Túnez asegura haber matado a tres emires de Al Qaeda

Tres de los cinco yihadistas abatidos a tiros el pasado viernes por el Ejército tunecino en el suroeste del país eran lugartenientes de Abdelmalek Droukdel, jefe de la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), aseguró este lunes el ministro de Interior, Yehem Garsali.
En declaraciones a los medios, el responsable identificó a los presuntos emires como Murad Garsali, uno de los hombres más buscados del país, Hakim Hazi y Lunis Abul Fatah, este último de nacionalidad argelina.
Los tres formaban parte de la cúpula de la rama local Oqba bin Nefa, vinculada a Al Qaeda a través de Droukdel y de su colega argelino, Mojtar Ben Mojtar, uno de los yihadistas más buscados del Sahel, señaló.
«Con la operación del viernes, ha quedado destruido el 90 por ciento de la Falange Okba Ibn Nefa, cuyo jefe, Lokmane Abú Baker, que dirigió el ataque en (el museo de) El Bardo, también fue abatido en marzo en la región de Gafsa», agregó el ministro antes de precisar que los otros yihadistas muertos no han sido identificados.
Las autoridades tunecinas responsabilizan a la citada rama de los dos atentados que en los últimos tres meses han segado la vida de 60 turistas extranjeros, asesinados a tiros en el museo de El Bardo, en la capital, y en la playa de Susa, pese a que fueron reivindicados por la organización Estado Islámico.
El ministro juzgó posible que esa rama, como otras de la región, se haya escindido y que una parte siga fiel a Al Qaeda y la otra al EI, pero negó con rotundidad que «una organización estructurada denominada Daech (acrónimo en árabe del EI) se haya establecido en Túnez».
«Eso no impide la existencia de algunos elementos que hayan jurado fidelidad a Daech» en el país, precisó.
Desde que en 2011 cayera la dictadura de Zine el Abedin Ben Ali, el Ejército tunecino combate sin mucho éxito bolsas de yihadistas refugiados en la región de Kassrine, junto a la frontera con Argelia.
En los últimos meses, y como consecuencia del traslado a Libia de dirigentes del ilegalizado grupo Ansar al Sharia -que se han unido a la rama libia de la organización Estado Islámico-, los yihadistas han ampliado su radio de acción a provincias interiores como Gafsa o cercanas a la frontera como Ben Guerdan.
Ante esta situación, Túnez ha puesto de nuevo en vigor el Estado de Emergencia, ordenado el cierre de mezquitas radicales, detenido a más de un millar de personas, procesado a tres e impedido a más de 15.000 abandonar el territorio nacional.
Además, construye una valla de separación de más de 160 kilómetros en el límite con Libia, ya que al parecer los tres pistoleros se entrenaron en campos militares de esa nación sumida en la guerra civil.