Economía

¡Abajo la lucha de clases y de partidos, viva la monarquía popular y legímita!

Este graffiti estaba inscrito en la madera de mi pupitre en la Escuela de Economía de Assaz cuando me preparaba para el doctorado por los años setenta allá en París de Francia.

Lo traigo a colación porque se ha venido discutiendo recientemente sobre la decadencia del capitalismo, su “falta de contenido moral”, sobre la Economía y la Política, entre el Estado y el Mercado, y que una solución sería llevar la discusión al campo de la moral y la religión, qué riñones.

Al respecto quisiéramos aclarar nuestro punto de vista: la historia de la humanidad descansa y se explica por las luchas en los campos de la economía y de la religión., lo que una vez llamamos los síndromes de la hormiga roja y la hormiga negra.

La economía es la base de toda la historia, por aquello del instinto de supervivencia agravado por el deseo del Poder. Y la religión, que probablemente tenga algo que ver también con la supervivencia (en el más allá) o quizás con la substanciación.

En cuanto a la discusión sobre la primacía entre economía y política, hemos dicho que “Politics is economics” – el objetivo de la política es el bienestar, la felicidad, de los conciudadanos, lo que se logra principalmente con la economía, y lo demás es paja, incluyendo al hombre nuevo. Todo gira en torno al ingreso económico.

Por eso para nosotros no tiene cabida la expresión de reducir la discusión “a las dos únicas instancias que le pueden dar sentido a todo: la moral y la religión…” – la economía no puede dejarse de lado.

Primero hay que resolver el empleo y el ingreso de los desasistidos, y allí reside la médula de la discusión inicial. Allí cabe el debate sobre planificación y mercado, marxismo y capitalismo. Pero siempre la economía estará por encima de las otras tribulaciones, inclusive la del deterioro del medio ambiente, a lo que está tan ligada.

Aquellos que atacan la propiedad privada como un mecanismo de explotación en lugar de ver un mecanismo de generación de riqueza son básicamente unos resentidos que esperan un socialismo que implique el saqueo de las propiedades de los patronos de empresas y haciendas, tipo Zamora, y el paternalismo del Estado para no trabajar más de la cuenta, siempre la recompensa económica.

¿Y la religión? – algún momento llegará el choque de las civilizaciones. Mientras tanto esperemos que mi comandante se meta a musulmán para que se transforme al mismo tiempo en Papa y Rey, ¡cosa más grande!.

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