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Investigan entorno de comerciante desmembrado

Funcionarios de la División Contra Homicidios del Cicpc investigan el entorno del comerciante de origen portugués José Enrique Maia Sardinha, de 39 años, que había sido secuestrado el pasado 8 de julio, por presumir que el asesinato de la víctima podría tratarse de una venganza.

Los investigadores aún no han logrado dar con el paradero de los restos de Maia. Solo hallaron el pasado sábado en San Martín la cabeza y las manos de la víctima.

Las autoridades ya tienen identificados a cuatro implicados en el secuestro y lo que presumen es que alguien los contrató para matarlo y que ellos intentaron sacar provecho a la familia, al pedirles dinero y simular que se trataba de un secuestro.

Extraoficialmente se supo que los restos de Maia presentaron signos de tortura. A la víctima se la llevaron tres hombres armados el martes 8 de julio de su negocio, ubicado en la calle Colombia, con calle Panamerican, en Catia, específicamente de la planta baja del edificio Cruma, cuando estaba junto a dos empleados descargando mercancía de unos camiones, a las 4:00 de la mañana.

Después que se lo llevaron, los secuestradores llamaron a la esposa y pusieron a la víctima a decirle que debía pagar una alta suma de dinero para que lo liberaran.

Posteriormente se comunicaron con el hermano de Maia y le dijeron que se trataba de un secuestro cometido entre «delincuencia organizada y la PTJ», para que no denunciara y amenazaron con matar a la víctima, por lo que el hermano decidió denunciar de inmediato ante el Grupo Antiextorsión y Secuestros de la Guardia Nacional.

De acuerdo con las declaraciones que ofrecieron los empleados de Maia que declararon ante las autoridades del GAES, las dos personas que entraron al local a secuestrarlo portaban armas cortas. Describieron que uno de ellos era moreno, alto y vestía una camisa blanca, mientras que el otro era de piel blanca y usaba una gorra.

En el negocio hay un sistema de circuito cerrado que captó el momento en que irrumpieron en el lugar. Además de llevarse a la víctima, el hermano denunció que se habían llevado los teléfonos celulares, las llaves de su camioneta y un arma de fuego que estaba dentro del vehículo de José Enrique Maia.

Las autoridades rastrean los números desde los cuales se comunicaron los secuestradores al pedir rescate, para determinar si estas personas tienen algún tipo de relación con algunos de los amigos, socios o familiares de la víctima, pues quizá así podrán esclarecer el caso.

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