Judicial

OVP: Privadas de libertad pierden sus derechos tras las rejas

Existen reclusas foráneas que los familiares pagan para que les preparen alimentos y se los lleven, pero hay otro grupo de escasos recursos y son presas que no reciben alimentos y están desnutridas

Este 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y desde el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) se presentó el foro: “Situación de las mujeres privadas de libertad”

Una vez más se mostró como los derechos de las mujeres, en especial los de las privadas de libertad, son vulnerados de forma constante, porque no existen políticas de género inclusivas y ni siquiera se cuenta con las infraestructuras adecuadas para su reclusión. 

Desde su perspectiva como periodista, Yanara Vivas comentó que siempre las mujeres son más atacadas por parte de funcionarios de organismos públicos, sólo por el hecho de ser mujeres.  

Por su parte, Gabriela Buada, directora de Caleidoscopio Humano, manifestó que es necesario que en todos los aspectos exista una visión de género para entender la situación y visualizarla de forma correcta. “Aunque existe una retórica que Venezuela mejoró que no se presentan violaciones de derechos humanos, esto si se profundiza en las privadas de libertad, y tendemos a normalizar lo que padecen las presas”.

Buada manifestó que esto se invisibiliza precisamente por la normalización, pero con la pandemia muchas situaciones en Venezuela se agudizaron y más allá de verse afectadas las mujeres privadas de libertad, no se toman en cuenta a las mujeres trans que también se encuentran tras las rejas. 

“Venezuela está más atrasado con este tema y no existe una perspectiva de género porque no se habla del tema, porque sigue habiendo discriminación sigue siendo un tema tabú, el tema de las mujeres presas y sobre todo de las mujeres trans que forman parte de esta realidad que no es agenda o no tiene intereses políticos.

No sabemos que viven estas personas dentro de un recinto, como es el abandono de la familia, el no reconocimiento de identidad de género, lo que es ejercer trabajos no dignos, la violencia y no es lo mismo estar en la calle a que estén en un recinto carcelerario”, exclamó la directora de Caleidoscopio Humano

La defensora de Derechos Humanos indicó que es necesario visibilizar esta situación, pero a la hora de hacerlo se debe tomar muy en cuenta lo que es la exposición, pues por alzar sus voces se puede dar el riesgo de que aumente los casos de torturas y tratos crueles por levantar sus voces. 

Mientras Beatriz Vento y Nerza Ramírez, ambas coordinadoras de OVP, hablaron de las situaciones que viven las privadas de libertad en sus regiones y de algunos de los hechos que ha podido documentar la organización. 

Vento explicó que el sistema carcelario del país evidenciaba la falta de políticas públicas por parte del Estado para la reinserción a la sociedad de las privadas de libertad. 

La coordinadora de OVP Lara destacó que desde los años 90 más del 70 % de las mujeres presas en América Latina están relacionadas con delitos de droga y según los estudios que se han realizado son las necesidades socioeconómicas que las han llevado a delinquir.

Dentro del Informe de Mujeres en Prisión realizado en el año 2020, se demuestra cómo las mujeres que han estado privadas de libertad tiene una constante variable incluso antes de ser detenidas y es la pobreza, el abandono, la violencia y la falta de oportunidades, destacó la defensora de la región larense.

En América Latina las mujeres privadas de libertad representan menos del 10 %, en Venezuela el 6 %. En Lara más de 300 presas se encuentran en recintos carcelarios y más de 50 en la comandancia de la Policía del estado Fundalara, aunque también otros calabozos policiales como del CICPC, GNB entre otros organismos albergan mujeres en la región, señaló Beatriz Vento

La abogada además destacó que en Venezuela existe una sola cárcel de mujeres que es el INOF y 17 espacios de reclusión de mujeres solo en cárceles, ninguno cuenta con las infraestructuras adecuadas para albergar mujeres. 

Destacó que las condiciones de convivencia dentro de las cárceles como calabozos son críticas, no existen atención médica y prueba de ello es que en el 2019 una joven que se contagió de VPH no recibió una consulta especializada, no fue atendida, nunca cumplió un tratamiento y debido a ello desarrolló un cáncer de cuello uterino que la mató. La ingesta de comida no es la adecuada e incluso deben recibir alimentos en bolsas y hacer necesidades también dentro de una bolsa

La coordinadora de OVP en Lara cree necesario que se realicen: políticas sensibles al género de las personas, que exista un compromiso y voluntad política, que se debe promover investigación y análisis y además la implementación de campañas de sensibilización. 

La situación que existe con las mujeres en el estado Carabobo no es distinta, incluso se ha tornado peor en ciertos casos.

Asimismo, Nerza Ramírez relató que conviven entre precariedades. Las mujeres comen bollos con agua, frijoles, de vez en cuando les dan arepa sin relleno,  y no le permiten consumir azúcar, ni sal; la comida que logran preparar es suministrada por los familiares y además cocinan con leña que las privadas de libertad tienen que salir a buscar

Existen muchas reclusas foráneas que los familiares pagan para que les preparen alimentos y se los lleven, pero hay otro grupo que los seres queridos son de escasos recursos y como consecuencias son presas que no reciben alimentos y están desnutridas. 

Ramírez explicó que tanto en las cárceles como calabozos existen presas que tienen cáncer de útero, mama, tuberculosis y otras enfermedades y no son atendidas, que la cárcel de Tocuyito, ni siquiera cuenta con una ambulancia y muchos menos con insumos en enfermería. 

Pero lo más grave que detalló la coordinadora del estado Carabobo son los maltratos y torturas a los que son sometidas las reclusas por parte de la directora y personal custodia del Ministerio de Servicio Penitenciario, asegurando que “para castigar a las presas las cuelga y les da palo como si fueran una piñata, las internan en un cuarto pequeño que llama el tigrito que las mantienen sin agua y sin comida. 

Tenemos otro caso de una señora a la que todo un día la hicieron mirar al sol por castigo y perdió la visión, además esta mujer era hipertensa”, asegurando que en ese penal las violaciones de derechos humanos son constantes. 

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