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Rajoy asume el Gobierno de una España frágil, por Reyes Theis

En una sociedad española que reclama cambios importantes, con su sistema de partidos fragmentados, un Estado con una amenaza de división latente y una economía pujante que ha sido incapaz de generar empleo suficiente (pronóstico de aumento del 3% del PIB pero con 18% de desempleo este año), Mariano Rajoy fue investido el 29 de octubre de 2016 como Jefe de Gobierno con minoría en la Cámara.

Para llegar a la investidura el representante del Partido Popular (PP) tuvo que esperar 10 meses desde la primera elección, debido a la falta de la mayoría en la cámara y la resistencia de los otros partidos en respaldarle.

Su investidura deja una estela importante: el proceso ha ocasionado fuertes pugnas en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) cuya dirigencia le cobró a Pedro Sánchez, con su remoción del cargo de secretario general, los pobre resultados electorales, mientras Podemos le respira en la nuca a los socialistas en su posición como principal organización política de la izquierda española.

La investidura solo fue posible con la abstención de 69 parlamentarios del PSOE, aunque 15 no respaldaron la línea de la dirección del partido y votaron en contra de Rajoy.

El internacionalista y exdirector de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Félix Gerardo Arellano, destaca los retos que significan gobernar en con minoría parlamentaria, situación que precisa diálogo y tolerancia, por eso considera que el nuevo Gabinete de Rajoy “debería incluir diversidad”.

Pero la colaboración entre los factores políticos en aras de la gobernabilidad no supone solo la disposición del Jefe de Gobierno y del PP, también de la oposición que ha dejado ver que no le hará fácil el ejercicio del Gobierno.

En la sesión de investidura, Antonio Hernando, portavoz del PSOE, se lo hizo saber a Rajoy: “A partir de hoy usted no está en funciones: usted ya no tiene la mayoría que ha venido simulando durante todo este año: usted está en clara minoría y bajo la estrecha vigilancia de todo este Congreso”, dijo.

Añadió: “También estamos dispuestos a valorar las iniciativas que ustedes traigan, que el Gobierno traiga que su grupo presente en estas Cortes, pero si quieren aprobarlas con el apoyo del Grupo Parlamentario Socialista, señor Rajoy, tendrán que convencernos de que son positivas para España y la ciudadanía española, porque de lo contrario combatiremos e intentaremos derrotar democráticamente y tendrán nuestra más firme convicción”.

Pero Rajoy no se amedrenta y sabe a lo que se enfrenta. Señaló que España “necesita un gobierno que esté en condiciones de gobernar. No de ser gobernado, sino de gobernar. No pido un cheque en blanco, como sus señorías saben. Me limito a reclamar un gobierno, que no es lo mismo”.

Además el Jefe de Gobierno tiene una carta que puede jugar si las condiciones lo obligan: en caso que los obstáculos de la Cámara no le permitan gobernar, está facultado para llamar a elecciones en la Legislatura, lo cual podrá hacer a partir del 3 de mayo.

La internacionalista venezolana Elsa Cardozo resalta que este período de Gobierno de Rajoy “se inicia con una fragilidad política enorme y con la necesidad de reafirmar su liderazgo y marcar un rumbo. Le espera un período complicado y le va tocar negociar”, vaticina.

Pero ¿Quién alzará la bocina del teléfono cuando Rajoy pretenda negociar la aprobación de medidas importantes en la Cámara?

Con un partido como Podemos que debe jugar fuerte por su naturaleza radical, Cardozo destaca que “Hay una enorme responsabilidad para los socialistas españoles, porque son el interlocutor de mayor peso. Allí está la clave”. Por su parte, el profesor Arellano advierte que “hay la necesidad de que el pueblo español sepa entender el discurso manipulador de un discurso responsable.

El Partido Socialista actuó responsablemente (al permitir con su abstención la investidura de Rajoy) eso se lo cobran los radicales, y el discurso radical solo lleva al desastre, a destruir instituciones”.

En medio de esta fragilidad institucional no solo Podemos puede sacar partido, también los independentistas, sobre todo los catalanes, pueden aprovecharlo.

Al respecto Rajoy fue tajante: “A mí no me está permitido negociar la unidad de España, o la igualdad de los españoles. Tampoco incumplir nuestros compromisos con la UE; lo mismo que no me está permitido quebrar la estabilidad presupuestaria. Sería inútil pretender que estas materias se sometan a negociación. Ni lo puedo hacer yo, ni lo puede hacer nadie. Digo más: es responsabilidad de todos que no se sometan a discusión, que cumplamos las leyes, que respetemos las reglas y seamos leales a nuestros compromisos”.

Si hay algo en común entre los socialistas y los populares es el respaldo a la preservación de la unión de España y desde el PSOE, Hernando llamó al Jefe de Gobierno a hablar lo más pronto posible sobre el tema. “La fractura y la distancia que hay entre Cataluña y el resto de España, no solamente política sino emocional, social, es sencillamente insostenible”, alertó.

Como se ve no son pocos los retos que afronta, más que el Gobierno ibérico, la sociedad española completa.

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