La afición del Madrid espera por el indescifrable Zidane

Es el primer dilema que resolver para iniciar la remodelación del Real Madrid después de una temporada sin títulos. La decisión del entrenador, tras su anunciada conversación con el club que se producirá en los próximos días. El indescifrable Zinedine Zidane está en un nuevo escenario. Nunca se quedó en blanco y sabe lo que supone en un club de tanta exigencia.

El fin de curso da paso a un domingo de calma antes de la tempestad. Llegan tiempos de cambios en el Real Madrid y esta semana se anunciará la continuidad de algunos, Luka Modric como ejemplo, y el fin de ciclo de jugadores que lo ganaron todo y dejan una huella imborrable. En el puesto de entrenador, la dimensión de Zidane, el segundo técnico más laureado de la historia del club, traslada la decisión final al francés.

No ocurrió lo mismo hace once años, la última ocasión en la que el equipo blanco cerraba un curso sin un solo trofeo que llevar a su vitrina. Era la temporada del regreso de Florentino Pérez, con un proyecto faraónico que devolvió la ilusión al madridismo con nombres como Cristiano Ronaldo, Kaká, Xabi Alonso y Karim Benzema.

A Manuel Pellegrini no le salvó el récord de puntos en una Liga que se llevaba el eterno rival, pero con Zidane es diferente. Al mando de una plantilla debilitada que ha exprimido al máximo. Afectado por una plaga de lesiones sinfín, compitiendo hasta el final de los títulos grandes para quedarse a las puertas del éxito.

En su primer adiós como técnico, tras la conquista de la tercera Liga de Campeones consecutiva en la final de Kiev, Zidane no solo sintió que su mensaje había perdido fuerza en un vestuario con la barriga llena de títulos. El adiós de Cristiano Ronaldo y la falta de un sustituto de nivel, la configuración de la plantilla, fueron aspectos que iniciarían una batalla que no quería tener con el club, menos aún con una persona tan importante para él como el presidente Florentino Pérez.

El presente es bien distinto. Su decisión de aquel momento, la renuncia al cargo, cogió por sorpresa a todos. Ahora, ha ido alimentando el debate en cada comparecencia, sin mostrar nunca su intención de cumplir el año de contrato que le resta, por mucho mensaje de felicidad diaria por su labor al mando del Real Madrid y en el día a día en la ciudad deportiva de Valdebebas que lanzase.

«Lo más importante no soy yo, hay que pensar con tiempo, con calma. Voy a hablar con el club tranquilamente en los próximos días», anunció tras el último partido de la temporada. «Dentro de poco vamos a ver lo que va a pasar, no solo conmigo, con todo lo que va a hacer el Real Madrid para la próxima temporada».

Y en esa labor de reconstrucción, Zidane ya no tiene las ataduras del pasado. La renovación del equipo es natural, ya no hay argumentos de defensa para jugadores como Marcelo o Isco Alarcón. Su rendimiento habla por sí solo. Y poco más puede hacer para que Sergio Ramos renueve su contrato. El técnico siente el respaldo del núcleo duro del vestuario y agradeció a todos el esfuerzo realizado, haber dado todo en el campo para que nadie les pueda acusar de fracaso. Ninguno sabe la decisión que tomará.

Frases como «soy el responsable de todo», «el estado de ánimo del entrenador es jodido» o «no hemos ganado nada y sabemos lo que es el Real Madrid», todas ellas pronunciadas en la última rueda de prensa de Zidane, muestran el sentimiento con el que cierra el curso. Dolido por no cumplir los objetivos y, quién sabe si sintiendo que es el momento de dar el paso a un lado para que los cambios también lleguen al banquillo o seguir siendo pieza clave para la llegada de nuevos jugadores que le admiran, como el deseado Kylian Mbappé.