Enrique Aristeguieta: Nunca me callaré, llamar a la abstención no es un delito
El dirigente político y miembro de la Junta Patriótica que lucho contra Pérez Jiménez en 1958, Enrique Aristeguieta contó este domingo 4 de febrero que lo detuvieron por presunta «instigación al odio», por lo que dice y escribe a través de su cuenta en Twitter.
Detalló que fue llevado a las instalaciones del Sebin y compartió celda con un abogado que tienes seis meses detenido y no le han formulado cargos y dos niñas adolescentes presas por estar en las marchas y disturbios.
Luego fue trasladado a un calabozo «muy sucio en el Palacio de Justicia, que según ellos estaba limpio», y presentado ante la fiscal a cargo del caso que no quiso formular cargos en su contra y fue puesto en libertad.
Ante esta arbitraria detención aseguró que «nunca callará, llamar a la abstención no es un delito», mantendrá su postura critica contra el Gobierno de Nicolás Maduro y con su llamado a no votar, porque dice que este proceso de elecciones está «amañado y es probable que ya tenga los resultados listos como el plebiscito de Pérez Jiménez».
Situación que dijo ya ha pasado con las otras elecciones «todas se han falseado, han sido manipuladas, en la que Maduro se enfrentó a Capriles, esas las ganó Capriles», agregó dejando claro que no se puede contribuir con un proceso que solo servirá para lavarle la cara a un «régimen».
Destacó que su detención fue un mensaje para la «verdadera oposición, esa que no temen partirse», pero manifestó que «lejos de amedrentar debe servir para levantar los ánimos y continuar la lucha».
Aristeguieta aseveró que la solución para salir de lo que calificó como «el Gobierno más odiado de la historia», no está en un proceso de diálogo «hipócrita ni en unas elecciones trampeadas sino en un consenso nacional, que permita la reunificación del país».
Sobre quién pudo haber dado la la orden para su captura dijo tener sospechas, pero más adelante será que hable del tema.
Asimismo, acotó que el fin del Gobierno oficialista «está cerca porque constate que los funcionarios están cansados, hasta los de alto cargos».
