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Presidenciales en Portugal: Marcelo Rebelo de Sousa reelecto por 5 años más

En unos comicios marcados por la pandemia, que provocó una abstención de más del 60%, el conservador Rebelo se impuso con facilidad a la socialista Ana Gomes y al líder de la extrema derecha, André Ventura

Estabilidad política en Portugal. Y es que la nación lusa reeligió al carismático Marcelo Rebelo de Sousa para continuar en la Presidencia por otros cinco años, en unas elecciones inéditas marcadas por la abstención y el confinamiento impuesto por el covid-19, que castiga con dureza al país, con más de 200 muertos diarios en la última semana.

De acuerdo con los más recientes datos aportados por los órganos electorales lusitanos, Rebelo de Sousa acumula 2.533.799 votos (60.7%), seguido a distancia por la ex eurodiputada socialista Ana Gomes y el líder de la extrema derecha, André Ventura, con 12.9% y 11.9% de los sufragios respectivamente.

Los vaticinios sobre una abstención histórica se cumplieron y la cifra superó el 60%, pero erraron los pronósticos de quienes apuntaban una segunda vuelta.

Cercanía con el ciudadano

A sus 72 años, Rebelo afianza su base en la derecha conservadora y araña apoyos entre los votantes socialistas. Este político conservador, carismático y cercano a los ciudadanos -una cualidad que se ha traducido en una valoración envidiada por buena parte de la clase política lusa- es consciente del desafío que asume en un país, que empezaba a levantar cabeza tras el rescate promovido por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, y que enfrenta de nuevo el fantasma de la crisis por el golpe del coronavirus.

Además, no ha dudado en tirar de vez en cuando de las orejas al Gobierno del socialista António Costa. Su excelente relación no ha estado exenta de encontronazos, el más sonado en 2017, tras los incendios que dejaron un centenar de víctimas y que derivaron en la renuncia de una ministra.

Tampoco se ha mordido la lengua en las últimas semanas, en plena campaña electoral, sobre la gestión de la tercera ola de la pandemia que ha convertido a Portugal en el primer país del mundo en cuanto a número de contagios por habitante.

Su victoria ha sido aplaudida desde la derecha y la izquierda, en especial por los socialistas, que gobiernan en minoría y que reciben su triunfo como «una buena noticia» porque aporta «estabilidad política y continuidad para una práctica responsable de cooperación institucional«.

Valores, subrayan los socialistas, que «son todavía más importantes considerando la crisis que estamos atravesando«.

«Confianza renovada no es un cheque en blanco»

Y tras confirmarse su triunfo en las elecciones celebradas en Portugal, el reelecto presidente expresó su voluntad de ser el «presidente de todos y cada uno de los portugueses«.

«La confianza ahora renovada es todo menos un cheque en blanco«, dijo en su primera intervención tras las presidenciales, en las que se impuso con un 60,72% de los votos.

«Me siento profundamente honrado y agradecido por esta confianza«, señaló el candidato conservador, que dedicó buena parte de su discurso a recordar a las víctimas de la pandemia del coronavirus y a defender el pluralismo político.

Los portugueses, afirmó, «no quieren una pandemia, una crisis sin fin a la vista, un empobrecimiento agravado, un sistema político lento, radicalización y extremismo«.

«Los portugueses quieren más y mejor. Más en proximidad, estabilidad, en justicia social y en gestión de la pandemia«, agregó Rebelo de Sousa, que renueva su mandato por cinco años.

Coronavirus que aprieta

Portugal, con unos 10 millones de habitantes, acumula 636.190 casos -casi 170.000 de ellos activos- y 10.469 fallecidos desde que comenzó la pandemia.

El 15 de enero comenzó un nuevo proceso de confinamiento, lo que mantiene parte de su economía paralizada, a lo que se sumó el pasado viernes el cierre de todos los centros educativos.

Desde el lunes pasado encadena siete días consecutivos de nuevos máximos de muertes y este pasado sábado registró un nuevo récord de contagios, al superar los 15.000.

Los hospitales portugueses, que durante la primera ola no sufrieron la presión que hubo en otros países europeos como España o Italia, están ahora al borde del colapso, con filas de ambulancias en la puerta esperando que se liberen camas y hospitales de campaña en diferentes ciudades para aliviar la carga.

El domingo se superaron por primera vez los 6.000 ingresados -2020 cerró con unos 2.800- y hay casi 750 personas en las unidades de cuidados intensivos.

Frente a este panorama, Rebelo de Sousa señaló ayer: «Nuestra primera misión es combatir la pandemia«.

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