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Burocracia se impuso en el III Congreso del PSUV

Al estilo militar, Nicolás Maduro se posicionó como presidente del PSUV luego de que se leyeron las 32 resoluciones del Congreso Ideológico, en el Cuartel de La Montaña. De manos de Diosdado Cabello recibió la bandera del partido como si se tratara de una transmisión de mando en alguna guarnición castrense.

“El estandarte, vínculo de mando, está en buenas manos”, expresó Cabello.

El acto simbólico recogió dos fines estratégicos del III Congreso: uno, legitimar a Maduro y a Cabello como líderes de la organización, y a Hugo Chávez como “comandante supremo” y su pensamiento como parte de la doctrina ideológica; coincidieron delegados de Caracas, Carabobo, Sucre, Anzoátegui, Zulia y Falcón. Y dos, medir fuerzas con las corrientes y tendencias con ocasión de las elecciones de candidatos a la Asamblea Nacional en 2015.

Los grupos ganadores fueron la alianza Maduro-Cabello y las expresiones de gobernadores y alcaldes que conquistaron 80% de la composición del III Congreso, lo que minimizó cualquier divergencia e implosión interna.

La incorporación del Alto Mando Político de la Revolución en los estatutos, aprobada por los delegados, así como la eliminación de la potestad a los equipos regionales, municipales y parroquiales del PSUV de elegir candidatos a cargos públicos y autoridades en sus jurisdicción, fortalecen a Maduro y Cabello por ser quienes escogen a los miembros del Alto Mando Político de la Revolución y quienes se abrogan el derecho a tomar decisiones en aspectos claves, sobre todo cuando llegue la selección de los aspirantes al Parlamento.

“Depositamos nuestra confianza en la intuición y capacidad de Maduro para seguir la revolución”, afirmó el vicepresidente Jorge Arreaza.

Pedro Marillán Sánchez, militante del PSUV y comunicador alternativo, describió la situación en Aporrea: “Triunfó la aplanadora; fue la ratificación del poder constituido. La aplanadora de la burocracia estatal del PSUV se impuso en el III Congreso al silenciar a la militancia disidente, crítica y que denunció las desviaciones ideológicas del proyecto socialista. La maquinaria estuvo aceitada para combatir a los revolucionarios que militamos y optamos por el Golpe de Timón, por el Plan de la Patria (el verdadero) dejado por el segundo Libertador. Los verdaderos luchadores sociales fueron barridos por el nepotismo. Quedaron dirigentes mediocres, sin médula revolucionaria ¡pura jaladera!”.

¿Perdedores?

Los perdedores: la disidencia ortodoxa, las corrientes como Marea Socialista y los Círculos Bolivarianos, los “izquierdistas trasnochados” y quienes esperaban posiciones radicales, de no ceder ante sectores empresariales y que debatieran las observaciones de Jorge Giordani, de Héctor Navarro, lo que fue desechado por Aristóbulo Istúriz, gobernador de Anzoátegui.

“No vamos a manchar el Congreso con cosas intrascendentes”, respondió Istúriz a Navarro, quien envió dos nuevas cartas, en las que cuestionaba el pase a Tribunal Disciplinario y que la Dirección Nacional del PSUV no se reuniera, y que la cúpula (7 dirigentes aproximadamente) decidiera en nombre de los otros 14 miembros.

Incluso Cabello acusó a los críticos de ser “un partido”, no una corriente y dejó entrever que estaban fuera del PSUV. Sin embargo, el politólogo Nicmer Evans niega que Marea Socialista haya sido derrota: “Es pueril decir eso; no participamos en las elecciones como corriente; hubo individualidades, identificadas como nosotros, que se ganaron el derecho a estar en el Congreso y asumir la idea de una constituyente. No somos un partido sino militantes que demandan hacer una auditoría a los recursos del Estado, acabar la corrupción, hacer un reforma impositiva y promover una constituyente en el partido”.

Evans y Gonzalo Gómez, coordinador de Marea Socialista, exigieron respeto a la diversidad, como establecen los estatutos y principios, para garantizar la unidad en el PSUV. Visualizan siete corrientes: Frente de Campesinos Bolívar-Zamora; Marxistas Revolucionarios; Círculos Bolivarianos; Clase Media Socialista; MBR-200; Marea y ex militantes de la Liga Socialista que abogan por no ceder ante el adversario político y por radicalizar la revolución. “Somos corrientes que defendemos ideas, no grupos que giran sobre personas”, dijo Evans.

Reunión “histórica” y “admirable”

Las lecturas en el oficialismo sobre el III Congreso del PSUV, en cambio, son positivas, a pesar de que la Juventud del PSUV perdió en su intento de extender a 35 años el límite de edad para pertenecer a esta instancia, lo que favorecía a los ministros Héctor Rodríguez y Víctor Clark, y a 65% de la JPSUV que cumplieron 30 años.

“Fue un acto histórico”, afirmó Cabello. “Un congreso admirable”, dijo Tareck el Aissami, dos cabezas de los grupos que, en silente, pugnan por el poder junto con otros gobernadores.

José Ureña, diputado del PSUV, señaló que a pesar de las críticas se mantuvo la unidad: “No hay división y salen fortalecidos los líderes fundamentales: Maduro y Cabello”.

Su colega Saúl Ortega coincide con Ureña y califica de “exitoso” el Congreso porque, a través de las UBCH, las bases tendrán un papel en el PSUV, en instancias de gobierno y ante las comunidades.

Jorge Luis Chirinos, delegado de Falcón, dijo que, luego del Congreso del PSUV, se refuerza la gobernabilidad con la legitimidad de Maduro en el partido, y los delegados regresan a los estados con líneas políticas que deberán exponer a las UBCH y a toda la militancia. “El PSUV ejerció un control de las políticas del gobierno con las interpelaciones a los ministros y las 22.000 propuestas hechas al presidente”, expresó.

Ahora, en el gobierno solamente esperan una cosa de los delegados: “Critíquennos y exíjannos, pero no nos dejen solos”, como pidió el vicepresidente Jorge Arreaza.

Los Datos

17% de participación en primarias; 18% fueron las propuestas de los delegados (de 136.000 solamente llegaron 25.000); 65% de la JPSUV tendrá que ser renovado; 985 delegados representaban a los estados (537 fueron elegidos; el resto, impuesto por ser dirigentes natos); se aprobaron 32 resoluciones; se usaron 8 salas de Parque Central, 3 escenarios (Teatro Teresa, El Poliedro y el Cuartel de la Montaña) y el hospedaje fue el hotel Alba Caracas.

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