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Descartan intervención militar por Esequibo

El abogado y exembajador ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la aplicación del Acuerdo de Ginebra, Emilio Figueredo, no cree que la disputa por el territorio Esequibo que sostienen Venezuela y Guyana llegue a una intervención militar porque -según explica- cada nación tiene conciencia de que esto generaría una reacción inmediata del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

“Cancilleres han reiterado que la acción militar está excluida y si eso es así no queda sino la diplomacia, que por definición es silenciosa, reservada. Pasó en este caso con Colombia que el decreto (1787) se cambió y se negoció y el presidente Juan Manuel Santos habló antes de que los venezolanos conociéramos el nuevo decreto”, dijo en una entrevista realizada por el corresponsal en Venezuela del diario brasilero Folha de Sao Paulo, Samy Adahirni.

A juicio de Figueredo, Guyana no va a regresar a los buenos oficios y Venezuela no va a ir a la Corte Internacional, pero indica que aunque las naciones involucradas están en estos dos extremos hay posibilidades de mediación.

“La mediación puede llegar a presentar de qué manera se puede resolver el conflicto. Determinar, por ejemplo, que el Acuerdo de Ginebra plantea soluciones marcadas por la corresponsabilidad en el desarrollo sustentable en la zona en reclamación, se puede dar luces más allá de la soberanía plena”, dijo.

Refirió que se vislumbra una “solución cercana” si Venezuela no insiste y deja que Guyana desarrolle su potencial petrolero en algunas zonas. «Pero que no sean en las venezolanas como pretendieron con el Decreto de Plataforma Continental», afirmó.

“Lo que más le interesa a Guyana es desarrollar el campo Exxon porque es su despegue. Venezuela puede entender este hecho, pero al mismo tiempo poner los límites porque Guyana se extralimitó: cuando se dirigió a las Naciones Unidas para su proyecto de plataforma continental cercenó la Plataforma del Orinoco, dio concesiones petroleras en la zona en reclamación y en las costas del Orinoco”.

Esta mediación, explicó el también editor de analitica.com, puede ejercerla un país con su representante, bajo una figura que ambas naciones acepten. Aunque no dio nombres de quién o quiénes podrían cumplir este rol, señaló ejemplos en la historia de lo que ha sido una buena mediación: “Chile y Argentina estuvieron a punto de ir a una guerra por el canal de Beagle y en ese caso el mediador fue el Vaticano. Para un país anglosajón y un país latino determinar cuál es el árbitro es más difícil”.

Las aguas a su cause

Para el experto en el tema del Esequibo, lo importante es “volver las aguas a su cause” inicie o no la mediación. “No le conviene ni a Brasil, ni a Venezuela, ni a Surinam, ni a nadie un conflicto en la región, por eso es importante el derecho internacional y la cooperación internacional”, detalló al señalar que el rol de la Celac y Unasur puede ser provechosa “pero no inclinándose de un lado o hacia otro”.

Pese a esta postura, Figueredo hace la salvedad de que la internacionalización del conflicto hasta ahora no ha sido positiva para Venezuela. “Venezuela indujo la internacionalización del conflicto pero Guyana la aprovechó. Si hacemos una balanza de fuerzas, el pequeño país tiene un respaldo de posiblemente 100 países ¿y los no alineados a dónde van? Venezuela puede tener, pero tibio, el apoyo de Unasur y Mercosur”.

Agregó que entre los países miembros de Caricom, hasta Cuba tiene una posición más cercana a Guyana, “porque en 1962 Fidel Castro se metió en la aventura africana, todo el Caribe se le cerró, también Venezuela y no tenía dónde reabastecer combustible. El único que se la permitió fue el gobierno guyanés de la época”.

Un conflicto con visos políticos

Emilio Figueredo indicó que la reactivación del conflicto territorial entre Venezuela y Guyana tiene que ver con el contexto electoral del país.

“Esto tiene que ver con la necesidad de despertar el nacionalismo, aunque no es un ejemplo bueno pero es como el caso de Leopoldo Galtieri con las Malvinas, ni Galtieri salió bien ni las Malvinas. Este ejercicio de nacionalismo es peligroso porque lo peor que hay en las relaciones internacionales es la diplomacia del micrófono, que aleja las posibilidades de acuerdo porque está destinado a las situaciones internas”.

“Del lado de Guyana hay un presidente que ganó con un margen muy pequeño y en el caso de Venezuela tenemos un presidente con un declinar en la popularidad”, finalizó.

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