3 círculos letales
Se pueden identificar tres graves círculos viciosos en la vida socioeconómica de Venezuela, los cuales si bien conceptualmente son más complejos y de carácter interdisciplinario, dan una buena idea de la amplia, profunda e interrelacionada naturaleza de los problemas más agudos del país en la última década. Son los grandes desafíos de gobernabilidad actual, y para cualquier futuro gobierno, dado el estruendoso fracaso de la “revolución” de Hugo Chávez. En breve, estos círculos de problemas que se retroalimentan son:
Primero, la alta inflación que prevalece, reduce el poder de compra del salario y del gasto del gobierno, lo cual junto con anclaje del tipo de cambio, genera déficit fiscal; Se crean las condiciones para la devaluación de índole fiscalista de la moneda, esto mantiene la presión alcista sobre la inflación y eleva la pobreza. La congelación de tarifas (para minimizar alza de inflación) descapitaliza empresas estatales, mal administradas, y se agudiza déficit de servicios públicos.
Segundo, la tolerancia de la corrupción gubernamental en el entorno de poder presidencial (originales del MBR200 y ahora PSUV) debilita instituciones; lo cual con alta rotación en altos cargos de administración pública, criterio clientelar y lealtad dogmatica, conlleva a la ineficiencia e ineficacia general del aparato del Estado y el despilfarro de recursos; se crean condiciones de protesta social y política; la respuesta es más clientelismo e intentos de control político de la inflación, con medidas que deterioran aún más la base económica del país y facilitan más corrupción.
El tercer círculo se crea con la permisividad de sectores del Gobierno con el tráfico de droga de la narcoguerrilla a través de Venezuela, por solidaridad ideológica u hostilidad hacia el gobierno colombiano; esto induce una mayor participación de funcionarios civiles y militares en el crimen organizado, tales como la distribución de drogas y secuestros; situación que incrementa la violencia urbana y debilita aún más las instituciones públicas. El resquebrajamiento del Estado aumenta aún más la permisividad con el crimen, la corrupción y el mal manejo de problemas económicos.