Actualidad Nacional

Pésame nacional por muerte de Castillo Lara

La Iglesia católica está de luto. Las razones sobran cuando se trata de la muerte de uno de los eclesiásticos venezolanos y latinoamericano más influyentes en las últimas décadas: el cardenal Rosalio Castillo Lara.

El pesar y la tristeza evidentes en los representantes de la Iglesia venezolana por el fallecimiento del purpurado, inexorablemente, dieron paso al mensaje de regocijo y de reflexión ante una hoja de vida singular.

El cardenal Rosalio Castillo Lara falleció el lunes por la noche en Caracas, a los 85 años de edad, luego de varias semanas de convalecencia, informaron las agencias de noticias.

Nació el 4 de septiembre de 1922 en Maracay, y desde niño estaba marcado por una tradición religiosa, pues era sobrino de Lucas Guillermo Castillo, arzobispo de Caracas.

Castillo Lara obtuvo el doctorado en derecho canónico en Turín, Italia, y estudió en la Universidad de Bonn, Alemania. Se ordenó como sacerdote el 4 de septiembre de 1949, en Caracas.

Cuando recibió el capelo cardenalicio el 25 de mayo de 1985, Castillo Lara se convertía en el tercer príncipe de la Iglesia venezolana. Antes de él, el Vaticano designó a José Humberto Quintero y José Alí Lebrun Moratino. El cuarto fue Ignacio Velasco, también fallecido, y más recientemente el cardenal Jorge Urosa Sabino, actual arzobispo de Caracas.

El purpurado venezolano fue un estrecho colaborador del Papa actual, Benedicto XVI. Entre los aportes del cardenal Castillo Lara resalta su colaboración en la revisión del Derecho Canónico.

Reconocimiento
El jefe de la Iglesia Católica venezolana, cardenal Jorge Urosa Sabino, expresó tras el fallecimiento del cardenal Rosalio Castillo Lara que todo lo que hizo el finado pastor en el campo de la vida social y política fue para servir a los mejores intereses de los venezolanos.

«El cardenal Castillo era un hombre de una gran claridad, de una mente privilegiada, de una gran capacidad de percepción de las cosas y por supuesto un hombre muy firme en sus convicciones», expresó monseñor Urosa a Unión Radio. «Yo creo que inclusive quienes lo hayan atacado por sus ideas pues tendrán que reconocer eso, la gallardía, la valentía, la hombría de ese gran venezolano que fue el cardenal Rosalio Castillo Lara».

Recordó que el funeral de monseñor Castillo Lara se llevará a cabo en la iglesia San Juan Bosco de Altamira, templo regentado por los padres salesianos, de la misma congregación a la que perteneció en vida. El sepelio tendrá lugar en la localidad de Güiripa, en el estado Aragua, en la iglesia de María Auxiliadora.

«Por supuesto, todo lo que él hacía en el campo de la vida social, de la vida política de Venezuela fue simplemente con el deseo de servir a los mejores intereses del pueblo venezolano, que es lo que todos los obispos de Venezuela queremos», agregó Urosa

No obstante, al cierre de esta edición, ningún funcionario del Gobierno nacional se había pronunciado a raíz de la noticia que, sin duda, consternó a la feligresía venezolana, como lo fue el fallecimiento del purpurado venezolano.

Relato del emisario
En un amplio reportaje titulado Un emisario de Dios con buena puntería que incluyó una entrevista con el personaje, la periodista Mariana Martínez Rodríguez define al hoy fallecido religioso como un hombre importante en el Vaticano y enemigo acérrimo del totalitarismo.

A lo largo de este trabajo, Castillo Lara confesó haber regresado a su tierra para vivir en paz los días que el Señor le conceda. Así fue. Mientras tanto, se bañaba en Los Roques, llamaba por celular a Roma y también, por qué no, evocaba los días cuando mataba dos cotones con un disparo de su escopeta, destaca la pluma de Martínez Rodríguez.

