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Emilio Figueredo: “Guyana tuvo un precio”

Para el diplomático Emilio Figueredo, los silencios y las declaraciones imprudentes de estos últimos 14 años se deben por haber asumido como buena la consigna de Fidel Castro de que esa negociación surgía de una iniciativa de EEUU para derrocar el gobierno procomunista de Jagan.

 

El director de Analítica.com considera que la necesidad de obtener apoyo de los 15 votos del Caricom en foros internacionales generó la “consigna de que a Guyana no se toca ni con el pétalo de una rosa”

 

–Hace unas semanas se recogieron 10 millones de firmas para que Obama eliminara un decreto que al final no derogó. En los medios oficiales tildaban de traidores de la patria a quienes no firmaban. ¿Por qué no se emplea el mismo fervor patriótico con el tema Esequibo?

–Ciertamente, el gobierno se empeña en hacer una campaña de defensa de la soberanía engañosa, porque sabe que Estados Unidos no tiene la menor intención de invadir a Venezuela. Y el argumento de que quieren adueñarse de nuestro petróleo se cae por su propio. Hoy EEUU es el mayor productor del mundo de petróleo y no necesita para nada el nuestro. Incluso es bueno recordar que después de haber vencido a Sadam Hussein en Irak, nunca se adueñaron del petróleo de ese país. En todo caso, si hay una potencia sedienta de controlar las materias primas del tercer mundo sería más bien China que presenta grandes déficit de ellas

 

–En verdad, ¿qué tanto interés económico y geopolítico reporta para Venezuela el tema del Esequibo hoy?

–Más que un interés económico, el tema de la recuperación del territorio Esequibo responde a una necesidad histórica de nuestro país de corregir agravios de los que fuimos víctimas a finales del siglo XIX. De hecho Guyana ha realizado en el pasado exploraciones en el espacio marítimo del territorio en reclamación con muy poco éxito comercial ya que no encontraron yacimientos significativos. Eso no quiere decir que en estas nuevas prospecciones hechas por Exxon-Mobil no encuentren, al fin, yacimientos productivos situados en la zona en reclamación. El problema muy grave para nuestro país es que esa concesión penetra en aguas venezolanas. Es decir, las que están al oeste de Punta Playa y que son parte de la plataforma continental del estado Delta Amacuro, que nada tiene que ver con lo que está regulado por el Acuerdo de Ginebra de 1966

 

–¿No hay cierta exageración en la afirmación de que Venezuela está en riesgo de perder 50% del territorio del Delta?

–No hay ninguna exageración si se ve la línea de equistidancia que aplicó Guyana para determinar lo que seria la extensión de su plataforma continental hasta llegar al límite máximo permitido de 350 millas podemos observar en un mapa que de aplicarse cercenaría aproximadamente el 50% de lo que le corresponde a nuestro país como su plataforma continental por ser esta geomorfologicamente la prolongación del territorio bajo el mar. Es bueno que los venezolanos sepan que el régimen jurídico de la plataforma continental es diferente del de la zona económica exclusiva. Porque su existencia no es arbitraria existe en función de ciertos hechos geológicos que la vinculan con un determinado territorio por ser producto, por ejemplo, de la sedimentación de recursos minerales que se han acumulado en los fondos marinos desde tiempos inmemoriales. En el caso específico de la plataforma continental del Delta Amacuro resulta evidente que su origen geológico es el resultado de los depósitos que a través de millones de años ha colocado las aguas del Orinoco en el mar

 

–Se trata de una reclamación justa, o hay un fondo de explotación política interna, como sostiene el gobierno?

–La reclamación del territorio Esequibo es el tema principal de hoy. Hay que recordar que los limites con Guyana fueron establecidos en 1814 por el Libertador en un decreto dictado en Angostura que fijaba el limite entre la colonia británica y Venezuela en fuerte Moruca. Luego ocurre la historia de la usurpación territorial británica, que es muy larga para ser tratada aquí, cuyo final, de todos conocido es el laudo de 1899 en el que se fijó, en detrimento de nuestro país, lo que hoy se conoce como la zona en reclamación. Los intentos por resolver esta controversia se basan en el Acuerdo de Ginebra de 1966 entre Venezuela, el Reino Unido y el gobierno de Guyana; en dicho acuerdo se fija la modalidad para resolver el conflicto, buscando una solución práctica para el mismo y se establecen los mecanismos de solución de controversias que están previstos en el artículo 33 de la carta de las naciones unidas.

 

–¿Guyana ha ignorado esta historia?

