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Daniel Ortega, el presidente con más tiempo en el poder en Nicaragua

Con su tercer mandato consecutivo Daniel Ortega se convertirá en el presidente con más tiempo al frente de poder en Nicaragua, superando al dictador Anastasio Somoza García, el padre de esa dinastía familiar contra la que el exguerrillero sandinista luchó hasta derrocarla.

Somoza García (1896-1956) fue presidente desde 1937 hasta 1947. Ortega acumula ahora 15 años y 3 meses en el poder, y cuando culmine su cuarto mandato y tercero consecutivo -que asumirá el próximo 10 de enero- habrá sumado 20 años, 3 meses y 15 días al frente del gobierno del segundo país más pobre de América Latina.

Superará así a Somoza García, a sus hijos Luis Somoza Debayle, que gobernó entre 1956 a 1963, y Anastasio Somoza Debayle, que lo hizo primero entre 1967 y 1972 y luego entre 1974 a 1979, y también al caudillo José Santos Zelaya, que lideró la revolución liberal y estuvo en el poder de 1893 a 1909.

Ortega, que gobernó primero entre 1985 y 1990, y luego desde 2007, logró su nueva reelección en unas elecciones en las que no pudo participar el principal bloque opositor y en las que no hubo presencia de observadores independientes.

Media vida dirigiendo un país

Cuando los historiadores revisen las últimas dos décadas del siglo XX y las primeras tres del siglo XXI, se van a encontrar con Ortega, el personaje que más ha influenciado la historia política de Nicaragua. Medio siglo de historia política resumida en un solo hombre, anotó el especialista nicaragüense en temas de comunicación Alfonso Malespín Jirón.

Ortega lleva más de la mitad de su vida como líder indiscutible del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), partido del que ha sido su único candidato presidencial en los comicios de 1984, 1990, 1996, 2001, 2006, 2011 y 2016.

Fue uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista y, tras derrocar por las armas el 19 de julio de 1979 a la dictadura de Somoza Debayle, fue coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y presidente de 1985 a 1990 para, 15 años después, volver al poder, esta vez por las urnas, repetir en 2011 y nuevamente en 2016.

En 2008, durante una entrevista concedida al periodista británico David Frost, de la cadena árabe Al Jazeera, Ortega declaró que espera vivir el tiempo suficiente para contribuir a esta nueva etapa de desarrollo de la revolución y recordó que su madre, Lidia Saavedra, vivió hasta los 97 años.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha advertido sobre la perpetuación de un poder absoluto a largo plazo, ejercido por una persona o un partido de forma dinástica.

Cuando los sandinistas aprobaron en 2014 una reforma a la Constitución que le da el derecho a la reelección indefinida, Ortega fue comparado por sus antiguos camaradas con el «Somoza for ever», como se definía a esa dinastía que sojuzgó el país centroamericano por 40 años.

Álvaro Somoza Urcuyo, nieto de Somoza García, advirtió a Ortega tras su reelección en 2011 que no es saludable concentrar un poder absoluto.

«Nunca, nunca jamás mi tío (Anastasio Somoza Debayle) entendió que el control absoluto no era saludable y le costó la Presidencia y le costó la vida», recordó.

Poder absoluto

El otrora guerrillero marxista, que goza de mayoría absoluta en el Congreso y el respaldo del Ejército y la Policía Nacional, además de controlar más de tres cuartas partes de los gobiernos locales, y mantener una alianza de consenso con empresarios y sindicatos, se prepara para asumir su cuarto mandato y tercero consecutivo el 10 de enero de 2017.

Lo hará sin contrapesos, ahora con su influyente esposa, Rosario Murillo, como vicepresidente; con una oposición debilitada, dividida y hasta controlada por el poder.

Además con el apoyo de un electorado seducido por megaproyectos como la construcción de un canal interoceánico, una refinería, un puerto de aguas profundas en el Caribe o una hidroeléctrica capaz de generar la mitad de energía que Nicaragua consume y del que ninguno ha ejecutado.

Su principal incertidumbre la tendrá en materia exterior por la crisis política que atraviesa Venezuela, su principal aliado y benefactor económico, que ha dado a Ortega unos 4.660 millones de dólares desde que retornó al poder en 2007 y administra al margen de la ley del presupuesto nacional a través de una empresa privada ligada a su partido.

También por la amenaza de sanciones financieras por parte de Estados Unidos, el principal socio comercial de Nicaragua, ante la falta de apertura democrática en este país.

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