Privilegiado por su cercanía con el pontificado de Juan Pablo II, se ganó el apodo de «el hombre del derecho». Con estas referencias, el recordado Papa no dudó en designarlo presidente de la Comisión para la Interpretación de las Leyes hasta 1990, cuando es ascendido a jefe del Vaticano.

Es Castillo Lara quien presta la terraza de su oficina para el primer cara a cara entre un jefe de la Iglesia católica y un líder soviético, Juan Pablo II y Mijail Gorbachov, respectivamente.

Cuenta el venezolano que un día después del histórico encuentro, «Juan Pablo II me invitó a un almuerzo y me dijo que me encargara de la administración del patrimonio de la sede apostólica; era como ser ministro de Finanzas».

Fue allí cuando Juan Pablo II le comentó los intrígulis del encuentro con Gorbachov, quien habría confesado: «lamento el tiempo que los comunistas perdimos en tratar de quitarle Dios a la gente; fue una de las mayores causas del fracaso del comunismo». Esta breve conversación quedó grabada en la memoria de Castillo Lara y así se lo hizo saber a la periodista Martínez Rodríguez, cuyo artículo publicó Tal Cual.

El país pierde a un gran venezolano

César Noriega Ramos

«La Iglesia venezolana y la Iglesia mundial ha perdido una figura importante. Fue un hombre que desde su infancia se comprometió con la Iglesia y con el país», expresó monseñor Mariano Parra, Obispo de Ciudad Guayana en referencia a la muerte del cardenal Rosalio Castillo Lara.

Monseñor Mariano Parra destacó las altas responsabilidades que había desempeñado el cardenal Lara en el Vaticano. «Es uno de los pocos eclesiásticos venezolanos y latinoamericanos que ha ocupado el cargo de gobernador del Vaticano, durante el papado de Juan Pablo II».

Venezuela en su memoria
«El cardenal Lara a pesar de la gran importancia que desempeñó en el Vaticano, nunca olvido a su país, era un anhelo para él retornar a su tierra y finalmente obtuvo el permiso para regresar del papa Juan Pablo II».

Sostiene monseñor Parra que el legado del cardenal Castillo Lara transciende el ámbito religioso y abarca a toda la sociedad venezolana. «El país pierde a un gran venezolano».

Monseñor Parra menciona dos aspectos que caracterizaron la trayectoria del cardenal Castillo Lara, «dos cosas como ejemplo de vida hay que destacar; su amor por Cristo y por la Iglesia, a pesar de todas sus fallas como humano, que todos las tenemos, siempre tuvo como objetivo su entrega a la Iglesia y lo segundo es su comportamiento ciudadano, preocupado por la problemática social de los venezolanos».

Próximamente los arzobispos y obispos de la Iglesia venezolana se congregarán para definir los actos funerarios del cardenal Castillo Lara, informó el Obispo de Ciudad Guayana.

«Nos deja un gran legado»

Carolina Maffia

«La Iglesia ha perdido a un ejemplo de fortaleza y defensa de los valores espirituales, quien nos deja un gran legado», afirmó monseñor Samuel Pinto Gómez, deán de la Catedral Metropolitana de Ciudad Bolívar, al referirse al fallecimiento del cardenal Rosalio Castillo Lara, a quien consideró un gran amigo de toda la Iglesia venezolana.

Monseñor Pinto sostiene que se ha ido un hombre que sin el menor temor, y sin miedo a ninguna crítica, levantó su voz para defender aquello que consideraba justo. «Era un hombre de una sola línea, la recta», recordó.

Cree que en este momento del fallecimiento de Castillo Lara debe ser un punto de reflexión para quienes siguen al servicio de Dios desde la Iglesia defendiendo los valores espirituales. «Para él (Castillo Lara) lo bueno era bueno y malo a lo que creía malo», dijo.

Presiente que constituirá un símbolo espiritual, y al mismo tiempo, su herencia se realizará en la Iglesia venezolana. «La Iglesia está de luto por esta pérdida», aseguró.

A las 6:00 de la tarde de este martes las campanas de la Catedral de Ciudad Bolívar repicaron para recordar y elevar una plegaria, para quien se convirtió en defensor de las causas justas.

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