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Desde este 10E Maduro enfrenta un duro escenario con sus vecinos

A partir de su juramentación como presidente de la República, este jueves, ante el Tribunal Supremo de Justicia, Nicolás Maduro enfrentará una situación inédita para algún gobierno venezolano, pues sus vecinos fronterizos y otros países suramericanos desconocen su mandato.

Tras la declaración, el viernes pasado, del Grupo de Lima, el cual está conformado por 14 países, la mayoría de Suramérica y tres de ellos limítrofes con Venezuela, en la cual declaran ilegítimo al nuevo Gobierno y reconocen a la Asamblea Nacional como único poder político para sus relaciones, es imprevisto el escenario que se le pueda presentar a Maduro.

El Grupo de Lima se creó en agosto de 2017 para presionar la salida de Maduro, a raíz de la ineficacia de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por aplicarle la Carta Democrática a Venezuela. Lo integran Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía.

Duque y Trump han planeado cómo elevar la presión sobre Maduro.

Colombia, Brasil y Guyana, naciones que conforman las fronteras terrestres de Venezuela por occidente, sur y oriente, ya manifestaron su animadversión hacia el Primer Mandatario nacional.

Maduro, la Cancillería y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) temen una posible incursión militar, que prevén más probable por el lado colombiano, tal como lo han manifestado públicamente.

Este mismo miércoles 9 de enero, Maduro reiteró la denuncia de que se estaría planeando un golpe de Estado impulsado por el Grupo de Lima, apoyado por Colombia y gestado desde Estados Unidos.

No es para nadie un secreto la postura del mandatario colombiano Iván Duque, quien abiertamente ha manifestado que trabajará para provocar un cambio en el gobierno venezolano. El Ejecutivo neogranadino incluso piensa tomar medidas para impedir que los funcionarios gubernamentales venezolanos ingresen a su país.

Por el lado suroriental, el recién investido jefe de Estado brasileño, Jair Bolosonaro, se ha manifestado en términos similares.

Ambos presidentes vecinos de Venezuela ya se reunieron con el mandatario estadounidense, Donald Trump, país que no pertenece al Grupo de Lima, pero cuya oposición al gobierno bolivariano lo llevó a aprobar sanciones contra funcionarios y transacciones e iniciativas económicas del gobierno de Maduro, y que, además,  planteó abiertamente que la intervención militar está sobre la mesa de las opciones a la hora de empujar un cambio político en Venezuela.

De hecho, Trump está presionado por legisladores republicanos para que tome acciones más duras contra Maduro.

Bolsonaro abiertamente plantea acabar con el gobierno venezolano.

No pareciera posible que Colombia, Brasil o Guyana unilateralmente decidan incursionar militarmente contra Venezuela, pero el temor en el gobierno bolivariano es que se pueda dar una situación en algún punto de su frontera, que dé pie a un enfrentamiento bélico con alguno de sus vecinos y, posteriormente, le otorgue excusas a EEUU de intervenir.

¿Cercado?

Pero el problema no es solo por la frontera terrestre, tanto Colombia como Guyana comparten fronteras marítimas, además de las aéreas, con Venezuela, lo cual amplía el escenario conflictivo.

Ya el 22 de diciembre se dio el último incidente marítimo con Guyana, país con el cual Venezuela tiene un viejo diferendo limítrofe, que dio pie a que la Fanb reforzara su vigilancia naval en las aguas orientales venezolanas, que le dan a país su salida al Océano Atlántico y que compromete , además, la desembocadura del Orinoco.

Por el lado norte, el gobierno que inicia este jueves en Venezuela tampoco la tiene cómoda. Aruba, Curazao y Bonaire, si bien no han hecho pronunciamiento públicos en los últimos días respecto de la toma de posesión de Maduro, es conocido que no forman parte de los países caribeños afectos al chavismo.

Incluso, las tres islas pertenecen al Reino de los Países Bajos, país que integra a la Unión Europea (UE), bloque del viejo continente que también votó por no reconocer a Maduro, que ya aprobó sanciones contra el país y cuya representación diplomática no estará presente en el acto del TSJ.

Lo que implica que la UE también está dentro del área limítrofe venezolana.

Más al sur, Perú y Argentina, ya anunciaron que tomarán medidas para impedir la entrada de funcionarios del gobierno de Maduro a sus países, tal como lo determinó el comunicado del Grupo de Lima.

Chile y Paraguay, en Suramérica; Panamá, Costa Rica, Guatemala y Honduras, en Centroamérica; Santa Lucía -que pertenece a Petrocaribe- y Canadá,  más al norte, no se la pondrán fácil a Maduro, aunque no han expresado aún la posibilidad de aplicar sanciones al país.

México es la excepción del Grupo de Lima que decidió no avalar la postura del conglomerado alegando respecto a los asuntos internos de cada país y enviará su representación a la juramentación de Maduro.

Más allá del Grupo de Lima, la OEA planea reunirse este mismo jueves para intentar nuevamente aprobar alguna resolución contra Venezuela.

Por otro lado, y aunque no pertenece al Grupo de Lima, pero que históricamente era un aliado de Venezuela por su común legado bolivariano, Ecuador decidió este miércoles retirar a su embajador de Caracas, por un impasse reciente  del ministro de Comunicaciones de Venezuela, Jorge Rodríguez, con Quito.

De esta forma, el nuevo gobierno de Maduro deberá hilar muy fino sus relaciones internacionales y sus decisiones, pues no contará con sus vecinos para avalarlas.

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