La Nacional pierde el séptimo «Clásico de Verano» consecutivo de la MLB
Nada cambió en la 90 edición del Juego de las Estrellas del béisbol profesional de las Grandes Ligas ya que el equipo de la Americana se impuso 4-3 al de la Nacional, que perdió por séptima vez consecutiva, en una noche especial que tuvo como escenario al Progressive Field de Cleveland.
Además también, de forma excepcional en lo que va de temporada, los lanzadores recuperaron el poder en las Grandes Ligas.
Un día después de que un asombroso Derby de Jonrones desatase más conjeturas de que ésta es la era de los monstruosos cuadrangulares y que incluso de que habría pelotas alteradas para que pudiesen llegar más alto y más lejos.
Esto no sucedió en la noche del Juego de las Estrellas, pero lo que sí se repitió fue la derrota de la Liga Nacional.
El abridor estelar Justin Verlander, de los Astros de Houston, quien fue el que denunció que tenía sospechas sobre el peso y el diseño de las nuevas pelotas que se utilizan en las Mayores aportó el fuego desde el montículo.
Shane Bieber, del equipo anfitrión, ponchó a sus tres rivales en un episodio y el cuerpo de lanzadores de la Liga Americana se combinó para recetar 16 ponches.
«El béisbol es un juego divertido», comentó Bieber, quien se llevó el premio al Jugador Más Valioso (MVP), frente a su público.
Los peloteros de la Nacional reconocieron que les faltó el batazo decisivo que sí puso el jardinero Joey Gallo, de los Vigilantes de Texas, que solitario le dio a la Americana la ventaja parcial de 4-1, en el séptimo episodio.
«Sé que éste es el año del cuadrangular, pero el pitcheo dominó en este partido», comentó Nolan Arenado, toletero de los Rockies.
El campeón del Derby, el primera base de los Mets, Pete Alonso, sacó una rola con dos outs que superó al venezolano Gleyber Torres, de los Yanquis, y se convirtió en un sencillo productor de dos carreras en la octava entrada, lo que redujo la brecha en la pizarra para la Nacional.
Posteriormente, un doble robo colocó a los corredores en segunda y tercera contra el relevista de Cleveland, Brad Hand; el receptor de los Medias Blancas, James McCann, hizo una atrapada tambaleante a un elevado de foul de Mike Moustakas para terminar el episodio.
El cerrador cubano Aroldis Chapman lanzó un último capítulo perfecto para dar a la Americana su decimonovena victoria en 22 juegos.
Chapman recibió un poco de motivación con dos outs, cuando su compañero de los Yanquis, CC Sabathia, homenajeado esta semana por sus contribuciones dentro y fuera del terreno de juego, se dirigió al montículo para hablar con el temible taponero.
Enseguida Chapman abanicó a su compatriota Yasmani Grandal para concluir el salvamento, dando a la Americana una ventaja en general de 45-43-2 en el Clásico de Verano.
Tampoco fue necesario aplicar la regla experimental que podía entrar en efecto. Si el juego se hubiera ido a extra innings, cada equipo hubiese iniciado la décima entrada con un corredor en automático en la segunda base.
Las Grandes Ligas van en un ritmo para imponer marca de cuadrangulares esta temporada, pero ningún bateador estuvo cerca de superar la barda hasta que Charlie Blackmon conectó en la sexta para la Nacional. Gallo pegó un bambinazo solitario en la séptima.
Aun así, estuvo muy lejos del Juego de Estrellas del año pasado, que presentó un récord de 10 cuadrangulares.
En vez de ello, el jardinero Michael Brantley, de los Astros de Houston, un consentido de Cleveland, conectó un doblete en los albores del encuentro ante el abridor Clayton Kershaw, quien cargó con la derrota.
El dominicano Jorge Polanco produjo una carrera mediante un sencillo dentro del cuadro y anotó en un rodado que derivó también en una doble matanza.
El japonés Masahiro Tanaka se llevó el triunfo. Lucas Giolito y Shane Greene hicieron también su parte para salvaguardar la ventaja con entradas respectivas sin aceptar anotación, dominando a los toleteros Christian Yelich, de los Cerveceros de Milwaukee, Cody Bellinger, de los Dodgers de Los Angeles, y el resto de los toleteros de la Nacional.
«El ambiente fue electrizante. Los fanáticos que llenaron las gradas del Progressive Field (36.747) se involucraron y fue divertido», consideró el boricua Alex Cora, manager de la Americana. «Y me alegra que él haya recibido el premio al Jugador Más Valioso (MVP). Él juega a un alto nivel. Es realmente bueno».