Economía

Crisis energética y racionamiento

Con una producción menor de 2 millones de barriles diarios de petróleo, el país estará muy cerca de otra calamidad, paralela a la crisis económica, eléctrica y de agua, que ha hundido a la nación; igualmente, habrá una situación de riesgo en el mercado interno de hidrocarburos (MI). Lo más delicado es que no hay cifras oficiales para hacer los análisis exactos. Las cifras de Pdvsa no están auditadas, por ello no son enteramente confiables. En la medida que declina la producción de petróleo y gas natural disminuye el crudo y el gas para abastecer las refinerías y las plantas eléctricas. Si hoy se importan más de 130.000 barriles diarios (bd) de gasolina para dotar el MI, comprándola a precio de mercado internacional y vendiéndola subsidiada, en un escenario de disminución drástica de la producción de crudo, habrá menos dólares para importar gasolina, aunado a la ineficiencia de las refinerías y de Pdvsa. En este escenario será inevitable que el Gobierno recurra a la figura del racionamiento, en paralelo con un aumento del precio del combustible.

Los hidrocarburos líquidos que abastecen el MI provienen del petróleo y del gas natural, producidos en refinerías y plantas. Ellos son los que se utilizan como combustible en el transporte, para generar electricidad, y en los sectores comercial y residencial. Los hidrocarburos líquidos más usados son las gasolinas y el diésel. Con relación al uso de gasolinas y diésel en el MI, las cifras de Pdvsa son incoherentes, pues entre 2006 y 2009 solo se ve un aumento muy reducido del consumo, mientras que en esos tres años se produjo una incorporación (haciendo un cálculo conservador) de más de 400 mil vehículos nuevos (sin incluir los importados).

Con ese incremento, y sabiendo que los autos de los años 70 y 80, ineficientes en el uso de gasolina, no han sido desincorporados del todo, es absurdo pensar que el consumo se haya elevado en apenas 12 mil bd en ese lapso, como pretende hacer creer Petróleos de Venezuela.

Hasta el presente se desconoce cuánto es el gasto real de combustibles en Venezuela, sin incluir la porción que aporta el contrabando.

Los mecanismos del racionamiento En Venezuela hay unas 1.800 estaciones de servicio y conveniencias, de las cuales 1.000 son de Pdvsa y de sus concesionarios (56%) y 800 de empresas privadas (44%). Un proceso de racionamiento de gasolina, no importan los mecanismos, sería fácil de aplicar físicamente por la tenencia de la propiedad por parte de Pdvsa de la mayoría de las estaciones. La dificultad está en el cómo. Entre las opciones estaría penalizar a los vehículos menos eficientes (un duro golpe a los propietarios de esos vehículos, mayoritariamente de las clases populares). Otra disyuntiva es reducirle la entrega de gasolina a los vehículos más nuevos, por un mecanismo de cuotas semanales. Podría pensarse así otras salidas por el estilo. O, de acuerdo con una visión populista, establecer una medida de menos entregas del combustible a las estaciones ubicadas en donde frecuentan las clases A y B, y más suministros a las ubicadas en las áreas populares, utilizando estrafalarios mecanismos de servicio por número de cédula y placas, caldo de cultivo para la corrupción. Veríamos largas colas en esas estaciones, y los ve-hículos de los 70 y 80 con precarios tanques extras incorporados, o haciendo muchas recargas a fin de vender la gasolina en otros sectores.

 

Los mecanismos de precios: Es un hecho que el Gobierno tiene entre sus medidas el aumento del precio de la gasolina, para paliar la baja de los ingresos fiscales y reducir el consumo. Ya lo ha señalado Alí Rodríguez, ex ministro de Finanzas y ahora ministro de Electricidad.

Esta medida tendría un costo político enorme, pero a los visionarios del Gobierno se les podría ocurrir que dicho incremento afecte a los propietarios de los vehículos más costosos y nuevos. De ser así, veríamos la venta de gasolina barata (la gasolina paralela) a precios menores que el precio oficial; y se incrementaría súbitamente la venta de recipientes para transportar y almacenar gasolina, con los subsiguientes accidentes, sin que se resuelva el problema.

Posteriormente, el Presidente tomaría la decisión de suspender esa medida y, de paso, le pediría la renuncia al ministro responsable.

La solución real se encuentra en recurrir al sector privado nacional e internacional, con know-how, tecnología y capacidad financiera, que sabe cómo producir más petróleo, gas y electricidad. Amanecerá y veremos.

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