–Guyana ha pretendido hacer caso omiso del acuerdo de Ginebra al plantear que lo que de allí se deriva es solo la validez o invalidez del laudo y que, por lo tanto, las fronteras que fueron demarcadas en ejecución del laudo son definitivas. Es por eso que pretende delimitar sus espacios marítimos con Venezuela. Basándose en esa premisa, Guyana procedió a solicitar unilateralmente a la Comisión de límites la extensión de su plataforma continental hasta el máximo permitido, es decir 350 millas. Y la cancillería guyanesa se limitó a informar que en 2010 había consultado con Barbados, Surinam y Trinidad Tobago sobre la mencionada solicitud. La Cancillería guyanesa tuvo el atrevimiento de ni siquiera mencionar a Venezuela. El gobierno venezolano tendría que haber protestado a su debido tiempo ese exabrupto guyanés.

 

–¿Cuáles son las pretensiones reales de Guyana?

–Las pretensiones reales de Guyana están muy claras en las tres concesiones que ha otorgado que no sólo estan en aguas correspondientes al mar de la zona en reclamación sino que se extienden hasta llegar a la linea de delimitación de áreas marinas y submarinas del tratado entre Trinidad y Tobago y Venezuela que fue negociado en los años 70 por Isidro Morales Paul.

 

–Se dice que el gobierno de Chávez y ahora el de Maduro han sido permisivos con Guyana y la única explicación es que les importa mantener la hegemonía bolivariana en la región ¿Es esa una razón de peso para excusar tanta negligencia?

–En verdad, las omisiones, los silencios y las declaraciones imprudentes hechas en estos últimos 14 años se deben por un lado a haber asumido como buena la consigna de Fidel Castro de que esa negociación era espúrea porque surgió, lo que es falso, de una iniciativa norteamericana para derrocar el gobierno pro comunista de Jagan. Y luego la necesidad a partir de 2002 de obtener el apoyo de los 15 votos del Caricom en los diversos foros internacionales y para asegurarlo la consigna fue a Guyana no se toca ni con el pétalo de una rosa.

 

–Pero esto del abandono del Esequibo no es nuevo. ¿Por qué razón los gobiernos de AD y Copei tampoco abordaron este tema con seriedad?

–Eso no es totalmente cierto. En la era democrática se firmó, en 1966, el Acuerdo de Ginebra. Después Rafael Caldera al ver que la negociación no prosperó decretó el Protocolo de Puerto España que congeló las negociaciones por 12 años. Una vez vencido ese lapso el gobierno de Lusinchi reanudó la aplicación del Acuerdo de Ginebra y Guyana y Venezuela le indicaron al Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar que las partes habían decidido reanudar las negociaciones bajo la fórmula de los Buenos Oficios. La pregunta es por qué no se logró en ese lapso un acuerdo práctico y satisfactorio para las partes, tal vez la respuesta fue el excesivo costo político de llegar a una formula mutuamente aceptable

 

–Algunos expertos, con franqueza, aconsejan dejar el tema de la reclamación. ¿Hay posibilidades ciertas de que Venezuela no se deje arrebatar ese territorio?

–Esa pregunta no te la puedo responder por que no depende de mi. El problema es que si las partes no llegan a un acuerdo el tema terminará en manos de la Corte Internacional de justicia y está decidirá, con carácter previo la validez o nulidad del Laudo de 1899 y en ese caso las probabilidades de lograr una sentencia favorable para Venezuela, en el contexto internacional de hoy, son prácticamente nulas

 

–Dispone el Gobierno actual de una Cancillería bien preparada profesionalmente para obtener un éxito en este reclamo?

–No creo sinceramente que una cancillería tan politizada, como la actual, y que se niega a consultar a los que en el pasado estudiaron y conocen bien la materia en litigio esté en condiciones de preparar una buena defensa de los intereses nacionales en un caso tan complejo como este.

 

 

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Un comentario

  1. En el ridiculísimo show que montaron para recoger firmas contra la Orden presidencial de Obama, no hubo ningún «fervor patriótico», sí mucho patrioterismo rastrero, que ha abundado desde que la secta militar tomó las riendas y nos encarriló hacia la destrucción. Con las supuestas firmas también cometieron fraude, imposible que hayan recogido 10 millones, no tienen esa eficiencia ni hay en Venezuela más de UN millón de ignaros que se atrevan a firmar ese mamotreto. Quien mejor resumió lo que sucedió con ese Circo fue el Historiador Elías Pino Iturrieta, en su Twit: «¿ Y ahora vamos a firmar contra España ? ¡ Qué Ladilla !»
    Esperar CAPACIDAD y PREPARACIÓN en una Cancillería en manos de gente como Jaua o Delcy, es ser enfermizamente Optimista e Ingenuo.

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