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Francia arde y se paraliza por protestas de los ‘chalecos amarillos’

 

 

París es la ciudad más turística del mundo, pero los turistas que se encuentren este sábado 8 de diciembre en la Ciudad Luz no podrán apreciar ni la Torre Eiffel, ni el Museo de Louvre, ni los Campos Elíseos.

Tampoco podrán comprar en las grandes tiendas ubicadas en dos centros comerciales claves, Galeries Lafayette Haussmann y BHV Marais, pues todos estarán cerrados producto del temor de que se desate la violencia en la protesta que convocaron los chalecos amarillos para este día en la capital de Francia.

En su lugar los turistas que visitan Francia en esta oportunidad se toparán con un amplio operativo de seguridad de 89 mil efectivos, 8 mil de los cuales estarán en París. La semana pasada el despliegue policial fue de 65 mil. Y se recurrirá a una docena de vehículos blindados de la Gendarmería especializados en desmontar barricadas.

¿La causa?

Desde el 17 de noviembre las calles de París y de otras ciudades francesas están movilizadas por las protestas   masivas de los chalecos amarillos, un movimiento que toma su nombre de la prenda fluorescente de uso obligatorio para los automovilistas, como muestra del rechazo popular al alza de los combustibles prevista por el Gobierno francés a partir del 1 de enero, pero rápidamente se extendieron a otros temas como los nuevos impuestos y la disminución del poder adquisitivo.

Pero el gobierno francés respondió con fuerza y las mismas se extendieron.

En las manifestaciones del 24 de noviembre participaron más de 100.000 personas, según las cifras oficiales, y la policía arrestó a más de un centenar de manifestantes.

El 1 de diciembre el Gobierno francés sacó a 65.000 agentes para controlar las protestas que se saldaron con más de 400 detenidos y 133 heridos.

Ante esto, analistas consultados por Sputnik consideran que la revuelta de los chalecos amarillos empezó como una queja contra el aumento de unos céntimos del precio del gasoil. Hoy la protesta parece imparable, los responsables políticos son humillados, la presidencia del país ha perdido la autoridad y las próximas protestas callejeras pueden hacen temer un aumento de la violencia que se traduzca en víctimas mortales.

 

La gravedad de la situación ha obligado al presidente Emmanuel Macron a renunciar a uno de sus principios grabados en mármol, destacó la agencia: no ceder ante las protestas, no renunciar a sus reformas por la presión de la calle. Y en ese aspecto, ya ha frustrado uno de sus sueños, ser diferente a todos sus antecesores

Macron, quien no se ha dirigido al país desde que llegó de Argentina, luego de participar en la Cumbre del G-20, tras más de dos semanas de protestas y manifestaciones de inusitada violencia, con el argumento de que no quiere atizar más la presión popular, delegó la vocería de su gobierno en su primer ministro Edouard Philippe.

Los anuncios de Philippe fueron más allá de lo que se pensaba hace dos semanas. El gobierno de Macron decidió retrasar por seis meses el aumento de las tasas del gasoil y la gasolina; aplazar la convergencia en los precios de los dos combustibles. También frenó durante todo el invierno el aumento de las tarifas del gas y la electricidad que debía producirse este próximo enero y suspendió el endurecimiento del control técnico de vehículos, que iba a encarecer de forma considerable la operación.

Al día siguiente, el ministro de Transición Ecológica, François de Rugy, declaró que el incremento de los impuestos queda anulado para todo el año 2019.

Las medidas iban acompañadas de una invitación al diálogo con todos los actores sociales y políticos para encontrar soluciones de consenso. Pero el Gobierno anunció que si los impuestos bajan, no se puede pensar en una mejora de los servicios públicos.

Rechazo

Pero, lo que no pensaba el Gobierno es que los chalecos amarillos en vez de retirar sus llamados a protestar los endurecerían. Su reacción ante los anuncios fue negativa. Opinan que se les toma el pelo con un anuncio de postergar por seis meses el aumento de los combustibles. Ante ello, el Gobierno retiró definitivamente el aumento del precio de los combustibles. Pero esto tampoco paró las protestas.

Emmanuel Macron, acorralado por un movimiento que paralizó al país

Los chalecos amarillos han pasado de representar una protesta por un aumento de impuesto a rozar la insurrección popular.

Ante esta situación, 53% de los franceses, la mayoría que apoya a la gestión de Macron, está a favor de que el Gobierno decrete el estado de emergencia y 69% rechaza las acciones violentas.

Los que están en desacuerdo con la medida (en un 72 por ciento) son seguidores del partido izquierdista Francia Insumisa, presidido por Jean-Luc Mélenchon, quien fue el contrincante de Macron en las pasadas elecciones.

Sin embargo, el movimiento de los chalecos amarillos cuenta, según la encuesta, con el respaldo del 72 por ciento de la población gala, según un sondeo realizado por la compañía Ifop-Fiducial, reseñado por la agencia rusa.

Policías de brazos caídos

Pero, no solo los chalecos amarillos protestarán este sábado. El sindicato de policía francesa Vigi declaró una huelga indefinida que comenzará el 8 de diciembre, en apoyo a la exigencia de aumentar el poder adquisitivo.

Afirman que no se sumarán a la protesta de los chalecos amarillos, pero los apoyan.

La protesta que inició el 17 de noviembre, ya lleva cuatro muertos y varios centenares de detenidos.

El gobierno teme que se desate la violencia este sábado y más cuando este viernes la policía francesa decomisó en el sur del país, en vísperas de las protestas de los chalecos amarillos, 20 cócteles molotov y tres artefactos explosivos caseros.

En peligro el Gobierno de Macron

Toda esta situación ha llevado a que las tres principales formaciones de izquierda francesas –el Partido Socialista (PS), La Francia Insumisa (LFI) y el Partido Comunista Francés (PCF)– planteen presentar el lunes una moción de censura conjunta contra el Gobierno.

 

«Decidimos trabajar juntos en la presentación de una moción de censura el próximo lunes, durante los próximos días trataremos de ampliar el perímetro de los signatarios, hay que mostrar que otras vías son posibles», dijo el primer secretario del PS, Olivier Faure a través de la red social Twitter.

Si bien la oposición no tiene mayoría en el Congreso, sino la derecha representada por Macron, se teme que la protesta en las calles se caliente tanto que el Gobierno pierda su apoyo en el Legislativo.Una fogata, con el Arco del Triunfo de fondo (AFP)

Dentro del movimiento de los chalecos amarillos hay varias tendencias, desde los más moderados, que incluso invitan a los manifestantes a que protesten este sábado en las regiones y no en París “porque será una trampa”, ante el temor de que se desate la violencia, a los más radicales que piden la dimisión del Presidente y su sustitución por un general, la proclamación de la VI República, o la disolución de la Asamblea y el Senado o una subida de sueldos generalizada.

Así está la situación de Francia, previo a las protestas de este sábado y en vísperas de que se abra en el Congreso un proceso para terminar con el mandato de Emmanuel Macron.

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