerdo era prioritario para la economía asiática. Mientras que Noruega importa un gran volumen de productos de China.

«En el mejor de los casos veremos cómo se retrasará el acuerdo, y en el peor, quedará congelado», ha asegurado Kristian Berg Harpviken, director del Instituto noruego PRIO. Pero también se han elevado voces que aseguran que la postura del país asiático todavía se puede suavizar. «China es tan dependiente del comercio con Occidente como Occidente depende de China para el comercio «, ha dicho Jan Egeland, jefe del Instituto de Relaciones Exteriores de Noruega.

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