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Rescatista venezolano comparte su experiencia sobre el terremoto de Turquía

La madrugada del 6 de febrero, un sismo de magnitud 7.8 sacudió a Turquía. Nueve horas más tarde una réplica con intensidad de entre 7.5 y 7.7 se volvió a sentir en el país. Aunque los epicentros de ambos fueron en las ciudades turcas de Gaziantep y Ekinözü, la fuerza del movimiento telúrico impactó en otras ciudades del país, así como en Siria.

Ante la catástrofe el gobierno turco solicitó ayuda internacional con una respuesta de más de 1.000 voluntarios para las labores de rescate.

Venezuela envió tanto a Siria como a Turquía a la Fuerza de Trabajo Humanitario Simón Bolívar, un equipo de profesionales venezolanos que incluyó a miembros de los Bomberos, Protección Civil, los Ángeles de la Autopista y la brigada canina. Todos con experiencia en búsqueda y rescate en estructuras colapsadas.

Víctor José Ochoa, Coordinador 1 de la división de Protección Civil de Chacao, fue seleccionado para integrar dicha brigada pues cumplía con los criterios establecidos en este tipo de protocolos: «Hacen una selección, tomando en cuenta la experiencia. En mi caso, soy especialista en búsqueda y rescate en estructuras colapsadas. No solo tengo preparación a nivel nacional sino también internacional. Viajé varias veces a Estados Unidos, donde obtuve una especialización en manejo de emergencia y respuesta en la Universidad de Texas».

Esta no es la primera vez que Ochoa ve de frente una tragedia tan devastadora. En el año 2010, el especialista fue enviado a Chile para ayudar en las labores de búsqueda y rescate luego del sismo de magnitud 8,8 y el tsunami que sufrió el país.

Sin embargo, asevera que los daños causados por el terremoto en Turquía superan lo vivido en Chile.

Víctor José Ochoa fue uno de los seleccionados para integrar la Fuerza de Trabajo Humanitario Simón Bolívar, brigada venezolana que ayudó en el proceso de de búsqueda y rescate de víctimas tras el terremoto de Turquía.

El trabajo de Venezuela

El equipo venezolano fue ubicado en Adıyaman, la tercera ciudad más afectada en Turquía durante el terremoto. “Para la organización, el grupo de venezolanos se reportó al país, en donde trabajaron bajo la planificación de Insarag, una ONG asesora de la ONU que organiza la respuesta» de ayuda.

Asimismo, Ochoa establece que la respuesta de Venezuela ante la solicitud de ayuda fue rápida.  «Venezuela respondió rápido y en dos días estábamos en camino, por lo que cuando llegamos a la ciudad afectada estábamos aún en fase de rescate”.

El equipo venezolano fue multidisciplinario.

Hicimos la tarea de ubicación, localización, extracción y recuperación. Teníamos especialistas en estructuras colapsadas, en rescate, en atención prehospitalaria, en búsqueda técnica y en búsqueda canina. Nos dividimos en escuadras y nos desplazamos a diferentes zonas», señaló.

Entre las aptitudes de Ochoa están el manejo de equipos de búsqueda técnica: “Uno de ellos es un brazo con cámara y micrófono capaz de perforar paredes para hacer contacto visual de la zona interna y si hay personas con vida se les hace una llamada. Otro de ellos es un grupo de sensores, también con una pantalla, usado normalmente por personal que detecta movimientos sísmicos; se escucha el mínimo sonido de algo o alguna persona que pudiese estar bajo los escombros y no tuviese la posibilidad de hablar».

Aunque lograron hacer recuperación en algunos momentos, el trabajo fundamental de la Fuerza de Trabajo Humanitario Simón Bolívar fue “despejar y ubicar” los espacios en los que había sobrevivientes.

“Gracias al buen trabajo que hizo la escuadra de Venezuela, desde las 8:40 pm hasta las 8:30 am, para despejar y ubicar, dejamos la mesa servida para que otros equipos de trabajo lograran el objetivo: salvar vidas. En el desarrollo de esa actividad contamos con equipos técnicos para trabajar en conjunto con un grupo turco», acotó. Igualmente, las brigadas de China y Japón ayudaron en esas labores de extracción.

“Transcurridos los primeros siete días, aproximadamente, se pasó a una etapa de recuperación de cadáveres«, lamentó.

Voluntad y vocación de servicio

Víctor José Ochoa se inició de manera voluntaria en el grupo Rescate Metro de Caracas, y posteriormente oficializó su vocación formándose profesionalmente como licenciado en manejo de emergencia. Cuenta con una trayectoria de más de 40 años, en la que su esposa, quien también fue rescatista, lo alentó a perseguir sus sueños.

Actualmente, Ochoa es Coordinador 1 de la sede de Protección Civil de Chacao y también instructor en el área de rescate.

Aunque la trayectoria y la experiencia es larga, señala que el miedo siempre está presente en este tipo de misiones, y considera que cuando el miedo se pierde el oficio se vuelve riesgoso. «En todo momento, cuando acudo a alguna actividad relacionada al área de rescate siempre tengo miedo. Mi teoría es que el miedo no hay que perderlo nunca, cuando algún elemento, mujer u hombre, de nuestra profesión lo pierde, pasa a ser un alto riesgo tanto para él como para el equipo de trabajo».

«Siempre le he pedido a Dios que me proteja y proteja a los que estén trabajando conmigo en ese momento, y así poder lograr el objetivo primordial de salvar vidas o mitigar los riesgos».

Posterior a los dos terremotos, las réplicas siguieron latentes. Víctor Ochoa asegura que sus compañeros manifestaron en varias oportunidades haber sentido algunas. Sin embargo, él solo recuerda haber vivido una.

«Solo pude percibir una sola, para mis características rebasaba el sonido habitual que emite«, sostuvo.

El experto aseveró que las escenas que vio por televisión y redes sociales antes de viajar a Turquía no se comparan a estar en el lugar.

«Si no es el más grande en intensidad y daños, está entre los más fuertes. Ver los videos y estar allá fue totalmente diferente. Imaginen estar en plena escena y ver a los afectados que durante el periodo que estuvimos trabajando se quedaron día y noche esperando ver vivos a sus familiares o en su defecto la recuperación de los cuerpos», alegó.

Igualmente, Ochoa resaltó que pudo percibir que el colapso de muchas infraestructuras se debió a que no se cumplieron las normativas estructurales que deben aplicarse en zonas sísmicas.

«Tengo cierto nivel de experiencia en patología estructural y ahí uno empieza a sacar conclusiones. El material y la forma de construir no era la adecuada, eso aceleró el daño«.

Por ello, las autoridades de Turquía iniciaron una investigación para determinar el porqué tantos edificios colapsaron ante el movimiento telúrico, y detuvieron a más de 100 personas involucradas en la construcción de los mismos.

El lunes 20 de febrero, dos semanas después del terremoto, se registraron dos nuevas réplicas de magnitud 6,4 y 5,8, en la provincia de Hatay, Turquía.

Hasta ahora, las autoridades suman más de 49.397 personas fallecidas.

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