Economía

Ahora sí entendí la vaina del capital y del trabajo

Por ahí anda Emeterio hablando mal, en términos de la interpretación marxista, del precandidato Teodoro. Está visto que ambos ilustres economistas no oyen, o peor no escuchan, las enseñanzas ofrecidas gratuita y extensamente en las cadenas de mi comandante.

Mi comandante lo explicó clarito en la cadena última, eso es lo bueno de las cadenas, te obligan a aprender, nunca hay que apagarlas. Simplemente hay dos tipos de trabajo: el capitalista (o imperialista) representado por Judas, que traicionó a su jefe por unas cuantas monedas; y el trabajo representado por Jesucristo cargando la pesada cruz con la corona de espinas, sangre sudor y lágrimas. El primero representa el fruto del egoísmo, el segundo la abnegación por los demás, como lo enseña el socialismo cristiano, que es la última denominación del socialismo XXI.

Es algo así como el samán de las tres raíces pero aplicado a los factores de producción de la economía.

Sobre el trabajo por egoísmo contra el trabajo para ayudar al prójimo es bueno citar la “Fábula de las Abejas” como la escribe Mandesville hacia 1730. Había una vez una colmena donde todo funcionaba como un rolo: tenían su reina, sus esclavas, sus obreras, sus soldados. Hasta que un día llegó un señor a implantar una especie de socialismo del siglo XXI (un adelantado para la época, sin duda). Había que ser caritativo, honorable, igualitario, generoso. Resultado: el completo desmadre, la colmena más nunca logró producir más miel.

Se dice así que el motor del desarrollo es la agresividad del empresario, del inversionista, que corre riesgos para crear empresas, que es lo mismo que crear empleo que es lo mismo que lograr “la mayor cuota de bienestar para el pueblo”. A menos que sea un Estado de enormes ingresos quien mantenga a la gente, mientras pueda.

En cuanto a la eventual discusión emprendida por Emeterio, mi posición es a favor de Teodoro. No hay duda que el alemán mencionado es un solemne bolsa, aunque vendió bien su refrito (escrito aparentemente antes de la época de Reagan), pero muy jalabolas al comparar a mi comandante con muchos grandes hombres de la humanidad (hasta el pobre Einstein aparece en la portada del libro del MIBAM).

En términos mas técnicos, comparto la idea que el trabajo (tipo Judas, obviamente) tiene que ver con el valor de un bien en cuanto forma parte del costo. Como se sabe, del lado de la oferta hay un piso para el precio: el costo de producción; y del lado de la demanda hay un techo, la disposición a pagar. De acuerdo al precio final, el excedente disponible para la empresa da lugar a una serie de aumentos del capital pero no necesariamente para el aumento de la retribución del trabajo, lo que sería una plusvalía del trabajo en lugar de una plusvalía del capital.

Dentro de esta perspectiva, el concepto de Petkoff que la cogestión –tal como la ven los chavistas—pudiera ser una “idea interesante”, creo que es una cuestión a debatir.

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