Economía

Cuando la política liquida la economía

N o es la primera vez que Venezuela afronta una crisis económica de pronóstico reservado, como dicen los médicos. Todavía en la memoria colectiva están presentes el Viernes Negro y los sucesos del Caracazo, los cuales revelaron cómo las reglas básicas de la política macroeconómica fueron violadas para darle paso a la política. Con el muy repetido y desgastado argumento del «bienestar del pueblo», fundamentales decisiones económicas se fueron retrasando hasta desencadenar los sucesos mencionados. Todas ellas condujeron a gravísimas y dolorosas consecuencias, que culminaron en una crisis bancaria sin precedentes, la destitución de un presidente, un gobierno provisional y una grave crisis social expresada en extremos niveles de pobreza (el índice de pobreza a finales de los noventa alcanzó cerca de 50% de la población).

Hoy estamos frente a una situación similar. Las distorsiones y los desbalances económicos no sólo están presentes, sino que se han acentuado considerablemente y con posibilidades de agravarse muy rápidamente, en particular si no se toman las medidas preventivas. Cuatro grandes números que ilustran a nuestros lectores: 1.- El déficit fiscal en 2012 alcanzó 11% del PIB, alrededor de ¡45.000 millones de dólares! 2.- Las importaciones sumaron ¡56.000 millones de dólares!, más de la mitad de los ingresos facturados por Pdvsa y casi 25% más que lo entregado al Banco Central.

3.- Por primera vez en nuestra historia el BCV financió a Pdvsa en sumas tan elevadas que dan idea de la fragilidad financiera de la principal empresa de Venezuela 4.- La inflación y la tasa de cambio reflejan la profunda brecha que existe entre la demanda y la oferta agregada de la economía.

Lo que interesa destacar aquí no refiere a las medidas que se deberían adoptar, pues la «receta» es ampliamente conocida, sino a las restricciones políticas que van a inhibir al Gobierno de tomarlas y acentuarán, por supuesto, los desequilibrios. En la perspectiva de que el Gobierno que sucede a Chávez deba legitimarse en un proceso eleccionario, sea éste el que sea, el gasto público seguirá siendo motor y soporte principal para ganar, tomando en cuenta las diferencias entre el actual dirigente y el líder que lo precedió, y se agravará la situación fiscal. Con un dólar tan barato como 4,30, el índice de escasez en aumento y las importaciones en límites extremos, el Gobierno, poniendo la política por encima de la economía, profundizará los desequilibrios macroeconómicos y colocará a Venezuela en una situación similar a años anteriores, con un evidente impacto en el bienestar general de la población, que es lo importante. Salvo que, esta vez, por un «milagro», la sensatez alcance la conciencia de quienes hoy nos gobiernan y sean capaces de colocar lo económico sobre lo político. ¡Lo dudo!

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