Universidades de Sudáfrica cierran por violentas protestas de los estudiantes
Las multitudinarias protestas de estudiantes sudafricanos que reclaman que la educación superior sea gratuita obligaron a cerrar los campus de las principales universidades del país, que viven violentos enfrentamientos entre manifestantes y Policía por tercer día consecutivo.
Las universidades de Witwatersrand (Johannesburgo), Ciudad del Cabo, Pretoria o KwaZulu-Natal (Durban) suspendieron las clases y todas sus actividades ante las movilizaciones de los estudiantes, que exigen al Gobierno que anule la subida de las matrículas en un 8% anunciada el lunes.
Los peores disturbios se han vivido en Johannesburgo, donde alumnos de la universidad de Wits han vuelto a marchar por el campus y se han enfrentado a la Policía dentro y fuera del centro, cortando el tráfico en algunas calles del centro de la ciudad.
La Policía les ha obligado a volver al campus, y ha lanzado pelotas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a los universitarios.
Como ya ocurrió ayer, algunos de ellos han atacado con piedras a agentes de la seguridad privada de la universidad, que han respondido devolviéndoles las pedradas.
Varios estudiantes heridos han sido atendidos por ambulancias, y al menos dos jóvenes han sido detenidos.
La Policía se ha desplegado además en otros centros del país en los se ha empleado a fondo para contener a los estudiantes.
Los consejos de estudiantes exigen una moratoria sobre la subida de las matrículas hasta que el Gobierno cumpla su reivindicación de una educación pública gratuita para todos.
Aglutinados bajo el lema #FeesMustFall (Abajo las tasas), estos jóvenes protagonizaron en octubre del año pasado la mayor protesta estudiantil desde la caída del apartheid, y se apuntaron una victoria histórica al forzar al Gobierno a revocar la subida de un 6% de las matrículas prevista para este año.
Las movilizaciones han conseguido este año que el Ministerio de Educación Superior se comprometa a sufragar el incremento de las matrículas de 2017 para los alumnos de hogares que ingresen menos de 600.000 rands al mes (cerca de 38.700 euros), una concesión que no ha logrado aplacar la indignación en los campus.
