Judicial

Liberaron a sobrina de Fiscal del MP en Ocumare

Tras 48 horas en cautivero, la sobrina del fiscal del Ministerio Público fue liberada en una zona boscosa del sector Anguina en Colonia Mendoza, carretera nacional Ocumare-Nueva Cúa, municipio Tomás Lander en los Valles del Tuy (Mir.), la madrugada de este jueves.

El anunció lo hicieron las autoridades del Comando Nacional de Antiextorsión y Secuestro (Conas) y del Ministerio Público, durante una rueda de prensa, en la sede militar, situada en el sector El Paují de San Francisco de Yare, municipio Simón Bolívar.

El coronel Carlos Manuel Vivas Pérez, jefe del Estado Mayor del Conas, informó que la víctima de nombre Niurmar Guillén Pereda (26 años) había sido plagiada a las 6:15 am del pasado martes, en la carretera nacional Yare-Ocumare.

La muchacha, acompañada de su padre, se disponía a entrar a la empresa Fuveca en Yare, cuando hombres que se identificaron como funcionarios policiales los detuvieron y se los llevaron. A los segundos, los sujetos liberaron a su padre, en el sector Curva del Diablo; y por la liberación de su hija le exigieron una alta suma de dinero.

“Los secuestradores solo mostraron una fe de vida de la joven y fue la tarde de ese martes. Se activaron las comisiones al mando del teniente coronel Gerson Medina Ontiveros, jefe del Grupo de Antiextorsión y Secuestro (Gaes) en Miranda, quienes hicieron el monitoreo de llamadas telefónicas e investigaciones sobre la ubicación de los plagiarios”, manifestó.

Durante los allanamientos coordinados por el fiscal 46º de competencia nacional, abogado Francisco Quintana, el fiscal Séptimo José Meneses y por el doctor Carlos Almarza de la Unidad Antiextorsión y Secuestro (Unaes) del Ministerio Público, los efectivos lograron arrestar a ocho ciudadanos en el sector La Aguada de Yare, 23 de Enero y Ciudad Betania II en Ocumare. Fueron sometidas a interrogatorios. De las ocho personas, solo seis están implicadas en el secuestro; por lo que serán imputadas por los fiscales ante el tribunal de control respectivo.

El coronel indicó que entre los aprehendidos se encuentra un detective del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y un trabajador de la Gerencia de Administración de la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval).

A los detenidos les incautaron ocho celulares y un arma de fuego, tipo revólver, calibre 38.

Los militares buscan a los dos sujetos que mantuvieron resguardada a la víctima y al cabecilla de la banda, apodado “El Luisito”.

Una arepa con caraota y dos vasos de agua.

“Eran las 6:15 am del martes, cuando unos hombres con vestimenta policial nos interceptaron en la entrada de la empresa, que administra mi padre. Nos hicieron preguntas sobre el personal que labora en la Fuveca. A mi padre le pareció extraño el hecho y hubo un forcejeo. Yo me metí en la tertulia; pero los supuestos funcionarios nos montaron en un vehículo marca Toyota, tipo Chasis largo, de color blanco. En la carretera liberaron a mi papá y a mi me llevaron secuestrada. Me pusieron una capucha”, contó a Últimas Noticias, Niurmar Guillén Pereda.

La joven presentó moretones en el brazo izquierdo, producto de las lesiones causas por sus plagiarios.

La víctima, licenciada en Ciencias Fiscales, reveló que los captores la tenían al aire libre en el monte; y al caer la noche la encerraban en un rancho. Siempre estuvo con el rostro cubierto con una capucha. “Escuchaba sus conversaciones sobre su vida cotidiana, sus chistes y cuentos. Pensaba que me iban a matar”.

Expresó que durante las 48 horas que estuvo en cautivero, los sujetos que la cuidaban solamente le ofrecieron dos vasos de agua potable. “El primero fue la tarde del martes y luego en la noche; de allí no ingerí más líquido. De comer, solo me ofrecieron una arepa con caraota. Siempre me amenazaban, me decían que si trataba de fugarme, me disparaban”.

Guillén Perada reveló que sus cuidadores la dejaron libre en un matorral. “Espere a que aclarara un poco, pues estaba muy oscuro. Cuando amaneció camine varios kilómetros buscando ayuda, pregunte en casas cercanas sobre cómo llegar a la carretera; y una vez en la vía principal pedí una cola a un chofer de una unidad de transporte Público, que me dejó en la entrada de la urbanización en Cúa. Allí un vecino que pasaba por la calle principal me vio y me llevó hasta mi casa. Fui recibida por uno de mis tíos y demás familiares. Gracias a Dios estoy bien, a pesar de lo que viví”.

(Imagen archivo)

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