Largas colas para surtir gasolina se mantienen en buena parte del país
Desde hace algunas semanas se reportan largas colas frente a las estaciones de servicio de gasolina en 19 de los 23 estados de Venezuela. Los habitantes de varios estados del país tuvieron incluso que amanecer durante la Nochebuena para tratar de surtir los tanques de sus vehículos con combustible, denunciaron usuarios por la red social Twitter.
La escasez de gasolina en Venezuela fue el denominador común en 2019. Estas fallas se atribuyen a la falta de aditivos para procesar gasolina y a la baja producción de las refinerías del país como la de Amuay en Falcón, que como consecuencia de los incendios y fallas que ha registrado desde hace varios años, ya no opera como antes cuando junto con Cardón constituían el complejo de refinación más importante de Venezuela.
A principios de diciembre, Iván Freites, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros, informó que Venezuela estaba sin gasolina y no tenía reservas para abastecer toda la demanda del país.
Freites afirmó que el 3 de noviembre se paralizó la única planta catalítica de Amuay que estaba operativa, que producía en el año un promedio aproximado de 35.000 a 40.000 barriles diarios de combustible.
Cabe destacar que Pdvsa suministra solo 43% de la demanda nacional de gasolina y otra parte, que no se sabe la cantidad, son importados en volúmenes crecientes de combustibles y otros derivados que antes era capaz de producir desde 2012.
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Desde principios de noviembre, Venezuela pasó a depender 100% de la importación para satisfacer la disminuida demanda interna de combustibles, y los pronósticos que se manejan en Pdvsa indican que no se volverá a producir un barril de combustible en el país hasta finales de febrero, en el mejor escenario, o hasta abril, en el peor de los casos.
Las sanciones estadounidenses han reducido las compras externas de combustibles a pactos de trueque y sobre-endeudamiento que han reducido las importaciones a una cifra muy cercana al 100% de la demanda, pero entre 50.000 y 60.000 b/d se van a la isla de Cuba, donde una parte queda para consumo del régimen castrista y otra se presume que se revende, mientras que 30.000 barriles por día se van de contrabando.