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Se reducirán las firmas extranjeras en Cuba

El número de representaciones comerciales extranjeras que operan en Cuba se reduciría drásticamente como parte de la nueva política económica del gobierno de Raúl Castro, más interesado en priorizar las inversiones de mayor capital y estimular la producción nacional.

El Ministerio de Comercio Exterior (MINCEX) ha elaborado un listado con alrededor de 160 firmas extranjeras que no podrían realizar transacciones comerciales dentro de la isla, lo que equivale a una probable anulación de sus licencias por falta de operatividad.

«No se sabe qué va a pasar y todavía no es oficial, pero la lista existe y estas compañías están prácticamente paradas», dijo a El Nuevo Herald una fuente vinculada al MINCEX.

Se calcula que más de 3,000 empleados cubanos que trabajan para compañías extranjeras podrían verse afectados.

La medida está limitando la gestión de numerosas representaciones comerciales que habitualmente proveían de alimentos, bebidas y otros insumos a entidades nacionales para ventas minoristas en divisas como Tiendas Meridiano (CUBALSE), TRD Caribe, Tiendas Panamericanas (CIMEX) y Habaguanex.

De hecho, la carencia de productos en las cadenas de tiendas en divisas se ha incrementado desde comienzos de este año, al parecer como consecuencia de la disminución de compras a las firmas extranjeras.

«No podría decir que esa sea la causa, pero la realidad es que los anaqueles de las tiendas en divisas están vacíos», señaló el economista independiente Oscar Espinosa Chepe, que reside en La Habana.

Otros testimonios recogidos por El Nuevo Herald en el interior del país muestran un panorama similar de escasez de productos que se venden en pesos convertibles (CUC), desde aceite de cocinar hasta papel sanitario. Un CUC se cotiza a $1.20 y 24 pesos cubanos.

De acuerdo con orientaciones del MINCEX, las empresas nacionales deben restringir sus compras a representaciones comerciales extranjeras hasta nuevo aviso.

Entre las firmas incluidas en la moratoria del MINCEX estarían Cabrera y Pérez (España), que vende platos y cubiertos desechables; Comercial Whitehorn (España), de bebidas y alimentos; Alimentarias Leguri (Italia) y Pinturas Doal (México).

Unas 250 firmas extranjeras se encuentran registradas ante la Agencia de Contratación a Representaciones Comerciales (ACOREC S.A.), encargada también de reclutar al personal cubano que labora en ellas.

La decisión parece ajustarse a los nuevos rumbos económicos que promueve el gobernante Raúl Castro, enfocado en reevaluar el papel de la inversión extranjera bajo control estatal y recuperar la producción industrial nacional.

En el discurso pronunciado el pasado 26 de julio en la ciudad de Camagüey, Raúl Castro trazó las pautas de la estrategia cubana para «eliminar importaciones y crear nuevas posibilidades de exportación».

«Estudiamos actualmente lo referido al incremento de la inversión extranjera, siempre que aporte capital, tecnología o mercado, para así aprovechar la contribución que esta pueda hacer al desarrollo del país, sin repetir los errores del pasado por ingenuidades e ignorancia en esta actividad y a partir de las experiencias positivas, trabajando con empresarios serios y sobre bases jurídicas bien definidas que preserven el papel del Estado y el predominio de la propiedad socialista», indicó el entonces gobernante interino.

Fiel a esos lineamientos, CIMEX –el mayor consorcio empresarial cubano– realizó en La Habana una ronda de compra con proveedores nacionales y entidades especializadas en comercio minorista, a comienzos de este mes.

El objetivo fundamental de la convocatoria de CIMEX fue conseguir que las producciones nacionales estén representadas en más del 60 por ciento de la mercancía comercializada por esa corporación, abogando para que la meta sea emulada por otras empresas afines del país.

Durante el evento, el presidente de CIMEX, Eduardo Bencomo Zurdo, dijo que para disminuir la escasez de suministros «es imprescindible que la industria nacional participe más en las tiendas», con el aliciente de reducir las importaciones.

«Me parece un proyecto irrealizable», comentó el economista Carmelo Mesa Lago, Profesor Emérito de la Universidad de Pittsburgh. «Si los propios economistas cubanos reconocen que ha habido un proceso de desindustrialización y descapitalización, si la autosuficiencia alimentaria del país no ha conseguido volver a los niveles de 1989, ¿de dónde piensan sacar los productos que piensan comercializar en el mercado interno?»

En el 2007, Cuba importó valores por $9,600 millones –el 16 por ciento en alimentos– y su déficit comercial ascendió a los $5,800 millones.

En cuanto a la inversión extranjera, las prioridades parecen enfiladas a grandes capitales y sectores estratégicos para el país, con especial interés en compañías de China, Venezuela y Rusia.

Desde el 2005, el gobierno cubano comenzó a limitar la existencia de empresas mixtas y la acción de los tímidos mecanismos de mercado que emergieron en el país durante la década crítica de los 90.

La cifra de empresas mixtas cayó de 403 en el 2002 a 236 en el 2006. Desde entonces los proyectos empresariales conjuntos de Cuba se han producido con Venezuela y China en áreas como la explotación petrolera, la minería, la agricultura y las telecomunicaciones.

El Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica asegura que el interés de Cuba no está ya en estimular la proliferación de empresas mixtas, sino sólo aquellas que tengan un verdadero impacto para la economía del país.

La reducción de representaciones comerciales extranjeras está sintonizada con la misma filosofía de control estatal y reforzamiento de la política fiscal.

Fueron precisamente los trabajadores cubanos de ACOREC quienes el pasado 12 de enero protagonizaron una protesta ante las autoridades gubernamentales por la imposición de un gravamen a sus gratificaciones o complementos salariales en divisas.

Ante la ola de protestas por la resolución 277/2007 del Ministerio de Finanzas y Precios, fueron suspendidas las reuniones con los empleados de firmas extranjeras y en su lugar se decidió enviarles cartas, informándoles que el plazo para inscribirse en el registro de contribuyentes expira el 1ro. de abril.

El precio establecido por la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) para la inscripción es de 30 CUC (unos $33), mientras que las gratificaciones recibidas por debajo de la mesa se gravarán entre el 10 y el 50 por ciento, en dependencia del salario del trabajador contratado.

Varios empleados por ACOREC dicen no haber recibido aún la carta de notificación, a diferencia de los contratados por CUBALSE, que mayormente ofrece servicios a embajadas.

«Estamos en un compás de espera, con tremenda incertidumbre, porque se rumora que van a ‘tumbar’ a muchas representaciones extranjeras», dijo un trabajador registrado con ACOREC. «Aquí la rueda del gobierno siempre termina aplastándote».

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