Economía

Acumular capital primero, gastar luego

Nosotros los economistas venezolanos, debemos dar recomendaciones para el crecimiento y prosperidad del país. Por eso, considero oportuno que se abra un debate sobre la forma en que se invierte y gasta en Venezuela, y en cualquier país del mundo.

Los primeros que comenzaron a hablar de esto fueron los precursores de las ciencias económicas en el siglo XIX (todavía no se enseñaba una carrera universitaria que se llamara “Economía”), entre los cuales estaban los clásicos, y también el famoso Karl Marx. Ellos hablaron de la “acumulación de capital” como etapa previa que precede a la prosperidad.

Según ellos (disculpen si se me escapa algún detalle), los países primero tienen que acumular capital, antes de llegar a ser potencias económicas. Como ejemplo se pone a los países europeos colonialistas, cuyo capital acumulado por siglos (¡Ojo! Estamos hablando de décadas y siglos, no de años; esto es una tarea de largo plazo) les permite afrontar ventajosamente las desgracias que se les suceden, como las guerras. Estos países aceleraron su acumulación de capital gracias al “saqueo” sistemático de las colonias, porque su sistema económico era “colonia-metrópoli, metrópoli-resto del mundo”. Es decir, todo lo que se producía en el territorio del imperio se acumulaba en la metrópoli, la cual tenía el monopolio del comercio exterior. Según el DRAE, Metrópoli es “Nación, u originariamente ciudad, respecto de sus colonias”.

Fíjense en el llamado “milagro alemán”, y en el “milagro japonés”, que se dieron después de la Segunda Guerra Mundial. Se les asocia con muchas cosas, teorías, políticos, etc. Pero si no hubiera habido un capital acumulado previo a la destrucción de la guerra, tal recuperación no se hubiera podido dar en los términos en que se dio, porque básicamente consistía en una especie de “restablecimiento” de la situación previa a la catástrofe, ya que tenían un “capital acumulado” y una experiencia que les permitía un “rápido” retorno a la normalidad, e inclusive, aprovechar ese impulso para seguir creciendo más allá, y superar con creces la situación previa. Aclaremos también que hubo la ayuda del “Plan Marshall”, y el “milagro” no fue solamente japonés y alemán, sino también francés, belga, holandés, danés, británico, etc., y en los países del este europeo también, pero regresaron a su posición anterior, porque ellos (Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rusia, etc.) nunca tuvieron el nivel ni la prosperidad de las naciones pegadas al Atlántico.

Fíjense, si tomamos como años de referencia a 1935 (antes de la guerra) y 1955 (después de la guerra). Antes de la guerra, Italia estaba por debajo del nivel de Francia y Gran Bretaña, mientras que Alemania si se tuteaba con ellas; Italia también estaba por arriba de Polonia o Rumania. Alemania sufrió mayor destrucción que Italia, y ya en 1955 nuevamente Alemania se tuteaba con Gran Bretaña y Francia, estaba por encima de Italia, mientras que este país otra vez estaba por arriba de Polonia y Rumania. Es decir, se restableció, “a grosso modo”, la situación previa a la guerra.

¿Y Venezuela?

Todavía en Venezuela estamos lejos del nivel alcanzado por lo países “desarrollados”. Sin embargo, tuvimos nuestra especie de “guerra” y un “Plan Marshall” local. Nuestra “guerra” fue el paro económico y petrolero que lanzaron los opositores al gobierno del presidente Hugo Chávez. Tuvo su efecto económico comparable al de una guerra real, puesto que el Producto Interno Bruto (PIB) cayó casi un 30%, asimilable al que tuvo Iraq en 1991, cuando su PIB cayó un 40% debido a la guerra y al embargo.

Luego, tuvimos nuestro propio “Plan Marshall” que vino en forma de altos precios del petróleo, que aumentaron después de la invasión estadounidense de Iraq. Se pudiera decir que para el 2005 ya se había restablecido la situación previa al paro, o sea, se dio nuestro propio “milagro económico venezolano”.

Sin embargo, la Venezuela del 2002, (o de 1999, 1995, o 1988) no se podía tutear con los países más desarrollados, y me temo que si no hay una planificación de largo plazo, que permita acumular capital (recuerden que el capital no es únicamente material, sino también el humano), tardaremos en poderlo hacer. El impulso que permitió recuperar al país a la situación previa, al haberse restablecido ésta, muchos desfallecen, se creen contentos, y no siguen con el mismo ímpetu.

Ya hay muchos satisfechos porque se ha restablecido la situación previa. Pero debemos alertar que esa situación previa no era nada buena, y que tenía su propia enfermedad incorporada: la “enfermedad holandesa”.

Ya estamos llegando a nuestro límite, y nuestro precedente y modo de ser nos limita. Para comenzar, no hay ni estructura ni infraestructura multiproductiva ni multiexportadora, y nuestros patrones de consumo se dirigen a los bienes y servicios importados. Así que nos iremos pareciendo a la España del siglo XVI, cuando le entró tanto dinero que la única beneficiada fue … Holanda. O a la propia Venezuela de las décadas de 1970 y 1980, cuando el gran beneficiado del dinero venezolano fue el estado de la Florida y su ciudad de Miami, que pasó de ser un modesto pueblo a una gran metrópoli latinoamericana.

Volviendo a nuestro tema, para poder convertirnos en una potencia económica, debemos pasar primero por el período de acumulación de capital (tangible, financiero y humano). Este período puede durar décadas. Podemos lograrlo si nos empeñamos en hacerlo, y tenemos la ventaja de que tenemos nuestro propio “Plan Marshall”, que nos es proporcionado por los substanciales ingresos del petróleo. No ameritamos donaciones ni ayudas. Venezuela es un país que se puede valer por sí mismo.

Pero siempre suceden cosas de corto plazo que nos desvían de nuestro objetivo principal. Tracemos el plan y ciñámonos a él, sin desviarnos.

Me preocupa algo: el alto nivel de las importaciones, las mismas exportaciones no tradicionales, y el fracaso (a pesar de todos los subsidios y protecciones) de crear una infraestructura productiva diversificada que abastezca al mercado interno y las exportaciones. Inclusive, la tasa de cambio está subsidiando las importaciones (ahora habrá que llevarlo mínimo a 2.600 Bs./US$ para que haya cierta paridad).

El debate está abierto.

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