Economía

China: el emporio de la globalización

Estaba ya en crisis el sistema socialista cuando Deng Xiao Ping revisó la doctrina de Mao con el pretexto de la reunificación pacífica de China, buscando la anexión de Hong Kong, Maicao y Taiwán. Entonces impuso la tesis de “un país, dos sistemas”, para autorizar la coexistencia de comunismo y capitalismo en China. El propósito aparente era dejar que en los territorios anexados el sistema económico-social siga siendo capitalista, siempre que se acepte la autoridad del gobierno comunista, y sin que ello implicara cambios en el sistema comunista ya implantado tierra adentro.

La dirigencia política china es de primera
En realidad fue una jugada astuta, propia de gente sabia, que se proponía evitar el colapso sucedido en la Unión Soviética, como en efecto lo ha evitado, ensayando un sistema híbrido como el que han ido implantando progresivamente. China es hoy un país con dos sistemas en todo su territorio: su sistema económico es capitalista y su sistema político comunista. Y lo han hecho taimadamente. Mientras rinden culto al pasado y cumplen con los ritos tradicionales del comunismo, se han abierto a la economía de mercado. El retrato de Mao sigue presidiendo la Plaza de Tien Amen, lo que no obsta en absoluto para que los empresarios llegados de todas partes estimen que China es hoy el país de las oportunidades de los capitalistas.

Esto sólo podía lograrlo una dirigencia política de primera. Así es la dirigencia china. Ningún tirapiedra, chofer de metrobus o charlatán aventurero forma parte de esa dirigencia selecta. No la preside tampoco un teniente-coronel sin formación académica que hable hasta por los codos. Ya los chinos pasaron por eso y les fue muy mal. El actual gobierno chino está constituido por universitarios de primera línea, entre los cuales abundan los ingenieros y administradores. Todos los políticos chinos son profesionales universitarios de formación rigorosa. Los extranjeros que los han tratado dicen que constituyen una burocracia inteligente.

El éxito de su gestión se mide por los resultados. Se calcula que la clase media acomodada llegará a 500 millones de personas para 2010. Imagínese ese mercado inmenso de consumo masivo. Aún más piense que esta clase media ya está viajando por el mundo, lo que traerá cambios profundos en el turismo. El ritmo de crecimiento de la economía sorprende, no sólo por su magnitud, sino también por su continuidad sin pausa. Sus reservas internacionales son astronómicas. Están calculadas en 600 mil millones de dólares americanos. Los mercados mundiales está abarrotados de productos chinos.

La clave: otra vez la educación de calidad
El gobierno chino es comunista, pero no se le ha ocurrido una Misión Ribas ni una Misión Sucre para piratear en la educación. Ni tampoco crean universidades que sigan el modelo cubano para graduar a unos “buenos para nada”. Mucho menos mandan a sus profesionales a estudiar en Cuba. Eso sería regresar a la imbecilidad de la revolución cultura, la época de la banda de los cuatro. No, los gobernantes chinos son unos comunistas serios que no juegan con el porvenir de los jóvenes, ni el futuro de su patria. Vean estos datos significativos en educación superior.

En las universidades chinas, de acceso cada vez más difícil por el rigor en la selección, estudiaban para . Estas universidades ya están compitiendo por los primeros puestos a escala mundial. Las titulaciones en ciencias e ingeniería representan el 60% de todas las licenciaturas concedidas. Para crearle el espíritu de competencia a los estudiantes les dicen: “En China si eres uno entre un millón, debes recordar que hay otros 1.400 igualitos a ti.”
A fines de 2002 había más de 580 mil estudiantes chinos que estudiaban en el extranjero. Por ello se explica que el rector de la Universidad Johns Hopkins haya hecho público en 2004 que la totalidad de los estudiantes de matemáticas de esa universidad eran de China. Por su parte, el rector de Yale informó que, mientras la promoción de 1985 contó 71 graduandos chinos, en la de 2003 había 297. Y así ocurre en todos los tecnológicos y universidades de Estados Unidos con prestigio internacional. En los campamentos de verano para estudiar inglés abundan los jóvenes chinos.

El esfuerzo grandioso de China, junto con la India, en educación superior llevó a la OCDE a decirles a los europeos lo siguiente: “Se acabó la época en que Europa competía con países que, en su mayoría, contaban con trabajadores poco calificados y con bajos salarios. Hoy Europa no tiene forma de parar las oleadas de graduados universitarios procedentes de países, como China y la India, que están disparando su nivel de formación muy por encima de la media, mientras mantienen muy bajos los costes laborales.”
China ha sido la gran beneficiaria de la globalización por tener líderes inteligentes, comunistas en política pero capitalistas en economía, quienes han convertido a su país en un emporio de tal magnitud que se le augura llegar a ser la potencia del siglo XXI.

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