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Washington aumenta la presión sobre Irán

George Bush se fue de vacaciones dejando claro que Irán es una amenaza para la seguridad mundial, y por eso dijo que no está dispuesto a ceder ante la actitud desafiante de Teherán. En el marco de esta estrategia de confrontación y aislamiento del régimen de los ayatolás, la Casa Blanca estaría a punto de incluir a la Guardia Revolucionaria iraní en la lista de grupos terroristas internacionales que creó tras los atentados del 11-S. De concretarse, será la primera vez que EE UU incluye a unas fuerzas militares soberanas en su listado de organizaciones que supuestamente desempeñan actividades terroristas. Ayer, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria respondió que disponen de misiles capaces de alcanzar barcos de guerra en el golfo Pérsico.

Las intenciones de Washington fueron publicadas ayer por The New York Times y The Washington Post, citando fuentes de la Administración estadounidense, que añadían que la iniciativa está siendo ultimada por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que ya planteó en el pasado esta posibilidad a los países de la UE. EE UU busca una acción similar por parte de los bancos asiáticos. Y es que la Casa Blanca está visiblemente frustrada con la lentitud con la que avanza el expediente de la amenaza nuclear iraní en el Consejo de Seguridad de la ONU, y acusa además a Irán de ser un país que apoya el terrorismo. Ayer volvió a reiterar que EE UU no contempla actualmente ninguna acción militar contra Irán, aunque la opción está sobre la mesa.

El propósito de Bush, según explican los dos rotativos, es incrementar aún más la presión política y psicológica sobre el presidente Mahmud Ahmadineyad, aprovechando que su Gobierno pasa por horas bajas por la crisis económica y la proximidad de las elecciones. Y de paso, añaden, busca persuadir a otros países aliados e instituciones financieras internacionales a que corten sus relaciones con Irán, país al que la comunidad internacional aplica desde hace un año un régimen de sanciones económicas, financieras y diplomáticas por su programa atómico.

Con esta orden ejecutiva se daría un paso más en la confrontación entre Washington y Teherán. En la práctica, se cerraría el grifo a las operaciones financieras que realiza el cuerpo revolucionario fuera de Irán, como se hace con las 42 organizaciones recogidas en la lista del Departamento de Estado, y en paralelo se prohibirá que las empresas extranjeras puedan suministrarle apoyo, servicios de asistencia o cooperar de cualquier manera como una organización que califica de «terrorista». Al Qaeda, Hezbolá, Hamás y la Yihad Islámica palestina están en ese listado que se creó tras los atentados del 11-S.

Armas para Irak

El Pentágono reitera que la guardia pretoriana de Ahmadineyad facilita armas a la insurgencia iraquí. En este sentido, hace justo una semana, antes de tomar sus vacaciones de verano, el presidente Bush acusó públicamente al régimen iraní de estar «poniendo armas en manos de los extremistas» y de apoyar a la insurgencia que está al lado de la mayoría chií. Y advirtió de que si Teherán no juega un papel más constructivo en el proceso de estabilización iraquí, habrá consecuencias para «las personas que transportan y suministran bombas y explosivos para matar a los estadounidenses».

George Bush señaló también a Teherán por apoyar a los grupos rebeldes talibanes en Afganistán, dos extremos que negó el martes el presidente iraní en su primera visita oficial al país vecino, donde se reunió con el presidente Hamid Karzai. La Casa Blanca contraataca diciendo que se fía más de las evidencias que le aportan sus propios servicios de inteligencia y de los de la Alianza Atlántica (OTAN) que de lo que le diga Ahmadineyad. Y por eso Washington pide a los Gobiernos iraquí y afgano que no se muestren demasiado conciliadores ante el Ejecutivo iraní.

La intención de la Casa Blanca es adoptar la orden ejecutiva a lo largo de este mes, aprovechando que el Congreso está de vacaciones. The Washington Post precisa en todo caso que esta decisión de incluir a la Guardia Revolucionaria en la lista de organizaciones terroristas es la consecuencia de la presión que está ejerciendo el Capitolio, para que la Administración endurezca su posición frente a las ambiciones nucleares de Teherán. Sin embargo, no se precisa si la iniciativa contaría ya con el apoyo del Departamento de Defensa y del Consejo de Seguridad Nacional.

La eventual inclusión de la Guardia Revolucionaria iraní en las listas de organizaciones terroristas que tienen otros países o instituciones es más complicada. Estados Unidos se topó con un rechazo frontal de Rusia y China para incluir a los mandos de este cuerpo iraní en el listado de individuos, empresas y organizaciones sometidos al régimen de sanciones de la ONU.

Condoleezza Rice quiere ejecutar su iniciativa antes de la reunión de la Asamblea General de la ONU a final del próximo mes de septiembre.

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