Economía

Con electricidad y leña resuelven los venezolanos ante la falta de gas doméstico

Cerca del 40% de la población ha tenido que buscar alternativas para cocinar sus alimentos según reportó el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos

Las hornillas o cocinas eléctricas, son las opciones inmediatas ante la escasez de gas. Esta es la situación en la que están viviendo muchos venezolanos en al menos 10 de las principales ciudades del país, siendo San Cristóbal (59,3%), Barquisimeto (52,6%) y Punto Fijo (51,5%), las que repuntan con los más altos porcentajes de estos aparatos en el hogar.

Por otro lado, otras personas han recurrido al uso de la leña para poder cocinar cuando no reciben el servicio de bombonas a gas. Entre las ciudades que más lideran esta segunda opción son: Barinas, Ciudad Bolívar y Porlamar.

Estos resultados se deben al último estudio del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) realizado entre los meses abril y mayo de 2020, ya cuando el país tenía dos meses en cuarentena a causa de la pandemia por el coronavirus.

El OVSP ratificó que el uso de gas doméstico representa el mayor medio empleados en los hogares para la cocción de los alimentos, en donde un promedio de 93,2% de los ciudadanos usa este instrumento. Otros tantos recargan el cilindro individual de propano y otros recurren a la recarga colectiva en urbanismos y complejos residenciales.

Caso contrario a la ciudad de Maracaibo que, a pesar de la crisis que se ha acentuado en esa región del estado Zulia en todos los aspectos desde hace varios años, cuenta con la mayor red de gas por tuberías.

Foto: Cortesía OVSP

A juicio de Julio Cubas, presidente del OVSP, señaló que al menos 15,7% de los habitantes consultados, obtenían el recurso del gas al menos cada 15 días. Esto sucedía con frecuencia en Caracas (45,5%), Barcelona (22,7%) y Punto Fijo (16,8%). Asimismo, 18,8% de los consultados en este estudio aseguró que el recurso no llega a su comunidad. En este último renglón están: Maracaibo (38,9%), Barcelona (36,6%) y Ciudad Bolívar (33,7%).

De acuerdo a las investigaciones realizadas por diversos medios a nivel nacional, la escasez de gas doméstico ha obligado a los aragüeños, marabinos y a los residentes de Los Andes a recurrir a hornos de barro, cocinas eléctricas y artesanales a leña como alternativas para preparar sus alimentos.

Hablan los afectados

Merlin Noguera, residente en Valencia, estado Carabobo, manifiesta que no cuenta con el servicio de gas desde el mes de febrero, aunque sus reservas llegaron hasta agosto. Después de febrero, los llamaron para otro operativo en el mes de mayo, hicieron el pago y hasta la fecha no han recibido el servicio. “Una persona nos estaba ofreciendo la bombona en 40$. ¡Demasiado caro!”, dijo.

Por su parte, Yorvin González, residente de la parroquia La Vega, en Caracas, también ha atravesado dificultades con el tema del gas, pero no en las mismas proporciones que otras personas. En su casa sí han recurrido al pago en divisas. “Tenemos dos bombonas grandes y aparte, tenemos dos pequeñas, que son las de reservas, pero hay mucha gente que tiene una bombona y se las ha visto feas”, expresa.

La situación no es diferente para Misle González, quien vive en Cagua, estado Aragua, donde el escenario es un poco más ácido que en otras regiones del país. En Cagua se va la energía eléctrica todos los días, por ejemplo. “Desde hace tres o cuatro meses no llega el gas. Este problema ha traído consecuencias fuertes y uno de ellos ha sido que mis vecinos han pedido la cocina prestada para poder resolver el alimento diario. Ya dejamos de servirle de apoyo en ese sentido porque también nos quedamos sin gas, después de tener tres bombonas”, agrega.

Para González el déficit del gas era algo que no lo veía tan cerca vivirlo porque pensaba que el suministro llegaría pronto. Y no fue así. “Estaba en negación, pero hace un mes y diez días se terminó la última bombona y la mayoría de mis vecinos están cocinando con leña”, dice.

Las cocinas eléctricas y la luz

En casa de Merlin viven siete personas. Al no contar con gas, recurrieron a la compra de una cocina eléctrica de dos hornillas, la cual una de ellas se dañó a la semana de haberla adquirido. “Uno de los espirales echó humo y no funcionó más”.

A su juicio, estar con una sola hornilla implica lo lento en la cocción de los alimentos y las idas de luz constantemente. “Una vez se nos fue la luz a las 7:00 am y llegó a las 5:00 pm. Hubo que comprar comida afuera. Esto ha sido frecuente, me he quedado con desayunos, almuerzos y cenas montadas porque se nos va la luz”, destaca.

Ante la situación, su esposo optó por adquirir otra hornilla eléctrica la cual debe permanecer en otro punto diferente de la otra porque consumen mucha energía y tienden a bajar los breques de la nevera.

En el caso de Misle, se negaba a adquirir uno de estos instrumentos, pero no le quedó otra opción. “Esas cocinas se pusieron cada vez más populares, son lentas. Y otro problema es que como en Cagua se va mucho la luz, éstas cocinas que son como desechables, se les queman las resistencias”. Ante esta problemática, ella y su familia optan por consumir alimentos que no requieran cocción: sanduches, ensaladas, entre otros.

Para ella  y su familia, la grave situación por el gas, cobró la vida de una de sus tías, quien al no contar con poder adquisitivo para una cocina eléctrica, tuvo que recurrir a la leña por un determinado tiempo, causándole una neumonía de la cual no se pudo recuperar. “Mi tía cocinó mucho tiempo en leña, una neumonía, los hospitales con el covid y ella por su diagnóstico no se podían conseguir oxígeno y las medicinas. Tenía los pulmones colapsados de humo”, expresó.

La situación tampoco escapa para el matrimonio González. Alfredo y Gregoria, residentes de Barquisimeto, estado Lara, no han podido adquirir bombonas de gas desde mayo, mes en que se les acabó la última reserva que tenían. Ambos no han recurrido a la compra de este suministro en divisas porque adquirieron una cocina eléctrica, la cual usan con miedo por temor a que se vaya la energía eléctrica. “Uno cocina con miedo el almuerzo y por eso procuro tenerlo listo a eso de las 10:00am”, dice Gregoria, quien agrega que en una oportunidad estaban preparando la comida, se fue la luz y tuvieron que montar rápidamente un fogón para poder terminar de cocinar.

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