Así “razonan” los alcahuetes del chavecismo
La responsabilidad en el robo que se ha hecho del Fondo de Pensiones de los Jubilados de PDVSA, es del capitalismo salvaje proveniente del imperio.
Si éste no existiera, no habría posibilidad ninguna de que hubiese habido una empresa de tecnología nuclear interesada en esos dineros, ni habría existido la SEC (Securities Exchange Commission) que ha hecho la investigación y determinó el esquema Ponzi organizado por Francisco Illaramendi para estafar inversores que tampoco habrían existido si los Estados Unidos fuese un país socialista, y esta gente petrolera (los jubilados) en lugar dedicarse al cochino negocio de acumular dinero para proteger su futuro, se hubiese puesto al servicio del voluntariado come flor en los magníficos hospitales cubanos.
Si el mundo fuera otro lleno de igualdades para que todos toditos vivamos miserablemente, ese cuantioso dinero habría podido invertirse en gallineros verticales para la producción de carne de pollo y huevos como favor de las comunas para el beneficio nacional venezolano. ¡Qué mejor ejemplo de calidad insuperable que la “fresca leche” de Machiques! O, aún mejor, obsequiarle esos cobres a Nicaragua para que el dadivoso Daniel Ortega los invirtiese con su señora en negocios personales dedicados humanitariamente al impulso del bienestar socialista de la Patria de Sandino.
Por lo demás, los beneficiarios de ese dinero no se lo merecen, porque no existen fundados argumentos para que posean una pensión adicional a la jugosísima que algunos nacionales reciben del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Y es así porque sí, aunque esos dineros sean propiedad de estos ancianos acostumbrados a la vida muelle, pues lo justo es que todos pasemos el trabajo hereje para que la revolución nos ponga de rodillas y nos dé trato de limosneros.
Por otra parte, todos esos viejos y viejas jubilados, trabajaron fue con la antigua PDVSA, la que, aunque sus empleados eran venezolanos y reportaba ganancias, estaba entregada al imperio; sustraía a los pobres su cuota de participación en la derrochadora fiesta chavecista de la que hoy por justicia disfrutan, y era la original empresa desnacionalizada y administrada por pitiyanquis y vendepatria, la misma que en buena hora vinieron rescatar Rafael Ramírez, Adán Chávez y Eudomario Carruyo para hacer negocios… por supuesto para el bienestar de los pobladores todos y sus familias.
De modo que el robo que se ha dado de esa plata inmerecida, aunque sea de ellos -de los jubilados de PDVSA- y no se la deben ni al Estado ni a la empresa, está mejor en manos de la revolución y de la sabiduría genial del Comandante Hugo Chávez, aunque todos sepamos que él se hace el musiú.
En fin, a quien deben poner preso y traer amarrado a Venezuela es al bandido Christopher Cox, presidente de la SEC, pues amenaza con cárcel hasta por setenta años a un honrado prohombre de la revolución como Francisco Illaramendi.
