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¿Qué hace la Fórmula 1 cuando no hay Fórmula 1? (I)

La máxima categoría del automovilismo mundial no escapa de la detención obligada de actividades causada por el coronavirus. ¿Qué pasa puertas adentro cuando la acción no está en la pista?

Si bien una pandemia tan dramática como la que sufrimos en la actualidad no era el plan ideal de nadie para 2020, menos lo era para la Fórmula 1.

La categoría se disponía a celebrar su setenta aniversario por todo lo alto, con el mundial más largo de la historia: 22 carreras. Esa celebración ya quedó arruinada, y hasta el momento, son 9 las citas suspendidas, en un hipotético mundial con arranque en el GP Francia, el 28 de junio.

Mientras que la acción está lejos de reanudarse en pistas, los protagonistas del mundial, los pilotos, han diversificado sus actividades de entretenimiento en este encierro obligado. Desde armar autos en LEGO, pasando por duros entrenamientos hogareños, hasta horas y horas enteras en simuladores y competencias virtuales, la actividad da para todos los gustos y estilos. 

Uno de los que más ha dado a conocer sus rutinas en cuarentena ha sido Lando Norris, de 20 años y perteneciente a McLaren, que se propuso recaudar 10 mil dólares con fines benéficos a la lucha contra el covid – 19, y logró la suma de 12 mil dólares. El joven piloto debió cumplirle a sus fans una promesa que había hecho en una de sus transmisiones en vivo, y ante 30 mil personas conectadas se rapó el cabello “en un 95%” que, según él mismo, es casi el mismo porcentaje que, confiesa, le dedica al simulador diariamente: 90%. Precisamente en el simulador es donde más se deja ver, participando en cuanta competencia se organice y protagonizando verdaderos shows de entretenimiento en esos «en vivo» que realiza mientras compite.

Romain Grosjean, piloto de la escudería Haas F1, recientemente compartió unas imágenes en las que mostraba orgulloso cómo había logrado armar un auto de Jaguar en figuras de LEGO. Al francés también se le ha visto limpiando de formas muy creativas su casa y hasta mostró cómo armó un simulador de Sim – Lab. Ya se le conocía por sus dotes en la cocina, incluso llegó a plantearse la posibilidad hace algunos años de dejar el circo y acercarse al fuego a tiempo completo, pero por ahora, se deja retratar sonriente al lado de las preparaciones que realiza.

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Kimi Raikkonen, uno de los más queridos por el público, pasa estos días en casa con su esposa Minttu y sus 2 hijos. Aunque no es asiduo publicador de contenido en redes, si deja escapar cada tanto algo de la rutina, paseos en moto y más recientemente un rompecabezas con su propia imagen. El finlandés ha dejado claro que el mundo de carreras virtuales no le interesa y que espera con ansias subirse pronto al F1 real.

El actual campeón del mundo, Lewis Hamilton, mantiene el estilo de publicaciones en sus redes sociales similar a los tiempos pre-cuarentena. Invita a los seguidores a seguir positivos, a sacar lo mejor de sí en los momentos difíciles, a rezar y tener empatía con quienes nos rodean. Cuando empezaba en confinamiento casi globalizado, hace un mes, el británico usó sus redes para mostrarse disgustado ante imágenes en canales de noticias que mostraban grandes reuniones cuando la recomendación era permanecer en casa.

La otra cara de los protagonistas: equipos a la baja

Aunque los pilotos se mantienen activos, los equipos no la pasan bien como empresas. McLaren fue la primera escuadra en anunciar que Norris y Carlos Sainz Jr., pilotos titulares, tendrían una reducción en sus sueldos, acompañados de la medida de dar licencias o despidos temporales a parte de su personal para conservar una nómina más reducida y ayudarse con las medidas tomadas por el gobierno británico que se comprometió a pagar el 80% de los sueldos. Al equipo de Woking le siguieron con medidas similares Williams, Racing Point, Renault y Haas.

Sin embargo, la preocupación, más allá de las ayudas gubernamentales y medidas que buscan afectar lo menos posible a los empleados, está en la situación de los equipos en modo general. Sin celebrar carreras, la FIA decidió que las fábricas se mantuvieran cerradas durante abril, medida que luego extendieron a mayo y así definieron que el habitual “parón de verano” de agosto, se adelantaba a estas fechas. Sin fábricas generando piezas, sin avances tecnológicos y sin carreras generando ingresos, la situación es bastante desalentadora, en especial para los equipos más pequeños, quienes sin duda la pasan peor y con un gasto que se mantiene fijo: los sueldos.

En general, cada equipo de F1 se sustenta económicamente en 2 bases: la de patrocinio y la de ingresos por carreras. Ambas entradas están comprometidas sin la celebración de Grandes Premios. Por un lado, los patrocinantes ya tenían establecidas las inversiones para un calendario de 22 carreras, pero con 9 eventos cancelados y más en la puerta, cabe la pregunta de cuánto más están dispuestos a invertir, o incluso, ¿es necesario que les devuelvan algo? A fin de cuentas, como dice el ex jefe del equipo Force India, Bob Fernley, esto “no es caridad, es un negocio”, y actualmente no se están cumpliendo las condiciones iniciales de esos negocios.

La otra base, los fines de semana con carreras. Si bien el CEO de F1, Chase Carey, habló de un escenario de 15 a 18 Grandes Premios en 2020, la cifra más baja, a finales de abril, suena bastante optimista. A estas alturas está sobre la mesa la posibilidad de incluso no disputar mundial este año, en el peor de los casos, claro está. Bien sea sin mundial, o con 10, 15 ó 18 carreras, esta situación es inédita, y de ella saldrían peor parados los equipos más pequeños, que suelen recibir una menor tajada de la distribución por el fondo de Grandes Premios.

Hay 5 equipos: Renault, Racing Point, Alfa Romeo, AlphaTauri y Haas, que sólo reciben pagos básicos. El resto, los grandes, reciben tarifas variables y tarifas anuales fijas basadas todas en sus propios rendimientos del año anterior y con el objetivo puesto en las proyecciones del año en curso. Estos pagos los realiza la F1 a las escuderías de forma mensual, empezando en febrero, motivo por el cual se entiende que ya recibieron una parte, la cual estará descuadrada con el rendimiento de un mundial que aún no tiene un panorama claro.

Cada carrera cancelada representa un dolor sentimental para los aficionados, una fecha más para tachar en el calendario, pero implica un golpe económico bastante significativo a equipos. Por ello, otro de los escenarios que se han planteado es la de, cuando la situación mundial mejore, realizar carreras a puertas cerradas. Hay circuitos, como el de Holanda, que de entrada negaron esa posibilidad, y otros, como Gran Bretaña que evalúan esa alternativa. Ante ese escenario, se levanta la interrogante de qué hacer con esos ingresos que cada carrera genera, y que a puertas cerrada, serán casi nulos, ¿podrán sobrevivir los equipos más chicos? Necesitamos que así sea.

Sin duda, la Fórmula 1 se enfrenta a un panorama inédito, del que poco se sabe cuánto podrá ayudar cada medida. Un aniversario 70° que nadie pudo planear más sorpresivamente.

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