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El derecho a la salud fue emboscado con bombas lacrimógenas en la Fajardo

La salud en Venezuela se resume en orar para que no te enfermes porque no vas a encontrar las medicinas para curarte. Tal es el caso de Linda Villasmil, quien con un nudo en la garganta y las lágrimas a punto de derramarse contó que desde hace tres años padece neuralgia del trigémino (afección dolorosa crónica que afecta al trigémino nervio craneal), también conocida como «la neuralgia del suicidio, porque es tan fuerte que no lo soportas». En el caso de ella esta enfermedad le agarró la parte dental, lo que le ocasiona un dolor que describe como agujas pinchándole la encía, dolor con el que hoy decidió salir a la calle para exigir al Gobierno y las instituciones del Estado que permitan la apertura del canal humanitario.

Villasmil comenzó a padecer de esta enfermedad dolorosa porque en una actividad con el alcalde Carlos Ocariz fue golpeada con un casco en el lado derecho de la cara por un sujeto adepto al Gobierno. Ella no solo protestó y resistió la represión de los cuerpos de seguridad del Estado por su caso, también lo hizo por el de su esposo que fue operado del corazón y por su madre que es diabética y «sus vidas corren peligro al no poder cumplir su tratamiento».

José Rubén Díaz de 66 años, es otro venezolano que padece asma crónica y desde hace dos meses no consigue el inhalador para su tratamiento a pesar de que «todos los días voy a buscar el medicamento y no lo consigo. Tengo 30 años padeciendo esta enfermedad en las vías respiratorias y es la primera vez que me pasa esto», por lo que hizo un llamado al Gobierno a abocarse y permitir la apertura del canal humanitario para que él y todos los venezolanos puedan adquirir los medicamentos.

Los médicos dejaron el consultorio

Los médicos de las distintas especialidades este 22 de mayo dejaron sus sillas y sus consultorios para salir a las calles de Venezuela para protestar y exigir al Gobierno que brinde soluciones a la grave crisis que atraviesa el sector salud. Condenaron que a causa de la escasez de medicamentos e insumos no pueden brindar una atención adecuada a sus pacientes lo que ha ocasionado la muerte de algunos como fue el caso de Dilfred un joven de 15 años que murió en el Hospital de Niños J. M. de los Ríos por una infección que no pudo ser tratada con los antibióticos que se necesitaban, y que fue causada por la contaminación del centro médico.

Bajo el sol y a sabiendas de que los esperaba un piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), los médicos, pacientes y dirigentes políticos marcharos por la avenida libertador hasta Chacaíto donde al no poder pasar y se desviaron a la autopista Francisco Fajardo, lugar en el que fueron emboscados y reprimidos por la PNB y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

«Y cuál Constituyente si en los hospitales se nos mueren los pacientes», era la consigna que gritaban los médicos a los efectivos de la PNB que con paredes metálicas impedían que continuaran su camino por la avenida Solano hasta el Ministerio de Salud. El diputado José Manuel Olivares, junto a otros médicos entre los que se encontraba una mujer, se subieron a la barrera para exigirle a las femeninas de la PNB que abrieran el paso. Al no recibir una respuesta afirmativa y antes de que comenzara la represión, en un lugar donde se encontraban atrapados, decidieron intentar continuar con su camino por la autopista Francisco Fajardo.

Con sorpresa y angustia caminaban a lo largo de la autopista. Los manifestantes comentaban entre ellos lo extraño que resultaba el que los dejaran avanzar más allá de El Rosal o Las Mercedes, lugar en el que han sido reprimidos por los cuerpos de seguridad del Estado en las actividades de calles convocadas por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) durante estos 52 días de protestas. Cuando se encontraban a la altura de Bello Monte, cerca del centro comercial El Recreo, fueron emboscados por efectivos de seguridad que desde una de las salidas a la Fajardo comenzaron a lanzar bombas lacrimógenas.

Los jóvenes les hacían frente y devolvían las bombas cuando por el puente de la autopista sentido este aparecieron efectivos de la GNB con tanquetas, pero que curiosamente solo observaban como eran reprimidos los manifestantes que se encontraban vía sentido oeste. Así estuvieron por una hora. A la altura de El Rosal otro grupo de efectivos sorprendieron a los civiles obligándolos a correr en dirección al distribuidor Altamira. Sin embargo, la represión duro 20 minutos, las personas ante la calma repentina detuvieron su retirada y se mantuvieron en el sitio hasta.

Cuando menos se lo esperaron, la GNB comenzó a avanzar disparando bombas y accionado la «ballena». Los gases lacrimógenos eran disparados en ráfaga; y la gente, tratando de cubrirse la cabeza, corrían medio encorvados, unos hacía las mercedes, donde ya los esperaba un grupo de motorizados de la PNB y otros hacía Altamira y Chuao buscando escapar de la represión que minuto a minuto se intensificaba y de la que salían los heridos transportados en motos voluntarias, uno tras otro.

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