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Falcao, un reencuentro, 35 minutos y un penalti fuera

Era el gran aliciente del Atlético de Madrid-Mónaco, más allá de la clasificación a los octavos de final. El reencuentro del ‘Tigre’, el colombiano Radamel Falcao, con la que fue su afición entre 2011 y 2013, quedó en 35 minutos en la segunda parte, y un penalti fallado ante el portero esloveno Jan Oblak.

Sus goles, 70 en 91 partidos oficiales con la camiseta rojiblanca, fueron historia en el Vicente Calderón y se recuerdan con cariño en el nuevo Wanda Metropolitano, que no olvida que el ‘Tigre’ fue parte fundamental del despegue del Atlético hasta su versión de gran conjunto continental actual, que con Falcao ganó una Liga Europa, una Supercopa de Europa y una Copa del Rey.

Mientras el club rojiblanco ha seguido una línea ascendente, Falcao desde entonces no ha llegado a igualar un momento deportivo como el que vivió en el Atlético y antes en el Oporto portugués. Sufrió una grave lesión de rodilla a su llegada al Mónaco, sendas cesiones sin brillo al Chelsea y al Manchester United, aunque logró una Liga francesa con el club del Principado en el curso 2016-17.

«Desde que me fui del Atlético, el equipo pudo lograr una estabilidad como club, como institución, que le ha permitido retener a sus grandes figuras y que en su momento, cuando yo estaba, no se podía realizar», valoró el ariete colombiano en la víspera.

Ya había jugado contra su exequipo, en la ida en el Stade Louis II de Mónaco, los 90 minutos de la derrota por 1-2, pero no contra su antigua afición, la que pudo disfrutar de sus goles, capitales en títulos como la Liga Europa de 2012 ganada en Bucarest (Rumanía) ante el Athletic Club (3-0).

El mismo club rojiblanco había anunciado en los días previos un homenaje a Falcao en los prolegómenos del partido, que había generado cierto debate sobre si el límite establecido para que un rojiblanco pudiera figurar en el ‘Paseo de las Leyendas’ del exterior del estadio (100 partidos disputados) no debía ser más flexible para casos como el del ‘Tigre’, con 91 duelos en su haber.

Sin embargo, todo lo previsto cambió un poco con la decisión sorprendente del técnico francés Thierry Henry de reservar a su ‘9’ en la alineación inicial del encuentro, más chocante aún después de haber sido artífice con un gol de la victoria 0-1 contra el Caen en la liga gala, que rompía una racha negativa de cuatro derrotas consecutivas.

Con el joven francés Moussa Sylla (19 años) como única referencia ofensiva en la alineación monegasca, Falcao tuvo que esperar su oportunidad desde el banquillo.

Antes del inicio del encuentro, el ‘Tigre’ salió al césped para recibir un obsequio de la mano de dos leyendas rojiblancas, el exjugador Adelardo Rodríguez y el defensor uruguayo Diego Godín. No fue una placa del ‘Paseo de Leyendas’, sino una bonita imagen con una fotografía suya de su etapa como rojiblanco.

El 2-0 logrado por el Atlético en la primera mitad con goles de Koke Resurrección y del francés Antoine Griezmann dejó las opciones de lograr algo positivo del Mónaco bajo mínimos. Pese a todo, Henry puso a calentar al ‘Tigre’ con vistas a la segunda mitad.

Ingresó al terreno de juego en el minuto 55 del partido, en lugar del francés Moussa Sylla, bajo una ovación unánime de la grada del Metropolitano. La bienvenida fue ‘vintage’, ya que la afición rojiblanca utilizó el mismo cántico que le dedicaba cuando era jugador.

En menos de cinco minutos, el ‘Tigre’ rugió, al recibir en el área un balón largo del belga Youri Tielemans en el área, girarse obviando la marca de Savic y disparar, flojo, a las manos del portero esloveno Jan Oblak.

No era mucho, pero había sido mucho más que lo que había ofrecido hasta el momento el Mónaco, que tuvo algún acercamiento más de mérito en la segunda mitad ante un Atlético solo concentrado en dejar pasar los minutos hasta el pitido final del árbitro.

En una de esas jugadas, un balón del Mónaco hacia el área golpeó entre el pecho y el brazo del defensor montenegrino del Atlético Stefan Savic, y el colegiado finlandés Mattias Gestranius señaló penalti, además de la segunda tarjeta amarilla y la consiguiente expulsión del zaguero colchonero.

La responsabilidad del lanzamiento fue para el ‘Tigre’, que engañó a Oblak en el chut, pero forzó tanto el disparo hacia el poste derecho de la portería rival que el balón se marchó fuera. Un epílogo amargo personalmente para Falcao, aunque dulce seguramente para la afición con la que se reencontró este miércoles.

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