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Oposición cede a exigencia chavista para bajar tensión a crisis institucional

La oposición venezolana cedió este miércoles a la exigencia del oficialismo de dejar sin el cargo a tres de sus diputados, resignando temporalmente su súper mayoría en el Parlamento, una primera señal de distensión en la crisis institucional en el país.

Moderando el tono desafiante que mantuvo desde que se instaló hace una semana la nueva Asamblea Nacional, el presidente legislativo Henry Ramos Allup anunció que la mayoría opositora aceptó el pedido de los tres legisladores de ser desvinculados del Congreso.

«No tenemos ningún problema en decirlo, que quede constancia de que cumplimos, acatamos y observamos» la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), dijo Ramos Allup, tras protestas en el hemiciclo de diputados chavistas que exigían que ello constara en actas.

Acorralando a la oposición, el TSJ declaró el lunes nulos los actos del Parlamento mientras siguieran dentro los diputados opositores del estado Amazonas, cuya elección fue suspendida por ese órgano en diciembre al admitir una impugnación del oficialismo por presunta compra de votos.

«Tuvo que recular la directiva, asume la competencia del TSJ. Nos da satisfacción y tranquilidad, en un nuevo round se impuso la minoría, que se va se va a imponer cada vez que tenga la razón, con la ley en la mano», declaró el diputado Diosdado Cabello, número dos del chavismo.

La decisión ocurre dos días antes de que Maduro presente su informe anual de labores ante el Parlamento. Ya el gobierno había iniciado consultas al TSJ para saber si podía hacerlo ante el Poder Judicial, si el Legislativo seguía «en desacato».

«Vamos a garantizar que se le escuche con respeto», dijo Ramos Allup, un veterano político y acérrimo antichavista.

Maduro prevé presentar un decreto de emergencia para encarar la grave crisis económica, reflejada en una inflación superior a 200% -según cálculos privados- y una severa escasez de productos básicos que provoca largas filas en los supermercados.

Controversias y divisiones

Para el analista Luis Vicente León, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) adoptó una estrategia «pragmática para no paralizarse».

«El gobierno tiene la ventaja de su control sobre el TSJ y disposición a usarlo sin barreras. El poder de la Asamblea se construirá desde el desempeño», apuntó.

Apenas se instaló la Asamblea, Ramos Allup llegó pisando fuerte. Anunció que la MUD buscará en un máximo de seis meses una vía para cambiar al gobierno y aprobará una amnistía para presos políticos y reformas económicas. Indignando a los chavistas, retiró todos los retratos de Hugo Chávez del Parlamento.

«Comenzó a darse cuenta que esos seis meses se estaban convirtiendo en seis meses para él y que iba a terminar autodestruyendo la Asamblea», sostuvo Cabello.

Sin tres diputados, la MUD perdería temporalmente la mayoría calificada de dos tercios (112 de 167 curules) que ganó en los comicios del 6 de diciembre y le daba amplio poder de avanzar en su hoja de ruta.

Pero otra controversia se avecina: La MUD asegura que mantiene la mayoría de dos tercios porque debe calcularse sobre 163 escaños (además de los tres opositores fue suspendido un oficialista de Amazonas); mientras que el chavismo sostiene que se lo debe hacer sobre la totalidad de 167.

Nuevamente, recordaron analistas, quien dirima esta y futuras disputas entre Legislativo y Ejecutivo será el poderoso TSJ, 34 de cuyos magistrados -13 titulares y 21 suplentes- nombró la entonces mayoría chavista días antes de entregar el Parlamento.

Más allá de la estrategia oficialista, la MUD tiene también, según los analistas, el reto de vencer sus divisiones: el ala radical, encabezada por el encarcelado Leopoldo López, busca sacar a Maduro del poder y el ala moderada, liderada por el excandidato presidencial Henrique Capriles, prioriza la crisis económica.

Tibios acercamientos

El politólogo Ricardo Sucre sostiene que el enfrentamiento debe derivar en una relación que, aunque «conflictiva», evite paralizar el país.

En una muestra de acercamiento, Ramos Allup conversó el martes brevemente con la diputada Cilia Flores, esposa de Maduro, y otros legisladores oficialistas, y desde el lunes ha hablado varias veces por teléfono con el vicepresidente, Aristóbulo Istúriz.

Pero la crisis está lejos de estar superada. El presidente ha dicho que la oposición solo busca sacarlo del poder desde el Parlamento e imponer un modelo neoliberal.

Y ambos bandos admiten que sus modelos económicos son irreconciliables.

«¿Después de ese decreto de emergencia qué va a pasar? nada, porque es un modelo fracasado», afirmó Ramos Allup.

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