Judicial

OVV: El temor y la desconfianza viajan «por puesto»

Los resultados de un estudio, basado en la realización de grupos focales, ponen en evidencia la percepción que tienen los chóferes de transporte público sobre uno de los principales problemas sociales del país que los afecta no sólo a ellos, sino también a los usuarios, coartando su derecho de trasladarse de una manera segura en la ciudad.

Durante los meses de abril y mayo, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) indagó distintas líneas de transporte público, con el objetivo de conocer los principales problemas de inseguridad y violencia que enfrentan conductores y usuarios.

Según los resultados de la investigación, el temor y la desconfianza son los sentimientos más recurrentes, asociados a la situación de inseguridad y violencia que viven cotidianamente los chóferes de transporte público.

No saben si regresan

En torno al primero, los chóferes entrevistados coincidieron en que el principal temor que padecen es el de quedar lesionados o perder la vida .Comentaban como, día a día, muchos de ellos se despedían por las mañanas de sus familias sin tener la convicción de que regresarán con ellas al concluir su jornada, y cuánto les preocupaba, además, correr con la misma suerte de algún compañero, herido a causa de la delincuencia.

Según un transportista de Ciudad Guayana, «la delincuencia nos está arropando totalmente; lo que estamos viviendo ahorita en la calle es un trauma como chófer, porque realmente uno sabe cuándo sale a trabajar, pero uno no sabe si va a volver a su casa»
Cualquiera puede ser

Con relación a la desconfianza, según describen los chóferes, puede recaer en cualquiera, porque quien menos se piense puede ser delincuente o su ayudante. Narraron casos de mujeres embarazadas o cargando niños, que tenían el arma en las pañaleras; casos de colectores o «charleros» (personas que abordan las unidades para vender algún producto o pedir dinero) que se encargan de hacerle seguimiento a los usuarios o reportar cuántas «vueltas» lleva el chófer, para sacar un cálculo de cuánto efectivo tiene; y casos más graves, donde hasta la Policía ha estado involucrada en los robos y actúa como cómplice.

La desconfianza, a su vez, deviene en una constante intranquilidad y estado de hipervigilancia por parte de los transportistas y los usuarios. Cuentan como en las paradas y recorridos de cada ruta, se requiere tener «ojos en la espalda» y no descuidarse ni por un segundo, ya que «el de al lado puede ser un delincuente».

«Algunos delincuentes se instalan en las paradas como un usuario normal, se montan y cuando están en la vía es que hacen el atraco a las unidades», comentó un transportista de Cumaná.

En el caso de la experiencia de los grupos focales en Barquisimeto, los chóferes señalaron que su temor se intensifica ya que la desconfianza también se traslada a la Policía, en vista que algunos funcionarios activos han perpetrado robos en las unidades de transporte. «Imagínate tú, ¿en quién puede confiar uno? ¡Na’guará, los policías robando!», exclamó uno de los trabajadores del volante.

 

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