Economía

Chavismo sigue tozudamente, dándole cabezazos al muro del libre mercado

El chavismo sigue empeñado en crear controles y más controles para contener el libre mercado y crear a la fuerza y artificialmente una “economía socialista”, que es lo mismo que tratar de evitar con las dos manos y los dos brazos, que el agua se salga de un manare; previamente sumergido en el mar.

La crisis de vivienda se resuelve liberando y subsidiando la construcción de viviendas para alquilar; la crisis de alimentación se resuelve eliminando los controles de precios; mecanizando la producción agrícola y pecuaria; y dejando flotar libremente al bolívar en su intercambio con otras divisas, y permitiendo la libre compra-venta de divisas.

Para controlar la inflación, es necesario reducir al máximo posible los trámites para montar un negocio—cualquier negocio—lo que además crearía millares de nuevos puestos de trabajo.

Las interminables trancas automovilísticas se resuelven construyendo adicionales autopistas, carreteras, avenidas, calles; trenes subterráneos (metros), y creando puertos y aeropuertos nuevos y ampliando los puertos y aeropuertos viejos—y en las ciudades más pobladas—edificios para el estacionamiento mecanizado de vehículos.

En otras palabras—dejar de intentar de controlar al libre mercado—de todos los bienes y servicios—excepto los controles impositivos, para que generen los capitales necesarios para financiar las obras públicas y los subsidios.

¿Porqué no se dan cuenta que el barril de petróleo ya superó los 100 dólares; y aún así el nuevo salario mínimo—que será aumentado el próximo mes de mayo—no le permitirá a quienes lo devenguen, cubrir en su totalidad la cesta alimentaria?

Los millares de problemas sociales que se han ido creando en Venezuela desde febrero de 1999, han sido causados por las supercherías económicas que inventó Karl Heinrich Marx. ¡lancen al pipote de la basura todas las estupideces “económicas” (muy entre comillas), que inventó ese pensador alemán!; denle libertad a los venezolanos para crear riqueza por su propia cuenta—y cóbrenles los debidos impuestos para financiar las obras y los servicios públicos—y en menos de los nueve años que ya han sido desperdiciados, por culpa de creer las mentiras de Marx, Venezuela se convertirá—sin duda—en un emporio de prosperidad y bonanza de todo tipo.

Dejen de escuchar a Benedicto Décimo Sexto, cuando recuerda el Evangelio según San Mateo (19:24), que dice: “Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”, porque esas frases supuestamente pronunciadas por el Nazareno hace más de dos mil años—no las dijo él—sino las inventaron los populistas que redactaron los textos bíblicos a través de muchos siglos, comenzando; por lo menos más de 70 años después que Jesús fue crucificado—y si no creen esto, lean el libro del Dr. (Ph. D. en Teología Cristiana) Bart D. Ehrman, titulado: Citando Erróneamente a Jesús.

Dejen de escuchar al quijote habanero quien sigue “lanza en ristre” contra los molinos de viento del “imperio”, logrando únicamente convertir a su país en un estado menesteroso, que ya no existiría hoy si Venezuela no le estuviese trasladando diariamente las demasiado generosas dádivas que le transfiere, a expensas de la prosperidad del pueblo venezolano.

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