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Cabrera muestra liderazgo en el terreno

Miguel Cabrera recordó un swing de aquellos del 2012, un movimiento natural y perfectamente fluido con el que mandó la bola hacia el jardín derecho, sin que esta parara de viajar hasta terminar en el bullpen de los Tigres para su cuadrangular.

«Se está sintiendo muy bien y está empezando a ver la bola realmente bien», aseveró Ron Gardenhire, el manager de los Tigres. «Eso te dice lo bien que está».

A un a semana de finalizar el entrenamiento primaveral el venezolano ha conectado cinco cuadrangulares y a pesar de que cumplirá 36 años en un mes, es capaz de demostrar está saludable.

«Hace no mucho tiempo todo el mundo se estaba preguntando qué había pasado con su poder», añadió el gerente general Al Ávila. «Bueno, pueden ver que todavía lo tiene».

Para este slugger de 35 años, esos turnos que ve durante la primavera todavía importan. El criollo está completando una década que lo vio ganar una Triple Corona, cuatro títulos de bateo, dos premios Jugador Más Valioso y cuatro viajes seguidos a la postemporada. Pero tras dos temporadas plagadas de lesiones, esos logros se sienten más distantes.

Cabrera está bajo contrato hasta terminada la temporada 2023, así que es posible que todavía esté en el equipo cuando los Tigres vuelvan a competir, aunque para entonces tendrá casi 40 años. Las metas más visibles por el momento son hitos personales, 3,000 hits y 500 jonrones, ambos al alcance esta próxima temporada si se mantiene saludable. Pero Cabrera todavía está compitiendo por metas colectivas.

«Yo siempre he pensado que uno juega por una razón. Uno juega para ganar juegos», sentenció Cabrera.

Si la salud lo acompaña, es posible que los Tigres sean un equipo competitivo. O al menos mejores que en las últimas dos temporadas, en las que perdieron 98 juegos en cada una. Es tal el tamaño del impacto que puede causar el maracayero.

Perdido en medio de la decepción de una campaña 2018 recortada por las lesiones, está lo bien que le estaba yendo antes del desgarre de bíceps. Estaba bateando .299 con tres jonrones, 22 empujadas y .843 de OPS a pesar de un frío brutal que normalmente no le sienta bien. Bateó .326 en marzo y abril antes de perderse un mes por un tirón en la corva derecha.

El tigre mayor

Cabrera también quiere ser un líder. Ha pasado los entrenamientos primaverales hablando con los jugadores más jóvenes en el complejo de los Tigres, un punto que fue repasado cuando en su momento habló con Ávila sobre la situación del equipo.

«Hablamos de eso cuando empezó este proceso de reconstrucción», reconoció Ávila. «Él siempre ha dicho que hará lo que nosotros queramos. Y lo ha hecho, hasta con los muchachos de las menores. En ese sentido ha sido grandioso».

Pero el liderazgo de Cabrera se demuestra en el terreno. Jóvenes como Christin Stewart ha visto de cerca la rutina de Cabrera antes de los juegos. No sólo los majestuosos jonrones, sino el enfoque que pone en repartir líneas por todo el campo antes de mostrar su poder.

«En la primera ronda, no importa si le lanzan adentro, empieza bateando hacia la otra banda. Y luego empieza a darle hacia todo el campo. Es genial verlo hacer eso».

Mientras más tiempo esté Cabrera cerca, mejor para los Tigres. Y ahora mismo le está dando tan bien a la bola que Gardenhire quiere que batee de tercero para que tome cuantos turnos sea posible.

«El swing está allí», señaló Ávila. «Está enfocado. Y está saludable. Ahora tenemos que mantenerlo saludable».

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