Zelaya y Micheletti negociaron sin acordar aún una salida a la crisis hondureña
Mientras la policía reprimía una manifestación fuera del hotel sede de las pláticas, tres delegados de ambas partes se reunieron con supervisión de emisarios de la OEA y, aunque reportaron avances del 60%, reconocieron que el punto crucial está pendiente, la restitución de Zelaya, depuesto el 28 de junio en un golpe de estado.
Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil desde que entró inesperadamente a Honduras, el 21 de septiembre, pidió a la comunidad internacional medidas económicas y comerciales «más fuertes» contra el gobierno de facto de Roberto Micheletti. «Las medidas todavía no son suficientes para combatir a un régimen que procura sostenerse por las armas y la fuerza», declaró a la agencia «AFP» el depuesto mandatario.
Micheletti se dijo «contento» de las negociaciones y señaló que «ya se han discutido cuatro puntos», sin revelar detalles, aunque aclaró que «por el momento no hay amnistía», uno de los aspectos en negociación.
La mesa, instalada el miércoles por una misión de ministros de Relaciones Exteriores y por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, discute con base en el Acuerdo de San José, que establece la restitución de Zelaya, un gobierno de unidad nacional y amnistía.
«El avance es importante, claro que el punto relevante es el presidente Zelaya. Tenemos un plazo, el 15 de octubre», dijo Mayra Mejía, una de los tres negociadores del mandatario depuesto.
La abogada Vilma Morales, de la representación de Micheletti, precisó que se ha avanzado en un «60% con base en el Acuerdo de San José, en puntos importantes como el gobierno de unidad nacional».
«Aunque haya 60% de avance, si no hay restitución todo se echa para atrás. Hay un cambio de actitud en la mesa, pero mientras no se encuentre consenso en ese punto lo demás es secundario», dijo Juan Barahona, también negociador de Zelaya.
Los negociadores del régimen de facto bajaron el tono confrontativo que usó Micheletti cuando advirtió a los ministros de Exteriores de que dejaría el poder si Zelaya desiste de su restitución y que las elecciones, aún sin aval internacional, están firmes para el 29 de noviembre.
El diálogo, segundo intento de la misión de ministros de Exteriores tras fracasar en agosto y que se retomará el martes, se lleva a cabo contra el tiempo, pues el calendario electoral corre y la crisis económica y política se profundiza.
Zelaya fijó el 15 de octubre para ser reinstalado y tener mes y medio para organizar los comicios, en tanto que el gobierno de facto, apoyado por los militares y el poderoso empresariado, apuesta porque la comunidad internacional termine por reconocer las elecciones como salida al conflicto.
Pero los zelayistas no dan tregua en las calles y ahora trasladaron sus manifestaciones frente al hotel sede del diálogo. Lanzando gases lacrimógenos y chorros de agua con productos químicos, policías y militares reprimieron el viernes la concentración de un centenar de manifestantes. «Aunque nos tiren gases, seguiré en pie de lucha porque quiero tener al presidente por el que voté en la Casa de Gobierno, no al que pusieron las fuerzas armadas», dijo Orlinda Cruz, de 59 años, afectada por los gases.
Micheletti rechazó una solicitud de los ministros de Exteriores de trasladar a Zelaya de la embajada a un lugar más cómodo. «Yo no lo llevé allí, él está voluntariamente, puede quedarse allí todo el tiempo que quiera», dijo.
La tensión se abonó con una denuncia de la ONU según la cual unos 40 ex paramilitares colombianos fueron reclutados por propietarios de tierras hondureños para su protección, tras el golpe.
El ambiente sólo se afloja un poco con el fútbol. Los hondureños harán una pausa en la crisis este sábado para animar a la selección, que se enfrentará como local a los Estados Unidos en un crucial duelo de las eliminatorias mundialistas.
