Presidente Chávez le mide pulso a la revolución en las parlamentarias de hoy en Venezuela
En medio de la expectativa, los comicios son esperados como la última y más definitiva «encuesta» sobre si el chavismo sigue teniendo la más fuerte pegada en el tablero político del país o si, en cambio, la oposición puede comenzar a hablar de resurrección. Pocos dudan que se trata de la medición más importante de cara a las elecciones presidenciales del 2012.
Personalmente, el presidente Hugo Chávez se encargó de recorrer las principales ciudades venezolanas apoyando a sus candidatos en actos masivos -en esta campaña regaló lavadoras y neveras por doquier- con la eterna promesa de volver «picadillo» a la oposición.
Ante semejante maquinaria, los candidatos opositores, mucho más modestos en sus movilizaciones, apelaron al descontento hacia la gestión gubernamental y aseguraron que su objetivo sería «legislar para todos por igual». Poco o nada pudieron evitar la fuerte polarización de la campaña en torno a la figura de Chávez.
Pero, más allá de toda medición, a partir de las ocho de la noche del domingo se espera el primer boletín oficial que despejará la otra gran incógnita de estas elecciones: ¿contará el chavismo con la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional? El número que define la respuesta es 110, la cantidad de curules que necesita la ‘revolución’ para tener las dos terceras partes y garantizar una gestión parlamentaria aliada al Ejecutivo.
La oposición cruza los dedos por otro número: 55, o más. Superar esa barrera rompería la mayoría calificada y podría darse por sentado que el nuevo parlamento retomaría parte de su función de control y contrapeso al gobierno tras cinco años de hegemonía política.
Un empate técnico
Consciente de sus limitaciones (algunas propias y otras impuestas por el CNE, como una nueva distribución de los circuitos electorales), la oposición sabe que es un sueño casi imposible de lograr las dos terceras partes de la Asamblea Nacional. Los sondeos hablan de la posibilidad de un empate técnico, con un 52 por ciento para los chavistas, contra un 49 para los opositores.
Aunque esto no significaría que el parlamento se dividiría en mitades (por razones de distribución del voto en los estados), sí podría acercar a la oposición a la posibilidad de romper la mayoría calificada del chavismo.
